El 31 de octubre de 1992 el canal Fox Kids estrenó el primer episodio de X-Men: The Animated Series. A lo largo de 76 capítulos, los niños (y no tan niños, que yo la revisionÉ completa en 2020) de todo el mundo pudieron disfrutar de las aventuras de los personajes más populares de Marvel por aquel entonces. A la postre la serie sería reconocida como X-Men’92, siendo víctima de una nostalgia que, por arte de magia, la convirtió en un producto con mucha más calidad de la que realmente tenía en el apartado técnico. A nivel de guion tuvo algunas sagas bastante majas y una trama que se desarrollaba a lo largo de muchos capítulos, abandonando el carácter episódico que a menudo tienen las series dirigidas a un público más joven.

De hecho, tal fue el éxito de X-Men’92 que durante años se rumoreó que estaba en marcha una continuación que finalmente verá la luz el año que viene bajo el título de X-Men’97. Pero volvamos a los cómics. Durante la emisión de la serie original, Marvel Comics publicó un total de tres series maxiseries llamadas X-Men Adventures, que expandieron el mundo presentado en la pequeña pantalla. Fueron tebeos sencillos, pero muy bien dibujados en su mayoría por artistas como Ben Herrera o Andrew Wildman. Marvel también tuvo bastante éxito con la serie regular de Spider-Man (donde sobresalía Alex Saviuk), pero no tanto con las cabeceras de Iron Man o Fantastic Four, que apenas llegaron a la media docena.

Destacar que la primera vez que se recuperó la continuidad de X-Men’92 en este siglo fue con una miniserie, previa al tomo que nos ocupa, englobada dentro del multiverso que formó el Mundo de Batalla de las Secret Wars de Jonathan Hickman. Lo más llamativo de aquella historia fueron las excelentes portadas de Pepe Larraz. Como el experimento tuvo éxito, X-Men’92 contó con una nueva serie regular cuyos primeros cinco números son recopilados ahora en este volumen llamado “Sangre joven”.

X-Men’92, poco ruido y pocas nueces

La historia que nos presenta esta nueva vuelta al universo televisivo de X-Men’92 es bastante sencilla. En el Instituto Xavier hay un nuevo cambio de rumbo, Cíclope y Jean Grey se han tomado un descanso en el liderazgo de la Patrulla X. En su lugar, es Tormenta la que toma el mando, con Bestia y Lobezno como principales lugartenientes. Nada que objetar a esta modificación de la alineación principal del título. El problema viene cuando los guionistas Chris Sims y Chad Bowers (autores que se han encargado de un puñado de especiales menores en Marvel y alguna cosa puntual con IDW mayormente) deciden elevar a la máxima potencia de lo “Sangre joven” que pone en la portada.

Lejos de centrarse en la historia principal, los escritores convierten las páginas de este volumen de X-Men’92 en una continúa sucesión de cameos, presentando personajes nuevos por doquier, de series como Generación X o los X-statix (demostrando una vez más que solo Milligan sabe escribir a sus criaturas). Cada página se convierte en un quién es quién primando la cantidad sobre la calidad. Vamos que si me dicen que están tratando de adaptar a su modo y manera la película X-Men: La decisión final me lo habría creído de cabo a rabo.

No, no pierdo de vista que estamos hablando de un título orientado (supuestamente) para el público más joven. Pero teniendo esto en mente, también nos encontramos con algunos problemas importantes. El primero que los diálogos son excesivamente tontos, llenos de tópicos y clichés y con una caracterización de personajes prácticamente inexistente. El segundo inconveniente es la premisa, metiendo demasiados elementos en una trama que no da para más. A saber, por aquí desfilan Maverick, los Superguardianes Soviéticos e incluso Drácula, todo para enfrentarse a un villano de nuevo cuño. ¿En serio era necesario crear un antagonista con toda la galería de malosos icónicos que tiene la Patrulla X?

Por si fuera poco, el dibujo de Alti Firmansyah y Cory Hamscher en X-Men’92 no acompaña lo más mínimo. Su trazo es descuidado, su narrativa muy torpe y forzada. También criticaría los fondos, pero no puedo porque no dibujan ninguno… Así que no sé si es que se les da mal rematar el acabado o simplemente son vagos. No obstante, lo que más me ha sacado de la lectura ha sido el abanico de expresiones faciales de esta colección de mutantes que se muestra lo más inapropiada posible, cuando tienen que tener miedo parecen cansados, cuando tienen que estar contentos parece que están oliendo un pedo del que tienen al lado… Y así me podría pasar horas.

A su favor diré que sí me han gustado mucho algunas viñetas que rinden homenaje a algunas de las portadas más míticas de la etapa de Claremont. También está muy bien el color de Matt Milla, que logra emular con bastante acierto la colorida paleta de la serie original. Las cubiertas originales de David Nakayama también son efectivas. No es Pepe Larraz, pero nos tendremos que conformar.

Una pena lo de X-Men’92, que muestra mejores intenciones que resultados. Esperaba bastante más (teniendo siempre en cuenta el tipo de producto que es). Recomendable para los completistas de mutantes y para aquellos lectores que busquen pasar un rato entretenido sin mayor complicación.

Por último, destacar que la edición de Panini para este tipo de material me gusta mucho. En cartoné y tamaño oversized que emula a la perfección el diseño de los álbumes de Asterix de Salvat.

PD: Os recordamos nuestro podcast especial animación de Marvel Comics.