En 2023, la editorial Dolmen tomó el relevo de Kraken en lo referente a la publicación del material de la mítica revista inglesa “2000 AD” en España. Desde entonces, hemos podido disfrutar de varias entregas de clásicos como “Perro de Estroncio”, “Nemesis The Warlock” o “Rogue Trooper”. Sin embargo, de nuestro querido Juez Dredd ha tenido que pasar casi un año desde la salida de “Dredd vs Muerte” para ver un nuevo volumen de nuestro policía distópico preferido. Así pues, las ganas de echarle el guante a “América” eran enormes, y debo decir que las expectativas se han cumplido.
“Juez Dredd: América” es un cómic muy especial por varios motivos. Por un lado se trata de una historia que estaba inédita en nuestro mercado. Por otro, es a todo color y además, pese a que está formado por diversas historias publicadas originalmente de manera no consecutiva, la lectura no se resiente debido a la similitud temática de los distintos capítulos.
Si esta es la primera vez que os acerquéis a un cómic del Juez Joseph Dredd es posible que no encontréis lo que buscáis. Sí, hay macarrismo y ultra violencia propia del espíritu punk de “2000 AD”, pero el aspecto lúdico es dejado un poco de lado para centrarse en la crítica social. La necesidad de publicar algunos de los tebeos contenidos en “América” viene dada porque hubo lectores del magazine que manifestaron sentirse identificados con Dredd y con sus métodos. Lógicamente, este reducido grupo de fans no han entendido una mierda.
Dredd siempre ha sido un personaje hiperbólico y paródico. Una oposición al libre albedrío y al hecho de que, en teoría, las clases dirigentes están al servicio del pueblo y no al revés. Pero claro, resulta que en el Reino Unido tuvieron como primera ministra a Margaret Thatcher entre 1979 y 1990. Una circunstancia que tuvo su reflejo en muchos productos británicos, que imaginaron a la pérfida Albión como un estado dictatorial. Me refiero a obras como “V de Vendetta” o este “Juez Dredd”. Por lo tanto, a esos lectores descerebrados solo quedaba explicarles que esto era una parodia, una sátira y no una apología.
América. La justicia tiene un precio: la libertad
Con esta premisa se podría resumir todo lo que nos vamos a encontrar en “Juez Dredd: América”. Veremos a los jueces instigando al pueblo para que abandonen su lucha por restaurar la democracia. Sangrante resultará la forma en la que manipulan a los medios con la finalidad de tumbar una manifestación. Y con sangrante me refiero a que los métodos de Dredd y compañía son jodidamente realistas y tan extrapolables a la realidad que llegan a asustar. El tebeo también incluye intrigas, traiciones y conspiraciones políticas, cuya ejecución en el papel tampoco queda exenta de paralelismos con cierto partido que no dudó en ejecutar a unos cuantos miembros por miedo a que hablasen.
Leyendo “Juez Dredd: América” solo me queda quitarme el sombrero ante John Wagner, Alan Grant y Garth Ennis (escritores en mayor o menor medida de todos los episodios de este tomo) por la forma en que representaron a la sociedad del momento. Lo triste, y a la vez sorprendente, es que casi cuatro décadas después lo mostrado en estas páginas está igual de vigente. Ese sentir ciudadano que pasa rápidamente de la rabia al conformismo, que pega de cortoplacista y que manifiesta su miedo al cambio con tal de no arriesgarse y abrazar la doctrina de “más vale malo conocido”. Una conducta digna del mayor borreguismo por parte de una masa que se deja llevar y adoctrinar.
“Juez Dredd: América” incluye una pequeña dosis de deliciosa diversión ultraviolenta. No obstante, es su contenido político social el que acaba dejando poso en el lector. Sobre todo la historia que da nombre al tomo con sus dos personajes protagonistas, que representan estamentos opuestos de la sociedad, y su reflexión sobre autoritarismo y la violación de los derechos civiles en pos del bien mayor.
La parte artística viene firmada principalmente por Colin MacNeil, que realiza un trabajo excelente con su trazo robusto, sobrio y contundente. El dibujante logra crear un ambiente opresivo, incómodo y sucio con el buen uso de las sombras y esa paleta de colores fríos.
Por su parte, la edición de Dolmen es magnífica tal y como acostumbra la línea Albion. Desde el diseño realizado por Germán Ampiee, hasta los textos de Mikel Bao (que aconsejo leer después de cada capítulo y no antes porque van llenos de spoilers) o la introducción de Barsén Sánchez.
Deseando estoy de pillar el siguiente tomo de Dredd que, ahora sí, ya está disponible tan solo un mes después.