En febrero de 1993 debutó el primer número de la miniserie Veneno: Protector Letal, consiguiendo ser el tebeo más vendido de ese mes. Puede parecer una efeméride, pero se trató de una de las primeras veces que Marvel Comics dedicó una historia de esas proporciones y extensión a uno de sus villanos más rentables de la época. Además, esta primera miniserie solo fue la primera de un montón de limiteds concatenadas que formaron una falsa serie regular protagonizada por Eddie Brock que se extendió durante más de un lustro.
Casi treinta años después, el creador del personaje y guionista de la miniserie de Protector Letal primigenia, David Michelinie, vuelve a escribir al “villano” en una serie limitada de cinco números enmarcada dentro de la línea oficiosa nostálgica de Marvel Cómics que ya nos ha permitido leer obras centradas en el Maestro, el Factor X original y el de Peter David, Capitán Marvel, Estela Plateada, Spider-Man con su simbionte negro o a Lobezno en la época en la que pululaba por Madripur y era llamado Parche. Pues bien, a tan selecto club se acaba de unir Veneno.
Lo primero que creo que merece la pena aclarar es que David Michelinie es un señor de 74 años que no se ha complicado lo más mínimo a la hora de afrontar la trama. El guionista escribió el título principal de The Amazing Spider-Man desde 1987 a 1995 de manera interrumpida. En esos años creó a un montón de personajes de décimo cuarta fila, muchos de ellos han sido recuperados para esta ocasión.
El Protector Letal que Nueva York se merece
Con este volumen de Veneno: Protector Letal tenemos que hacer un poco de tripas corazón para entrar en el juego. La historia, sin entrar en demasiados detalles, nos devuelve a un Eddie Brock que ha medio hecho las paces con Spidey, pero que no duda en ser expeditivo con sus enemigos. Así veremos aparecer por aquí a gente como Azar, el Entomólogo o Araña Sangrienta y Escudo Mortal. Todos ellos villanos creados por el propio Michelinie que, en la mayoría de las ocasiones, no han vuelto a asomar la jeta por el Universo Marvel.
Esta panda de malosos tratará de cazar a Veneno, cada uno con sus propósitos, en una trama que queda muy bien atada a medida que va avanzando la historia. No hay grandes revelaciones argumentales, ni tampoco giros desmedidos en este Protector Letal. Simplemente es un cómic de superhéroes con aroma clásico. Por cierto, que este grupo de villanos me ha recordado a la lamentable Legión de perdedores de J.M. DeMatteis para Spectacular Spider-Man formada por el Gibón, el Canguro, la Mota o Grizzly.
Se agradece que David Michelinie haya intentado centrar la historia en un periodo muy concreto de la cronología del antihéroe haciendo uso de personajes que existían por aquel entonces en lugar de crear algunos nuevos. También me parece muy positivo que este Veneno: Protector Letal sea un volumen muy accesible para aquellos lectores que solo conozcan los rasgos básicos del alter ego de Eddie Brock sin necesidad de entrar en la actual complicada genealogía del simbionte creada primero por Brian Michael Bendis y continuada por Donny Cates.
Ahora bien, esta miniserie de Veneno: Protector Letal no está carente de fallos. Su inocente dosis de diversión se ve algo truncada por una falta de coherencia en el tono, que muchas veces da a la historia un aire de comedia involuntaria. Tampoco ayuda que guion y dibujo muchas veces vayan cada uno por su lado al describir Michelinie unas escenas muy violentas para que luego Ivan Fiorelli dibuje algo totalmente distinto, y no me refiero a una sutil plasmación de la violencia, me refiero a la casi total ausencia de la misma. Si este es el Veneno que se come los cerebros de sus enemigos, que baje Stan Lee y lo vea.
No me ha gustado tampoco la manera de actualizar algunos elementos secundarios como la tecnología (con la aparición de móviles y demás). Estamos ante una historia que debería rezumar un aroma clásico, pero con este tipo de historias lo que se obtienen son resultados similares a lo que hizo John Byrne con Spider-Man: Capítulo Uno cuyo concepto de modernizar al personaje fue cambiar el microscopio de Peter por un ordenador.
Por otra parte, el dibujo de Ivan Fiorelli (Merodeadores) es una pasada. Se nota mucho que ha gozado dibujando a Veneno, con unas escenas de acción impresionantes con zarcillos por doquier.
Para ir rematando, decir que Veneno: Protector Letal es una miniserie muy divertida, se lee de un tirón y tiene algunos momentos muy buenos con algo de humor cafre (cuando no negrísimo) que se agradece en estos tiempos que corren.
Este experimento funcionó lo suficientemente bien en Estados Unidos como para contar con una secuela de “elocuente” título: Protector Letal 2. Supongo que no tardaremos demasiado en verla publicada por Panini.