En las páginas del número treinta y siete de Swamp Thing publicado en 1985, Alan Moore y John Totleben presentaron en sociedad a un tipo llamado John Constantine. Pocos podrían imaginar que este mago inglés mal hablado y malencarado acabaría protagonizando la serie más longeva de la recordada línea Vértigo de DC. En total fueron 300 números de Hellblazer escritos por autores como Jamie Delano, Garth Ennis, Mike Carey o Denise Misa.
Tras varios cambios editoriales y el maremagnum que supuso la aparición del “New 52” tras Flashpoint, el bueno de John Constantine, junto a la Cosa del Pantano y otros personajes más de Vértigo, regresaron a la continuidad oficial de DC. Son estos los tebeos que yo he podido leer de nuestro particular protagonista, pues debo admitir que nunca tuve ocasión de acercarme a la serie clásica y mi único contacto con John fue el filme protagonizado por John Constantine o sus apariciones en Injustice o DCsos. Ahora, con Universo Sandman he tenido otra oportunidad.
¿Qué es Universo Sandman. John Constantine: Hellblazer?
Coincidiendo con el treinta aniversario de la creación de The Sandman de Neil Gaiman, DC Comics, al amparo de su sello Black Label, resucitó todo el Universo Mágico de Vértigo en una serie de colecciones como esta Constantine, la propia de Sandman, Lucifer, The Dreaming o Los Libros de la Magia. Al final, la línea no tuvo tiempo de ser consolidada pues las ventas no aguantaron y en poco más de un año todo el Universo Sandman fue cancelado.
No tengo duda alguna de que antes o después volveremos a saber de estos personajes, pero mientras tanto tenemos estos tebeos que han estado muy bien. Personalmente, haber leído el Constantine de Simon Spurrier ha servido para darme cuenta de todo lo que me he perdido con algunos clásicos de Vértigo como Hellblazer. Por lo menos, este volumen (que además de la serie regular, incluye el One-Shot inicial y un cruce con The Books of Magic) se puede leer de manera independiente y es enormemente disfrutable.
De Spurrier he leído obras tan dispares como Senda de X o Coda. El guionista británico acostumbra a contarnos mucho más de lo que se podría esperar de los títulos que toca. Este John Constantine: Hellblazer no es una excepción. Para empezar, de un modo similar a lo que hizo Garth Ennis con Punisher cuando empezó a escribirlo en Marvel Knights, elimina (o por lo menos deja de lado) todo lo que le ha pasado al personaje desde la publicación del número 300 de Hellblazer.
La acción arranca con lo que parece ser el regreso de Constantine a Londrés tras varias décadas de ausencia. Destacable me parece cómo Simon Spurrier pone en el personaje su opinión sobre el Brexit, la Corona o el aumento del racismo y xenofobia en el país bretón. Otro detalle importante es el marcado tono pesimista que emana de este puñado de historias, casi como si estuviéramos en el ocaso de un personaje que acabamos de ver cómo regresa al redil.
De ritmo ágil, la lectura de este volumen me ha divertido y horrorizado a partes iguales. Divertido, porque Constantine es un tipo tan despreciable como carismático. Egoísta, bufón, fumador, alcohólico, misántropo o amargado. Un conjunto de cualidades que llevarán al pobre John a investigar un buen número de casos que en algunas ocasiones nos dejarán ver el lado más horrible de la naturaleza humana. De ahí, lo de horrorizarse.
La magia, esa hija de perra de dos caras que en cuanto te descuidas te la juega (como no tiene problema en expresar John) es casi un personaje más en esta remozada etapa de Constantine. Etapa que también se adapta a los tiempos, por lo que veremos cómo el antihéroe tiene un teléfono móvil poseído o se ve obligado a colaborar con un mago “modernito” de esos con moño, vegano y pansexual. Spurrier saca petróleo de las interacciones de John con el resto de secundarios.
Las historias, que abarcan entre uno y tres números, nos ofrecerán casos de todo tipo: desde un unicornio en la corte inglesa, al fantasma vengativo de una mujer o batallas entre ángeles furiosos y pandilleros. Por no mencionar el enfrentamiento de Constantine contra sí mismo. Pero no cuento más, mejor que lo comprobéis vosotros mismos.
El acabado gráfico es espectacular. Simon Spurrier se adapta al estilo de los diferentes artistas con los que trabaja para ofrecernos una obra muy emocional y angustiosa por momentos gracias al trabajo de Tom Fowler, Aaron Campbell o Marcio Takara.
Es una pena que la línea no terminase de cuajar porque estamos ante uno de los mejores tebeos que DC ha publicado en los últimos años. Cien por cien recomendable.
La edición de ECC es un poco parca en extras. Ni un artículo que ayude a contextualizar la obra ni nada. Solo las portadas originales colocadas en su sitio. Por lo menos el diseño es homogéneo con el resto de recopilatorios publicados de Hellblazer.