Creo firmemente que escribir Matanza Absoluta tuvo que ser un sueño hecho realidad para su guionista Donny Cates, al que le pilló a una edad temprana e impresionable la publicación de Matanza Máxima, mítico evento noventero de las colecciones de Spider-Man, que ha servido de inspiración nada disimulada para la gestación de esta miniserie.
A sus 38 años Donny Cates cuenta con una carrera bastante llamativa en el noveno arte. Puede que no le hayan llovido premios, pero la crítica suele recibirle muy bien, así como el fandom. Y es que para fan, él mismo. Cates parece que se ha autoproclamado avatar de la molonidad, empeñandose en encadenar un proyecto tras otro que rezuma un aire noventero, pero yendo mucho más allá, por lo que al contrario que los originales, con Cates solemos tener garantizada un mínimo de calidad.
Pero molar, molan todos. La Flota Fantasma, Estela Plateada: Negro, Redneck, God Country, Thor o, por supuesto Veneno. Cates cogió a un personaje que pedía a gritos ser devuelto a sus esencias tras unos años de Agentes Venenos, Anti-Venenos y demás chorradas varias.
Reto aceptado! Donny Cates y Ryan Stegman (ojito a su Vanished para Image, otro ejercicio hipervitaminado de nostalgia noventera) cogieron a Eddie Brock y de golpe y porrazo han hecho su mundo mucho más grande y terrorífico introduciendo a Knull, el dios de los simbiontes, que amenaza con borrar la vida del Universo Marvel tal como lo conocemos.
Así llegamos hasta Matanza Absoluta, una idea que al editor arácnido le gustó tanto que decidió extrapolar a un buen número de títulos para convertirlo en un evento. Una práctica algo molesta que llevamos sufriendo unos años con otras historias del tipo Infinito o La Guerra de los Reinos, que vieron cómo acababan trascendiendo la serie principal, a la que debería estar circunscrita el desarrollo de la historia.
Antes que nada, decir que, si solo queréis leer Matanza Absoluta no necesitáis leer más que este tomo y los cruces con Veneno. Cates pone toda la carne en el asador donde toca. Nada de contar acontecimientos relevantes en otras series. El bacalao se corta en esta miniserie y punto.
Ya sobre la historia en sí debo decir que me ha encantado. El guionista usa con ingenio el abuso que se hizo de los simbiontes en años perecederos, a saber: los eventos Venonizados de Cullen Bunn, El Duende Rojo del final de la etapa de Dan Slott, Mac Gargan como el nuevo Veneno en el Marvel Knights: Spider-Man de Mark Millar o en los Thunderbolts de Warren Ellis. Toda esta sobredosis de mocos negros sirve de caldo de cultivo para que Cletus Cassay la líe parda, porque si consigue arrancar la esencia que el simbionte deja en cada ser con el que se une tendrá el poder suficiente para despertar a Knull y traerlo a la Tierra.
Por lo tanto, tenemos una trama plagada de acción cuyo ritmo vertiginoso te atrapa y no te suelta hasta que lo has terminado. Pero lejos de ser la ensalada de hostias de la Matanza Máxima original, aquí existe un propósito, muchas ideas y una meta clara. Vamos, que es todo lo que tuvo que haber sido el desmadre primigenio.
De aquel crossover alargado hasta la náusea, Donny Cates calca la estructura: Matanza consigue aliados inesperados y se dedica a sembrar el caos. Spider-Man y Veneno deben realizar una alianza entre ellos a regañadientes. Hay ayuda de héroes diversos de la Casa de las Ideas y el final es desolador, pero no definitivo. La diferencia es que ahora se ha hecho bien.
Un detalle a tener en cuenta es que la elección del título no es para nada casual. La versión de Matanza que vemos en estas páginas se gana a pulso de lo de Absoluta, convertido en una deidad sedienta de sangre que, incluso, llega a resultar verdaderamente terrorífico. Esto es en gran parte también por el sensacional dibujo de Ryan Stegman. Parece que el autor nació para dibujar simbiontes y zarcillos. Es como ver a un Mark Bagley que se ha modernizado y adaptado a las sensibilidades y modas estilísticas del momento.
Las páginas de Stegman recrean con gran habilidad un ambiente oscuro, asfixiante tanto por el número de enemigos a batir como por la desesperanza que invade a los héroes. Y es que estos no tienen tan claro el hecho de salir victoriosos o, si lo hacen, casi será peor el precio a pagar, como bien veremos en la secuencia final de esta quinta entrega de la línea Marvel Premiere dedicada a Veneno.
Por cierto, que con la tontería la llevamos sin ver en Premiere grapas de la serie regular de Veneno escritas por Donny Cates desde su segunda entrega. En la tercera se incluyeron los tie-in de Cullen Bunn de La Guerra de los Reinos y en la cuarta, una serie de one-shots, aunque es cierto que alguno sí estaba firmado por Cates, pero números de la serie regular, nada.
En definitiva, Matanza Absoluta es muy superior a todas las matanzas previas. Es un tebeo de superhéroes hecho con oficio, que gusta y deja con ganas de mucho más.
