Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Killadelphia 5: No hay nada como el hogar

Killadelphia 5: No hay nada como el hogar
Guion
Rodney Barnes
Dibujo
Jason Shawn Alexander, Germán Erramouspe
Color
Lee Loughridge
Traducción
David Domíngez
Formato
Rústica, 168 páginas, a color
Precio
23.50 €
Editorial
Norma Editorial. Marzo 2024
Edición original
Killadelphia 25-30

Bueno, bueno, bueno… Parece que la tan cacareada invasión vampírica a la ciudad que en la que se basa el título de Killadelphia es mucho más grande y ambiciosa de lo que parecía a simple vista. Tengo que reconocer que, cuando empecé a leer esta serie ganadora de un Eisner no tenía muy claro a donde quería llegar Rodney Barnes. El guionista televisivo ha ido dejando pistas desde el principio de que había un gran conflicto en ciernes y, tras el pequeño bache narrativo que fue el tercer tomo, parece que estamos a punto de llegar a la conclusión de las peripecias de estos resucitados padres fundadores.

Killadelphia. Rumbo directo a la confrontación final

No es la primera vez que anuncio el hipotético final de Killadelphia. Sin embargo, parece que este llegará en el próximo tomo con la inclusión de los últimos seis números de la colección. De hecho, en Estados Unidos se ha publicado el número 34 en marzo, estando los dos siguientes programados sin fecha fija tal y como puede verse en la web www.mycomicshop.com.

Otro detalle que me hace presuponer esto es que en este volumen de Killadelphia el dibujante Jason Shawn Alexander solo se ha encargado de los bocetos a lápiz y la tinta, quedando el acabado final en manos del capaz Germán Erramouspe. Seguramente, el artista de Spawn se está reservando para la traca final. Y menuda traca promete ser a tenor de la revelación de la última página.

Para llegar a este punto, Barnes ha ido posicionando a todos los personajes como si fueran fichas en un tablero de ajedrez. Ha ido estableciendo los bandos, creando incluso una serie paralela,El blog de pesadillas de Nita Hawkes, cuya protagonista regresa a Killadelphia a tiempo para el fin de fiesta… En fin, otra pista más.

Ahora bien, este puñado de episodios me han descolocado bastante por varios motivos. El primero es la brutal criba de personajes principales (de ambos bandos) que han encontrado su final. Algunas defunciones han sido más elaboradas que otras, pero la constante es que me han pillado completamente por sorpresa. Por otro lado, se nota mucho el pasado catódico del escritor en series como American Gods, pues también asistiremos a la visita de Anansi a varios panteones de Dioses con la intención de reclutar fuerzas para su causa.

Precisamente este último punto es una de las cosas que más me han gustado de Killadelphia. Es decir, cómo de una serie de vampiros se ha ido pasando a una colección donde lo sobrenatural está a la orden del día gracias a la presencia de haitianos resucitados, hombres lobo o demonios varios.

Estamos pues ante la calma que precede a la tormenta. Una calma tensa en la que Barnes se recrea para seguir colando su furibunda (y acertada crítica) al concepto del sueño americano. Para el autor dicho sueño no existe, o más bien deberíamos decir que solo existe si eres un varón blanco, heterosexual y rico. La denuncia social ha sido una constante a lo largo de toda la serie desde su primer número. Este quinto volumen no ha sido una excepción, con una serie de flashbacks en los que se muestran las duras condiciones de vida para un niño afroamericano en un barrio de clase baja.

Nunca sabremos si Barnes tuvo que mentir con la premisa de la serie (del mismo modo que tuvo que hacer Robert Kirkman con su The Walking Dead) pero sea como fuere, la fusión de distintos géneros, terror y crítica social, le ha quedado de lo más resultona pese a que haya habido algún altibajo.

A nivel artístico también me gustaría destacar la gran labor del colorista Lee Loughridge que aplica una paleta repleta de tonalidades oscuras, con predominancia de colores rojizos y ocres, que sirven para crear una perfecta atmósfera opresiva.

En definitiva, voy preparando mis mejores galas para la trifulca venidera. Al parecer será bastante más palomitera de lo que ha sido el resto de Killadelphia. Si finalmente nos parece una genialidad o una estafa, es algo que sabremos en unos meses.

La edición de Norma, clavada a la americana, se completa con un epílogo de Rodney Barnes, un texto de Jason Shawn Alexander y una galería de portadas alternativas.

 

 

Coméntanos algo

No hay comentarios aún. Sé tú el primero

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *