Hagamos memoria y situémonos en 2014. Marvel atravesaba uno de sus relanzamientos periódicos, en este caso All-New Marvel Now, que probablemente marcaría el punto culminante de la era de Axel Alonso como editor jefe y uno de los momentos más dulces de Marvel en la década pasada. A esta campaña pertenecen Ms. Marvel de G. Willow Wilson y Adrian Alphona, Silver Surfer de Slott y Allred, Daredevil de Mark Waid y varios dibujantazos y, por supuesto, Caballero Luna de Warren Ellis, Declan Shalvey y Jordie Bellaire.
Como viene siendo costumbre, las incursiones de Ellis en La Casa de las Ideas una vez pasado el s. XX suelen limitarse a un picoteo rápido de unos seis números, prácticamente nunca más de doce. Sin embargo, pese a su brevedad, suelen dejar una profunda huella en los personajes, como ha sido el caso de Iron Man, Karnak, Thunderbolts y, no podía ser menos, Caballero Luna.
Como en estos casos anteriores, la etapa de Caballero Luna de Warren Ellis es más una propuesta de premisa para el personaje que un arco argumental. Toma diversos elementos de aquí y allá para darnos una versión nueva del puño de Khonshu, pero a la vez heredera de todo lo anterior y básicamente este tomo pone las piezas fundamentales para que otros sigan su impulso. Lamentablemente, ni Brian Wood ni Jeff Lemire recogerían las propuestas de Ellis más allá de un puñado de detalles, pero aún así esta etapa sigue siendo una de las más recordadas.
Para esta versión del Caballero Luna de Warren Ellis, el escritor inglés toma detalles de distintas épocas para crear un personaje variable y versátil, que se adapta a casi cualquier tipo de historia, aprovechando lo polifacético del mismo para tener casi un aspecto por cada tipo de aventura. Así, tendremos en este tomo historias detectivescas, de acción, sobrenaturales e incluso surrealistas… pero pese a la variabilidad del personaje hay algo que caracteriza esta versión y es que más allá de la personalidad múltiple — cuya existencia se niega en estas páginas — este tipo sencillamente está como una regadera, como si pensamos fríamente no puede ser de otra manera para un señor vestido de blanco que sale de noche a pegarle a los malos.
La principal encarnación que veremos aquí es el llamado Sr. Luna, que pese a haberse creado dos años antes en Vengadores Secretos — también de la mano de Ellis — es aquí donde se consolida para quedarse. Más allá de construir una historia, Ellis pretende dejarnos un personaje con un carácter único, capaz de adaptarse a casi cualquier premisa y para eso necesita poder variar de historia tanto como le permiten estos seis números y trabajar así para la grapa.
Cada grapa será una propuesta distinta y para que eso resulte así, por más que Ellis ponga las ideas, hace falta un equipo gráfico de la categoría de Declan Shalvey y Jordie Bellaire. Dibujante y colorista estaban casados en aquellos años y prácticamente es como si se leyeran las mentes, pero lo impresionantemente acoplados que están también con Ellis hacen de este un tebeo donde cada propuesta es un hallazgo. Cada nuevo número será distinto del anterior no solo en cuanto a temática o argumento, sino como propuesta formal y narrativa. Experimentos narrativos como el capítulo del francotirador o el viaje onírico o incluso capítulos sin apenas texto como Scarlett, que es una larga secuencia de acción con reminiscencias de The Raid, todo funciona como un mecanismo de relojería y hacen de este tomo un pequeño clásico moderno.
Tal vez decepcione a quien pretenda encontrarse un arco argumental convencional porque en ningún momento está en los planes de los autores, sino más bien brindar una nueva propuesta, una nueva orientación para un personaje que realmente lo necesitaba tras resultar herido por la encarnación anterior perpetrada por Brian Bendis y Alex Maleev.