A veces la vida te da sorpresas. Una de las últimas que me ha dado ha sido el hecho de verme escribiendo nuevamente sobre los Vengadores de Jason Aaron. Os cuento: Hace casi tres años salí escopetado del título tras una serie de historias que me dejaron la mar de asqueado. Entre la Era de Apocalipsis de Aliexpress que fue “La era de Khonshu” o los Vengadores jugando a ser súper saiyans en el arco de Fénix, al guionista no se le ocurrió otra cosa que escribir su propia “Heroes Reborn”. En ese punto me dije que nunca más. Ahora toca meterme la lengua en el culo porque, tras hacer caso a varios colegas, me he vuelto a subir al carro con “Guerra Mundial Hulka” y, admito, que me lo he pasado muy bien.
Guerra Mundial Hulka no es lo que parece
Antes que nada, el título de la historia hace referencia a una de las historias más importantes del goliat esmeralda publicada en la primera década de este siglo. Pero ya está, no es más que un guiño al lector y/o una estratagema para que algunos incautos, como yo, hayan vuelto a leer la cabecera de los héroes más poderosos de la Tierra.
La premisa real de “Guerra Mundial Hulka” nos cuenta cómo la Guardia de invierno (presente en los Vengadores de Aaron desde el segundo arco) secuestra a nuestra querida abogada soltera (Sí, Thor es solo un follamigo) para lavarle el cerebro en la Sala Roja y convertirla en una suerte de Viuda Negra o Soldado de Invierno. La finalidad es destruir el equilibrio sociopolítico del planeta haciendo que destruya… y hasta aquí puedo leer.
Como es habitual en el título, Aaron tira de “molonidad” para escribir una historia con mucha acción. Lo bueno es que en este puñado de episodios vuelve a recordar remotamente al Aaron que demostró que sabía escribir superhéroes en “Lobezno y los X-Men”. “Guerra Mundial Hulka” no está ni de lejos a este nivel, pero al menos no ha recordado al Jeph Loeb de Hulk, como pasaba unos cuantos números atrás. Motivo por el que me bajé de la serie, recuerden.
Este arco es muy divertido, está plagado de grandes momentos y sobradas. Pero es cierto que la premisa es tramposa. Más allá de resultar un gancho efectivo, está claro que mucho recorrido no podría tener y al final, sospecho, que todo el chocho montado solo servía al propósito de devolver al personaje a un status quo más convencional y cercano al desarrollado por autores como John Byrne, Dan Slott o Charles Soule de cara al estreno en aquel momento de la serie de She Hulk en Disney Plus. Serie de la que somos fans absolutos en casa Tortas.
Este volumen se completa con la inclusión del número 750 USA de la numeración legado y 50 del volumen actual (buen cristo tiene montado Marvel con tanta renumeración). Un número especial que sirve para sentar las bases de la última parte de la etapa de Jason Aaron en Vengadores. Formado por pequeñas historias, se recupera al equipo de héroes prehistórico, veremos a algunos agentes de Wakanda a lo largo del tiempo (lo de Ka-Zar es tan chulo como absurdo, marca Aaron 100%) y se presenta a los nuevos Amos del Mal, un grupo de villanos que reconozco que me ha gustado mucho. Ahora bien, habrá que ver cómo desarrolla esto el guionista.
La parte artística viene ofrecida por Javier Garrón. El dibujante español realiza un trabajo de lo más espectacular en las secuencias de acción. Además, demuestra una pasión por el detalle que hace que su estilo, que no acabó de gustarme en sus números del crossover entre mutantes e inhumanos, me convenza cada vez más.
El número especial cuenta con la participación de Carlos Pacheco o David Baldeón (que se encarga de ilustrar el diagrama de la Montaña de los Vengadores para que sepamos donde está todo). También dibujan Steve McNiven o Aaron Kuder, el ilustrador que se encargará de la próxima Avengers Forever, colección a la que tengo muchas ganas, la verdad sea dicha.
En resumidas cuentas, podríamos decir que, como los niños pequeños, Jason Aaron “progresa adecuadamente” tras una clara etapa de “necesita mejorar”. A ver lo qué le dura.