No hace mucho estuvimos hablando por aquí de Poderosos Vengadores, la segunda serie regular de los Héroes más poderosos de la Tierra orquestada por un Brian Michael Bendis que, hinchado de poder y gloria, necesitaba más espacio para contar todo lo que quería con los personajes.
Dicha serie regular no fue, ni mucho menos, la última cabecera escrita por Bendis. Poco después de Asedio, Poderosos y Nuevos Vengadores serían sustituidos por Nuevos (otra vez, sí) y Vengadores a secas. Antes también estuvieron los Dark Avengers e incluso lanzó una serie más titulada Avengers Assembled, de la que solo se encargó del primer arco y que a su vez sirvió de prólogo a su larga etapa en Guardianes de la Galaxia.
Suponemos que todas estas series serán lanzadas por Panini en su exitosa línea Marvel Must-Have cuando sea el momento. Pero de momento vamos a disfrutar con lo que tenemos delante… O al menos a intentarlo.
Esta segunda entrega supone una notable mejora con respecto a su predecesora. Aquí ya tenemos a unos Poderosos Vengadores que funcionan mejor como equipo y como representantes del estado de Nueva York para la Iniciativa de los cincuenta estados. El mayor cambio es el artístico. Decimos adiós a Frank Cho (y menos mal) para dar la bienvenida a Mark Bagley. El dibujante, viejo conocido de Bendis gracias a series como The Pulse o Ultimate Spider-Man, realizaba entonces su último trabajo en Marvel antes de marcharse a DC Comics por una larga e infructuosa temporada.
Es de agradecer que el escritor escoja un estilo diametralmente opuesto al de su serie hermana para dotar a ambas cabeceras de personalidad propia. En Poderosos Vengadores lo que premia es la acción más desmadrada. Como si fuera un crossover estival, el grupo liderado por Iron Man (ya se notaba aquí la predilección de Bendis por Tony Stark) se enfrenta a una amenaza tras otra sin descanso para ellos o para el lector. El ritmo y la diversión son las principales bazas de la colección.
Bendis sigue abusando de los globos de pensamiento. Es un recurso que explota con la finalidad de emular un tanto a los cómics clásicos de superhéroes pero que no acaba de dominar o emplear con acierto. Todo lo contrario, su uso excesivo lastra muchas veces el sentido de la lectura, añadiendo comentarios que, con la aspiración de resultar ingeniosos o graciosos, solo consiguen exasperar al lector.
En lo referente a las historias, este segundo volumen de Poderosos Vengadores comienza con un prólogo a la Invasión Secreta de los Skrulls y que arranca directamente de lo sucedido en el capítulo número 31 de New Avengers. Lo protagoniza Jessica Drew, otro fetiche del escritor calvo, y es de lejos el mejor número de toda la colección. Bendis puso mimo en la historia, siendo el desarrollo de los preámbulos mucho más satisfactorio que la ejecución de la propia miniserie principal.
A continuación llega la historia que da nombre al tomo “La bomba de Veneno”, un número muy divertido que nos muestra a mogollón de personajes con el simbionte de Veneno (algo que se convertirá en una tradición no escrita en años venideros), y que nos permite además ver cómo Mark Bagley se reencuentra con uno de los personajes que mejor ha dibujado siempre.
Esta pequeña historia (que también tuvo ecos en Nuevos Vengadores) es la excusa usada por el tándem creativo para volver a contarnos la Guerra Secreta de Nick Furia en un tono más afable y sin el espía tuerto. El grueso del volumen nos cuenta un viaje por el tiempo y el espacio coprotagonizado por Iron Man y el Doctor Muerte en la misma onda que los clásicos cruces que tuvieron ambos personajes en la etapa de David Michelinie y Bob Layton. Lo mejor son los pasajes de la historia dibujados por Marko Djurdjevic, artista muy prolífico en cubiertas, pero no tanto en interiores.
En resumidas cuentas, Poderosos Vengadores es una serie que trata de desvincularse por completo de su serie hermana. El problema es que Bendis todavía no terminaba de pillar bien las dinámicas del cómic de superhéroes más convencional y formulaico, por lo que el resultado es un tanto irregular pese a lo divertido del viaje.
Veremos qué tal sigue.