Hay que reconocer que cuando Marvel relanzó en el primer lustro del siglo XXI al Caballero Luna es porque tenían ganas de convertirlo en un “grande”. Tampoco entiendo el motivo, pero el personaje debió de funcionar comercialmente lo suficientemente bien para que, al igual que Veneno en los años 90, no parase de encadenar una serie regular tras otra.
Así que, tras finalizar Gregg Hurwitz su historia de“La venganza del Caballero Luna”, llegaría una nueva serie regular del puño de Konshu. Según la fuente consultada sería el sexto o séptimo volumen, dependiendo si se cuentan las miniseries que protagonizó en los años 90. Sea como fuere, Marc Spector volvía a volar en solitario.
Brian Michael Bendis llega al Caballero Luna
La serie que nos ocupa no iba a ser una colección más. No, para nada. Desde el seno de La Casa de las Ideas pusieron toda la carne en el asador, dando las riendas del héroe urbano a Brian Michael Bendis. El escritor había demostrado sus buenas formas en míticas etapas con Daredevil o Ultimate Spider-Man, creó a Jessica Jones en Alias y en ese momento se encargaba de dictaminar el camino de sus remozados Nuevos Vengadores.
Su etapa con la mencionada serie de los héroes más poderosos de la Tierra tuvo tanto defensores como detractores, no dejando indiferente a nadie. A título personal, celebré mucho la llegada de Bendis a la serie. Pero, siendo francos, no sabía qué versión del autor me iba a encontrar. En especial, teniendo en cuenta lo decepcionante que fue su miniserie con Spider-Woman, su trabajo inmediatamente anterior.
Para este nuevo renacer del Caballero Luna se contó también con Alex Maleev, artista que colaboró con Bendis en la citada serie de Spider-Woman, así como en su larga etapa en Daredevil. Por lo tanto, la apuesta consistía en saber la versión del escritor que iba a asomar por la patita. Lamentablemente, fue su peor versión.
Bendis rompió por lo sano desde el momento en que abordó al héroe. Dijo adiós a sus secundarios. Se mudó de Nueva York a Los Ángeles. Se pasó un poco la continuidad por los cojones… lo habitual en él. Lo peor de todo es que también retorció el trastorno de personalidad múltiple que arrastraba Marc Spector desde el comienzo de su historia editorial hasta convertirlo en un chiste de mal gusto. De golpe y porrazo, nos quedamos sin Spector, Grant o Lockley. Más estupefacción me causaron las nuevas personalidades que asumió el Caballero Luna. Algo que a Bendis puede que le hiciera gracia, pero que eliminó casi por completo la esencia del Avatar de Konshu. Por cierto, la deidad tampoco se dejó ver.
Ahora bien, asumiendo que estamos ante una serie de Bendis y no del Caballero Luna, debo reconocer que el escritor sabe estupendamente cómo mezclar noir y cómic de superhéroes. Lo demostró de sobra en su larga estancia con el diablo rojo. Aquí vuelve a escribir una trama con ritmo, llena de diálogos con chispa (detalle que una vez más choca con el concepto que tenemos del protagonista) y un buen número de escenas de acción donde Alex Maleev se luce con su narrativa y composición de página, aunque quizás abusa demasiado de las páginas dobles que comparten viñetas horizontales.
La trama resulta interesante. Un villano (que cualquier lector con algo de bagaje adivina a la mínima de quién se trata) está tratando de ensamblar una unidad Ultron, pero el héroe de la función le ha arrebatado una parte fundamental: su cabeza. A partir de aquí comenzará la caza sin cuartel del Caballero Luna, que contará con la ayuda de Maya López, más conocida como Echo, el personaje creado por David Mack.
En resumidas cuentas, si Brian Michael Bendis no hubiera tenido tantas ganas de hacer algo rompedor y en su lugar se hubiera limitado a seguir las pautas que redefinieron a Daredevil hace algo más de 20 años, con toda seguridad ahora estaríamos hablando de una de las mejores etapas jamás escritas del Caballero Luna. En su lugar, tenemos una obra correcta que se alargará durante dos volúmenes (incluyendo este) para luego dejar paso a una serie de experimentos narrativos con mucha tela que cortar cuando toque hablar de ellos.