Si en el tomo anterior decíamos que llegábamos al final de la etapa de Chris Claremont al frente de la colección, con Marvel Gold Los Nuevos Mutantes 5. La maldición de las valquirias podemos decir que llegamos al final de la etapa de Louise Simonson… ¡y prácticamente a la de la serie! Recordemos que la serie «cerró» en el número 100 para pasar a llamarse X-Force, y en este tomo de la edición de Panini, alcanzamos hasta el número 94 de la serie. Teniendo en cuenta que los números 95 a 97 forman parte del crossover Proyecto X-Terminio, que veremos en el Marvel Gold La Imposible Patrulla-X número 11 junto al resto de números del cruce, y que los números 98 a 100 eran prácticamente un «Camino a X-Force», ya veremos esos números en el tomo dedicado a la nueva cabecera, de próxima publicación.

De este tomo que hoy nos ocupa, hay varios asuntos importantes que destacar: En primer lugar, el mal funcionamiento de la serie, que parecía abocada a la cancelación por ventas bajas. En España llevaba ya muchos meses publicándose bimestralmente en formato Marvel Two-in-one junto a Marvel Comics Presents, y es entendible cuando uno lee toda la etapa de Simonson, con largos arcos argumentales y una tendencia a la narración en varias líneas argumentales que baja mucho el nivel de las historias. Algo, por otro lado, que ya comentamos hace poco que iba convirtiéndose en la norma en las colecciones mutantes. Además, el grupo X-Terminadores que surgió de Factor-X y se formó en Inferno, ya se integra por completo en los Nuevos Mutantes, pasando Bum Bum, Rictor, Desliza y Rusty a formar parte del equipo.

El segundo punto más importante es el lugar del equipo después de eventos tan importantes como Inferno o el ingreso de Magneto en el Club de Fuego Infernal, que afectaban de lleno a un grupo de jóvenes mutantes que se formaban en la Escuela de Jóvenes Talentos a cargo del amo del magnetismo. Tras Inferno, el equipo más joven de mutantes se quedaba sin hogar ni líder, y por tanto había que idear algo para llevarlos a otro lado y hacer tiempo hasta que encontraran una nueva sede. Es por eso que, tras poner encima de la mesa la nueva situación de Magneto con los chicos, comienza un arco muy largo en el que los jóvenes acabarán en una Asgard, que para aquel entonces se encontraba en la Zona Negativa (algo que vimos en la colección de Thor), haciendo frente nada menos que a Hela y retomando el vínculo de Dani con las valquirias. Es un arco que a mí a día de hoy se me ha hecho un poco largo, aunque sobre todo por esa fragmentación del grupo y esos saltos de una línea argumental a otra muy distinta que dificultan mantener la atención en ambas a la vez.

Creo que Bret Blevins hace un enorme trabajo en estos números y demuestra lo buen dibujante que es y lo, hasta cierto punto, infravalorado que ha quedado a lo largo de la historia. De hecho, su trabajo en el especial de verano que se incluye en este tomo, en el que Warlock, Loba Venenosa, Bum-Bum y Mancha Solar entran en una dimensión televisiva es un absoluto derroche visual con cambios de estilo que te vuelan por completo la cabeza. Pero igual que hay que reconocer los méritos de Blevins, hay que reconocer que el dibujante que lo sucede le da tal lavado de cara a la serie que a partir de ahí que sube la serie muchos enteros, aportándole un interés propio por el mero estilo artístico, aun manteniendo los mismos defectos de guion. ¿Y quién es ese artista que lo cambia todo? Un tal Rob Liefeld. ¿Queeeeeeé? ¿Me estás diciendo que Liefeld es el que le dio un interés, con lo mal que dibuja? Pues sí, y me explico.

Cualquiera que entienda un mínimo de dibujo es capaz de detectar mil fallos en el trabajo del californiano: Poses repetidas hasta la saciedad, dientes y más dientes, problemas de proporciones, ángulos de perspectiva que se saltan todas las normas de dibujo… pero en contrapartida, aporta dinamismo, un acercamiento del encuadre que da mucha vistosidad al dibujo, ángulos imposibles que pueden ir contra la norma… pero son super vistosos y originales, y en definitiva un estilo de dibujo que puede ser formalmente muy deficiente, pero visualmente tiene algo que engancha mucho y apetece leer más. Y, guste o no, su entrada aportó un aire fresco que realzó la serie hasta encaminarla a una cabecera diferente. Su descaro le llevó a rediseñar muchos personajes, a influir en Simonson para darle más protagonismo a sus personajes preferidos (Rusty y Desliza) a los que consideraba unos jóvenes Johnny y Sue Storm, y a colocar como favorito de los fans a ese rudo mercenario con ojo brillante y brazo mecanizado conocido como Cable.

En definitiva, Marvel Gold Los Nuevos Mutantes 5. La maldición de las valquirias es un tomo que permite ver cómo una serie que languidecía cada vez más, toma un nuevo giro de interés tras la entrada de Rob Liefeld a los lápices. Un tomo con los cruces obligados con eventos como Atlantis Ataca o Actos de Venganza e historias que se encaminan hacia la nueva cabecera y que tiene como invitados a algunos personajes que permiten aventuras muy divertidas: desde Dientes de Sable y los Morlocks, las diferentes encarnaciones del Frente Mutante de Liberación, la Fuerza de la Libertad, el Club de Fuego Infernal, Dyscordia (al que seguiremos viendo por aquí), Doctor Extraño o Lobezno. Estamos ante un tomo que, a pesar del pequeño bajón que (en mi opinión) sufre, cuenta con el interés de permitir ver un cambio de época y para completar una visión global del tipo de cómics que se hacía en aquellos años en las líneas mutantes.

Lo mejor: El cambio que le da Liefeld a la serie, a pesar de sus defectos. Ver aciertos y fallos que se repetían en el resto de colecciones mutantes, y que permiten esa visión global.

Lo peor: Objetivamente, creo que las historias bajan un poco en interés, sobre todo por cómo se dispersan con un número tan alto de integrantes del grupo.