Jason Aaron es un autor que tiene una buena cantidad de obras más que destacables. Tanto entre títulos más personales, como Scalped o Los Malditos, como en trabajos de franquicia, como Thor o Lobezno y la Patrulla X, su nombre ha sido durante años garantía razonable de que nos íbamos a encontrar un tebeo interesante y bien hecho. Por ello, la noticia de que él iba a ser el nuevo guionista de Los Vengadores, tras la no demasiado afortunada etapa de Mark Waid, fue recibida con agrado. Así que cuando, a finales de 2018, esta etapa debutó en el nº100 de la serie de Panini, fuimos de cabeza y sin pensarlo mucho. El problema es que ese inicio no fue todo lo potente que esperábamos, y en los meses sucesivos la serie no parecía remontar. Con una cierta decepción, varios nos bajamos de la serie.
Pasa el tiempo, y los que siguieron fieles empiezan a decir que aunque el principio es ciertamente irregular y que no estamos ante el Jason Aaron épico o el que define personajes magistralmente, esta etapa de Los Vengadores mejora. Eso sí, mejora hacia una serie de entreteminiento palomitero con fuegos artificiales. Venga, vamos a hacerles caso y a darle una segunda oportunidad. A ver qué nos encontramos en La Hueste Final.
La hueste final incluye el especial Free Comic Book Day de 2018 y los doce primeros números de la serie regular. Aún así, hay una lectura previa para contextualizar lo que ocurre en esta serie, el Marvel Legacy Alfa, recientemente reeditado también en formato Deluxe. El prólogo del octavo volumen de Los Héroes Más Poderosos de la Tierra sirve para unir la trama de los Vengadores de la Prehistoria -aquellos formados por Odín, Agamotto, Fénix, el primer Jinete Fantasma y versiones primigenias de Pantera Negra, Puño de Hierro y Marca Estelar en el mencionado Legacy– con la refundación del grupo y la unión de una nueva alineación que protagonizará la serie escrita por Jason Aaron.
El primer arco argumental, formado por los primeros seis números de este volumen y publicado íntegro en el nº100 de la serie mensual, empieza poniendo el volumen al 11 como Spinal Tap. En la historia que da título a este volumen asistimos a una refundación de los Vengadores, cuya principal novedad es que volvemos a tener a la Trinidad de Marvel con los personajes que estuvieron debajo sus respectivos trajes: Steve Rogers, Tony Stark y Odinson. Y tras la unión de este grupo nos encotramos a Loki, que también fue el responsable de la fundación del grupo décadas atrás. La amenaza a la que se enfrenta el grupo es una nueva hueste de Celestiales, la incognoscible raza creada por Jack Kirby, la gran fuerza creativa detrás del Universo Marvel. Tener por aquí una historia de orígenes con Loki por medio es una clara referencia al origen del grupo, con Jack Kirby acompañado de Stan Lee, y los Celestiales son obra de Kirby en solitario, con lo que Jason Aaron está rindiendo un claro homenaje al Rey. La historia en sí revisa una vez más el origen de la vida en la Tierra y la relaciona con la presencia de los Celestiales en tiempos pretéritos, recordando en cierto modo a la película Prometheus. Y además, los Vengadores utilizan como nueva sede el cadáver de un Celestial. Un poco siniestro, ¿no?
En el resto del tomo, seis números más, la historia no avanza prácticamente nada. Aaron se limita a ir dejando ideas que aparentemente serán desarrolladas posteriormente. Si bien los números de teaser de «próximamente» son bastante habituales en el medio, estos seis números, publicados originalmente a lo largo de cinco meses, se limitan a ir sembrando semillas argumentales entrelazadas con escenas del pasado. Sí, como era de esperar, la historia desarrollada en varios momentos del tiempo, una técnica que Aaron también utiliza en Thor o Conan, está aquí presente. Y la verdad es que los Vengadores de la Prehistoria es una de las partes más interesantes que nos encontramos aquí. El resto… Bueno. Entre historias tan entretenidas como intrascendentes, Aaron se dedica a presentar una serie de equipos variados que aún está por ver -en esta edición Deluxe- la importancia que tendrán. Así, iremos viendo a los Defensores de la Profundidades (un grupo de personajes submarinos dirigidos por Namor), la Guardia de Invierno (un grupo de héroes rusos), los Agentes de Wakanda (al servicio secreto de Pantera Negra) y el Escuadrón Supremo (aparentemente, el gurpo clásico). Todo esto, leído de una sentada, da la sensación de un trailer con esteroides. De un arco de presentación que dura medio año.
Y si las historias no son del todo afortunadas, el dibujo lo es menos aún. Tenemos seis dibujantes aquí (y otros tres invitados en el especial 700 de la numeración Legado), y el que más números hace es Ed McGuinness. Este autor deja muy claras sus no pocas deficiencias en el primer arco argumental de esta nueva era. Aparte de su estilo bordeando el cartoon, que no le pega nada a una historia de dimensiones épicas y cósmicas como la que plantea Aaron, hace gala en varios momentos de sus flojos conocimientos de anatomía, de una narrativa torpe y en algunos momentos confusa, algo inaceptable en una historia tan orientada a la acción como La hueste final. Además, abusa de planos cortos y nos encontramos por todas partes unos fondos descuidados e incluso inexistentes, haciendo que en algunos momentos se pierda la perspectiva del tamaño de los personajes implicados en algunas escenas.
Entre el resto de dibujantes, podemos destacar especialmente a Sara Pichelli, que dibuja el prólogo y un número centrado en el primer Jinete Fantasma (aún no Motorista ni Piloto), que cambia el origen de los Espíritus de Venganza. En él nos hace ver con su arte que esta primera alineación de Vengadores está más cerca de mitos que de héroes. Tambien se luce notablemente David Marquez en una historia en la que un Namor con aspecto de estrella del rock planta cara una vez más a los habitantes de la superficie. Lamentablemente, a Pichelli no la volvemos a ver por estas páginas y a Marquez sólo en cuatro números más, que aparecerán en el segundo tomo de esta recopilación, anunciado inicialmente para el mes de septiembre.
La sensación que ha dejado la relectura de este primer año es exactamente la misma de 2018. Es un tebeo con algunas ideas muy interesantes, pero pobremente ejecutado, especialmente en su primer arco argumental. La caracterización de los personajes no es del todo afortunada, teniendo momentos que aún no entendemos por qué fueron autorizados por el editor, como la relación entre Thor y Hulka. Y aunque parece que va planteando historias futuras, el ritmo al que avanza se hace demasiado lento aún. Veremos si en próximas entregas realmente mejora aunque sea hacia un producto de entretenimiento sin complejos. Porque incluso con esa idea en mente, La hueste final se queda justita.
