Con American Gods: El momento de la tormenta llegamos al final de la adaptación a cómic de la multipremiada novela de Neil Gaiman. Planeta Cómic nos presenta el tercer tomo contenedor de las nueve grapas que conforman este tercer y último arco argumental, después de Sombras y Mi Ainsel . En esta última serie limitada se nos planteará por fin el desenlace de esta batalla entre dioses antiguos y modernos y el papel de Sombra en toda esta historia. La edición de Planeta Cómic es similar a la de los dos tomos anteriores, en cartoné y con papel estucado.
El tomo arranca con la preparación del velatorio del señor Wednesday tras los acontecimientos vistos en la segunda serie/arco. Sombra se dispone a cumplir su promesa de velarle en caso de fallecimiento, mientras todo se prepara para la gran batalla final. Los dioses modernos y los antiguos juegan sus últimas cartas ante el gran acontecimiento y cualquier cosa puede suceder, y nadie es merecedor de una confianza excesiva…
Viendolo con perspectiva, es absolutamente comprensible la decisión de P. Craig Russell de dividir la adaptación a cómic en tres series diferentes. Los actos están tan bien definidos y son tan distintos entre ellos que más que arcos argumentales se tratan de historias dentro de un mismo universo. Si Sombras era la presentación de la historia y Mi Ainsel un pequeño giro inesperado y un trasunto de interludio de la historia raíz, El momento de la tormenta es el gran desenlace y la oportunidad para revelar algunas piezas del tablero que ahora sí dan más sentido a lo que estamos leyendo.
No obstante, no os confiéis. Esta tercera serie es probablemente la parte más confusa y exigente para el lector. Se dejan los elementos suficientes para que podamos entender cuál es el mensaje que pretendía contar Gaiman desde un principio, pero estamos ante algunos capítulos en los que el tono onírico y surrealista (y utilizo premeditadamente ambos términos, sin intención de considerarlos sinónimos) es total, y en los que el papel de Sombra queda explicitado, pero hay muchos pasajes en los que una lectura sin suficiente atención nos podría hacer perder por completo.
Tal vez sea el tomo en el que más se luzcan Scott Hampton y P. Craig Russell en el dibujo. Los bocetos del segundo y la decisión de llevarlos a cabo del primero demuestran la acertada decisión de trasladar esta novela a cómic. Hampton saca verdadero provecho a algunas escenas, como las del viaje de Sombra por su propio pasado o la de su despertar antes de encontrarse con Whiskey Jack, en las que se aprovecha muy bien el formato y creo que aportan bastantes cosas a la historia. El tomo incluye algunas páginas con cómo se basa en modelos para algunos personajes (usandose a sí mismo Hampton como modelo o a la colorista Jennifer Lange. También se muestran algunos de los bocetos de Russell sobre los que posteriormente trabajó Hampton.
Viendo la obra en conjunto, estamos ante una road-story maravillosa, que repasa el imaginario de los dioses, personajes de leyenda de la cultura popular británica y norteamericana, pero sobre todo me ha parecido un nuevo homenaje a la transmisión de historias y al peso que tiene el boca a boca para que estas perduren en el tiempo. Como hicera con Sandman, el verdadero poder de la historia radica en que se siga transmitiendo de manera ininterrumpida.
En definitiva, American Gods es una muy buena adaptación del libro de Gaiman a cómic. Llevada a cabo por alguien que conoce tan bien al escritor británico como P. Craig Russell, el respeto a la obra original y sobre todo a la intencionalidad de su autor están garantizados. El trabajo de Scott Hampton en el dibujo, siguiendo las directrices del propio Russell creo que encaja muy bien con la historia, y brilla especialmente a la hora de mostrar escenas que se alejan del mundo real. Si eres seguidor de Gaiman, vas a disfrutar mucho esta adaptación. Si te acercas como curiosidad, debes saber que es una obra compleja que requiere mucha imaginación y saber quedarte con los conceptos, más allá de una historia lineal donde A conduce ineludiblemente a B.
Lo mejor: La visión conjunta. El trabajo de Hampton y Russell en este tomo. El epílogo me ha gustado especialmente. Las portadas de David Mack y Glenn Fabry.
Lo peor: Si buscas una historia de aventuras más en la línea de Stardust , en la que no tengas que esforzarte un poco intelectualmente, te puedes dar un buen batacazo.