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Masacre es tan popular que ahora tiene su propia OGN, y además ha conseguido que vuelva al tajo su cocreador, Rob Liefeld. ¡Una trepidante aventura en la que se encontrará con uno de sus peores enemigos, y con muchos, muchos amigos!
Masacre y Rob Liefeld, dos elementos que despiertan tantas pasiones como odios. ¿Cómo es posible que un personaje que es una mezcla de Deathstroke y Spiderman con la lengua suelta se haya convertido en un éxito de ventas con su propia película? ¿Y cómo es posible que un tipo que no sabía dibujar hace veinte años siga sin saber hoy día pero no deje de ser un autor superventas? La explicación la tenemos en lo siguiente: hay dos formas de leer este cómic. Una es asumir lo que estamos leyendo, y disfrutarlo, y la otra es… asumir lo que estamos leyendo y disfutarlo.
Masacre está siendo perseguido por un asesino implacable llamado Machacador, que siempre aparece donde está Wade. ¿Quién se oculta bajo el casco de Machacador? ¿Por qué quiere acabar con Wade? ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Y qué pintan Cable y su X-Force en todo esto? A partir de un argumento del propio Rob Liefeld, los guionistas Chris Sims y Chad Bowers desarrollan una trama sencilla y sin aspavientos, con muchas páginas de tiros y mamporros para que el Liefeld dibujante se luzca al máximo.
En las últimas tres horas me han volado en cachitos, arreado una paliza de muerte, gritado y negado mi comida favorita, colega. Tienes cinco segundos antes de que me harte de las sombras dramáticas y me ponga a dar de comer dientes a esta peña.
¡¡Este tebeo es un mojón la caña!!
Uno no compra un tebeo de ROB! Liefeld por su profundidad, ni por sus proezas narrativas. Liefeld, pese a sus carencias en temas tan básicos como la anatomía, las proporciones, la perspectiva y el raccord, firma unos tebeos espectaculares llenos de acción y dinamismo. Este cómic es la quintaesencia del tebeo de superhéroes, aparentemente hecho siguiendo el Método Marvel, dejando a los guionistas la labor de diseñar una historia simple pero efectiva y unos diálogos a juego sobre los impactantes dibujos de Liefeld, que lleva todo el peso de la narración. La historia funciona como armazón alrededor del cual Liefeld dibuja unas viñetas sin fondos innecesarios que distraigan de la acción. Un cómic lleno de splash-pages y planos espectaculares, personajes que se salen de la página al más puro Jack Kirby, adalid, junto a Stan Lee y Steve Ditko, del anteriormente mencionado Método Marvel. Liefeld homenajea así a los clásicos. ¿Os imagináis a Lee y Kirby volviendo hoy a crear un tebeo de Los Vengadores? ¡No puede fallar!
Es de destacar también la labor del veterano colorista Rómulo Fajardo Jr., discípulo aventajado de la Escuela de Coloreado Lynn Varley™. Fajardo se encuentra con la titánica labor de rellenar los huecos dejados por Liefeld en los fondos (no es que Liefeld sea vago, es que le gusta dejar a sus colaboradores que se luzcan también), sustituyendo el paisaje urbano de casas y rascacielos por colores infográficos que asemejan el sfumato de Da Vinci. ¡Otro homenaje a los clásicos!
¡¡Este tebeo es tan malo que es bueno da la vuelta completa de lo malo que es!!
Oh, Dios mío, Liefeld ha vuelto a Marvel. No se podía haber quedado en Image, haciendo sus portadas variantes y pinups, no. Con lo tranquilo que estaba Masacre con sus dos series regulares, protagonizando miniseries y apareciendo como invitado en toda colección que necesitara un empujón. Que sí, que sólo le faltaba una Novela Gráfica para petarlo definitivamente pero… ¿Liefeld? ¿En serio?
Rob Liefeld, el dibujante menos dotado (artísticamente al menos) de todos los que se fueron de las majors para fundar Image en los 90, ya era un superventas por aquel entonces. Su estilo encajaba perfectamente con los violentos 90: personajes con armas enormes, uniformes con hombreras y cartucheras por doquier y un estilo de dibujo muy dinámico y espectacular, a costa de sacrificar elementos básicos como la anatomía, el raccord o la perspectiva. A nadie le importaba: Rob! molaba, sus tebeos molaban y se vendían como churros. Uno esperaría que con los años Madureira madurara y empezara a tomarse en serio el dibujo. Pero hemos visto que no. En esta Novela Gráfica llamada Mal Rollo (Bad Blood en el original) Liefeld vuelve sobre sus pasos para dibujar a su más famosa creación (con perdón de Cable) como sólo él sabe hacerlo: cambiando el uniforme de una página a la siguiente, dibujando personajes en perenne suspensión en salto, enfrentamientos donde ambos contendientes están de cara al lector (J. Calduch os lo explica mejor aquí)…
El resto de equipo que perpetra este cómic hace lo que puede. Los guionistas Sims y Bowers, con una historia leída mil veces (¿de verdad hacían falta dos guionistas para esto?) y el colorista Fajardo, para rellenar los fondos que Liefeld no ha dibujado con colores difuminados. Meros comparsas en una novela gráfica donde el protagonista absoluto, para bien o para mal, es Rob LiefelD (la D es de Defensa).
Panini Cómics publica esta novela gráfica en tapa dura jugándosela mucho. Cierto que Masacre es a día de hoy el personaje estrella de Marvel (y, por ende, también de Panini), al menos hasta que se estrene la próxima película con otro personaje nuevo y se le deje de poder sacar jugo. Pero también es cierto que la firma de Rob Liefeld echará para atrás a muchos compradores potenciales… o no. Seguro que muchos se acercarán a este tomo para ver qué ha hecho el autor esta vez. Y no saldrán decepcionados, porque Liefeld siempre da lo que promete. La mejor manera de acercarse a este volumen es como he comentado antes: saber bien qué te vas a encontrar, dejar los prejuicios a la entrada y disfrutar del viaje. Además, tiene un añadido extra, que es el poder jugar a ver las diferencias en los uniformes de una página a otra. ¡Horas de diversión aseguradas!
Un tomo para fans del personaje, de Liefeld y gente con ganas de echar unas risas a costa de recordar lo que fueron los cómics de Image de los 90 (y mucho Marvel también, para qué nos vamos a engañar).