Vamos a empezar la reseña de esta sexta entrega de la colección Marvel Premiere, dedicada a recopilar la etapa en Veneno del desaparecido Donny Cates, con un dato curioso: Desde el segundo volumen no veíamos un tebeo de la serie regular del Protector Letal firmado por el citado guionista. El tercer volumen incluía los cruces con “La Guerra de los Reinos” escritos por Cullen Bunn, el cuarto recopiló los especiales “Web of Venom” y el quinto el cruce de “Matanza Absoluta”. Vale, esto si estaba escrito por Cates, pero ya sabéis por donde voy. Maldita Marvel y sus dos o tres crossovers gordos anuales!
El presente tomo reúne los números dieciséis a veinte de la penúltima serie regular del alter ego de Eddie Brock. La mayoría de estos episodios transcurren en paralelo al citado crossover de “Matanza Absoluta”, pero lejos de recontar lo que allí sucede, Donny Cates aprovecha este espacio para avanzar con ciertas subtramas de lo más interesantes como veremos más adelante.
El mejor número de esta entrega es la típica aventura de transición aparentemente inocua, con un Eddie Brock desesperado por conseguir algo de dinero para comprar comida y medicinas a su hijo Dylan, que anda con un gripazo de miedo. Puede parecer una chorrada, pero Cates aprovecha el breve interludio en el que Eddie no está unido a su simbionte para mostrarnos el lado más humano del anti-héroe, reflejando su impotencia y desesperación, así como la frustración al ser consciente de lo dependiente y tóxica que era su relación con Veneno. 24 páginas que muestran lo que es capaz de hacer un padre por un hijo que cuentan con un gran dibujo de Juan Gedeon, que se curra algunas viñetas de lo más espeluznantes.
Veneno cede el testigo a Dylan
Ahora ya sí. Llegamos hasta los cruces con “Matanza Absoluta”, centrados en Dylan y Normie (que lleva dentro un códex simbionte) siendo asolados junto al Hacedor (el Reed Richards Ultimate, recordemos) por los simbiontes de la fundación vida, que quieren raptar al hijo de Harry Osborn para arrancarle la médula y el poder que hay en ella. Y es que si se hacen con suficientes codex podrán despertar al dios Knull.
Donny Cates saca a relucir su lado más macarra, ese que asoma en algunos momentos de «Thor» o de «Crossover«, marcándose toda una home-invasion en la que unos criajos deben proteger el fuerte de una amenaza que les supera por mucho. La verdad es que el tono ligero le sienta a la perfección a estos números en los que veremos evolucionar mucho al personaje de Dylan con la aparición de un nuevo simbionte de peculiares poderes.
Aquí se empiezan a atisbar un poco los planes de Cates con Dylan. Estaba claro que el guionista tenía planes para el personaje, teniendo en cuenta todo el ejercicio de retrocontinuidad llevado a cabo para crearlo. Por lo demás, es una historia repleta de acción con las sobradas habituales marca de la casa que se lee en un suspiro gracias al explosivo dibujo de Iban Coello, que debe tener todo un doctorado en esto de dibujar simbiontes. Su trazo es espectacular, imprimiendo una gran velocidad y dinamismo a todas las viñetas. No obstante, echo en falta algo de la suciedad gamberra intrínseca al trazo de Ryan Stegman, que tuvo que dejar la serie en buenas manos para encargarse íntegramente del dibujo de, exacto, “Matanza Absoluta”.
De todos modos, lo que más me ha gustado de esta entrega de Marvel Premiere es sin duda el tono que adquiere la subtrama del Hacedor. Por fin sabemos, al menos parcialmente, el porqué de su interés en Veneno. Esa página final promete emociones fuertes, ojalá no caiga en saco roto.
En definitiva, la colección de Veneno progresa adecuadamente aunque la sucesión de eventos y especiales haya lastrado bastante el ritmo de lectura.