Mi pasión por el cómic británico es algo que sabe de sobra quien me conoce y me ha leído y/o escuchado allá por donde paso. Hace varios meses, grabamos un podcast dedicado a 2000AD -mucho menos de lo que se merece esta legendaria publicación- en el que ensalzábamos las virtudes de esta revista que tan influyente ha sido en el cómic mundial, aunque dos horas y media se hicieron cortas, muy cortas, para hablar de la enorme cantidad de series imprescindibles que pasaron por la revista. Una de las que sí mencionamos fue Perro de Estroncio, de John Wagner y Carlos Ezquerra, que recupera ahora Dolmen Editorial dentro de la línea Albión.
En Perro de Estroncio nos encontramos con las correrías de Johnny Alpha, un cazarrecompensas mutante en un mundo futuro postapocalíptico tras un holocausto nuclear con sabor a western futurista. Muchos de los afectados por el isótopo radiactivo estroncio-90 desarrollaron mutaciones, alguna de las cuales les dieron poderes sobrehumanos. Johnny es uno de ellos, y sus ojos blancos le permiten ver a través de la mayoría de los objetos sólidos o leer las mentes de otras personas, además de tener un dispositivo de viaje temporal que ríete del giratiempo de Harry Potter. Pero como mutante que es, es un ciudadano de segunda clase, y su único trabajo posible es trabajar para la agencia Search and Destroy, cuyas iniciales, SD, lleva en un emblema en el pecho, lo que le hace merecedor del mote ofensivo Strontium Dog. En este tomo tenemos una colección de casos no relacionados entre ellos, que llevarán a Johnny y a su compañero humano Wulf -una especie de vikingo espacial con un muy cerrado acento nórdico que se pierde en la traducción- a enfrentarse a mutantes malvados, alienígenas o incluso a una inteligencia artificial que quiere dominar el mundo. A los mandos tenemos a John Wagner (bajo uno de sus alias habituales, T.B. Grover) y Carlos Ezquerra, creadores también del mucho más exitoso Juez Dredd. En Perro de Estroncio la crítica política no está tan marcada, pero algo de crítica social, centrada especialmente en el racismo y la discriminación, sí que hay. No podíamos esperar menos viniendo de los autores que viene.
Perro de Estroncio fue publicado originalmente en la revista Starlord, una publicación semanal de IPC Magazines que vio la luz algo más de un año después que su hermana 2000AD, y en la que además de esta serie apareció Ro-Busters, que acabaría dando lugar a ABC Warriors. Starlord duraría tan solo cinco meses, acabando fusionada con 2000AD, donde desembarcaron sus series de más éxito.
La edición de Dolmen cubre todas las apariciones de la primera etapa del personaje, dentro de la revista Starlord. Así, tiene todo el material del tomo de Rebellion Strontium Dog: Search & Destroy, The Starlord Years, pero con más extras que la edición original y, por qué no decirlo también, con una portada mucho más molona, extraída de un 2000AD posterior. Y en las historias de este Clint Eastwood mutante el molonismo es algo muy a tener en cuenta. Como contenido extra, que nos sube más de treinta páginas, tenemos varios artículos que contextualizan el surgimiento del personaje y nos hablan de su trayectoria, y una galería de portadas e ilustraciones mucho más extensa que las raquíticas dos portadas que incluye el tomo inglés. Entre otras, podemos ver un diseño que hizo Carlos Ezquerra para una posible adaptación televisiva del personaje que finalmente se quedó en el limbo de los proyectos no ejecutados. En lo negativo, hay que señalar que la calidad de los colores en el escaneo no es precisamente alta, pero ese es un problema existente en el material original, que no ha pasado por las reconstrucciones que han tenido los clásicos del cómic superheroico estadounidense. Lo que si es problema de la edición de Dolmen es la rotulación, que tiene no pocos problemas, como jugar con el tamaño de las palabras de una forma que no estaba en el original y resulta desconcertante en ocasiones, palabras que tocan el borde del bocadillo y una cantidad no excesiva pero si apreciable de erratas.
Anteriormente, estos cómics han sido publicados previamente por tres editoriales. La primera fue Norma, que la incluyó en cuatro de los primeros números cinco números de Cimoc y posteriormente sacó un tomo de ochenta páginas entre 1981 y 1982. Posteriormente, MC Ediciones sacó varias historias, dispersas y sin orden, en sus publicaciones Strontium Dog y 2000AD entre 1987 y 1988. Tardaríamos veinte años en volver a Johnny Alpha, de mano de Kraken, en dos tomos que publicaban el primer Search/Destroy Agency Files de Rebellion partido en dos tomos, todo en blanco y negro. No debió funcionar muy allá porque se quedó en el primer tomo de los once de Rebellion, y además no se incluyeron los anuales. Por tanto, este tomo de Dolmen es la primera edición completa, cronológica y con el color original que hay de los años de Starlord. Esperemos que funcione suficientemente bien como para poder ver en este formato el resto de historias del personaje. Por lo pronto, Dolmen ya ha anunciado dos tomos más.
Pese a que la edición de este tomo no es perfecta, por una falta de materiales restaurados a la altura de las circunstancias y por una rotulación mejorable, esta edición de Perro de Estroncio no deja de ser histórica en nuestro país. Todos los aficionados a la ciencia ficción postapocalíptica más macarra tienen aquí una lectura obligatoria. Más aún los fans de 2000AD. Esos tienen que estar con lágrimas de emoción. Y si no las tienen todavía, las tendrán después de leerlo.