Saludos cósmicos y plateados, mis queridos lectores. Hoy hablaremos de Estela Plateada ( el surfista plateado para los colegas, el que vuela en una tabla de planchar para los despistados) en su versión de Slott, Allred y Allred.
Es muy posible que os estéis preguntando por qué está Lamastelle reseñando esto; y no gente más sabia, más culta y más marvelita como Don Txema, por ejemplo. Bueno, para empezar porque ya lo hizo hace algún tiempo.
Y la cosa es que, hace casi un año, estaba yo visitando un templo egipcio junto a un par de Señores del Tiempo que me decían que tenía que leer esto si o si. Dos Señores del Tiempo que además resulta que son Torteros. Ellos saben quienes son.
¿Quienes? Who, claro.
A lo que íbamos, que me pierdo. Les terminé haciendo caso y me pillé la nueva edición en tomaco de esta serie de Estela Plateada. Permitidme salirme de lo habitual para hacer la reseña, mis muy queridos lectores intergalácticos.
¿Es la serie tan «Doctor Who» como dice todo el mundo. Si. Pero la pregunta es ¿Qué encarnación del Doctor?
Para mi humilde opinión, la del Doctor de la pajarita y el fez.
Que es quizás, uno de los que menos me gustan, a pesar de tener capítulos memorables.
Pero a lo que íbamos.
El Doctor tiene su Tardis. Estela tiene a su tabla.
El Doctor tiene a Amy. Estela tiene a Dawn.
Y ambos tienen un Universo que salvar, aunque no quieran hacerlo.
¿Y qué tipo de historias tendremos en estas aventuras? Desde las más serias a las más ligeras. Desde muerte y drama y holocausto a cosas banales y de pasar el rato volando entre las estrellas.
Antes de nada quisiera comentar una cosa. Normalmente se dice que las series en grapas tienen que ser leidas en formato tomo, para no persderse de una semana o un mes al siguiente. En este caso, yo recomendaría lo contrario. Aunque compremos el tomo, leámoslo grapa a grapa. Con descanso entre las lecturas.
¿Por qué? Porque pasan demasiadas cosas. Muchas cosas. Tantas que nos agobiarían leídas todas de golpe.
Aunque las historias puedan ser ligeras, también son densas. Leídas del tirón acabaremos cansándonos y quizás perdiéndonos.
Además, hay otra razón. Este tomo pesa y leído del tirón nos dolerán las manos y brazos. Es una de esas obras que, más que un atril, piden a gritos una mesa para leerla.
Por cierto, que no hay marcapáginas de tela. Y sería algo que agradeceríamos. Que sí, que hay mogollón de marcapáginas de cartón o de plástico o de metal, pero no es lo mismo. Y quizás no nos leamos este tomo tan rápido como para no moverlo y que se pierdan los de papel o cartón.
Confiad para esto en mí, soy el Doctor. Digooo, soy Lamastelle :-).
El tono ligero no implica que las historias no estén pensadas y desarrolladas. Por ejemplo, hay un momento en el que te dices que si, que muy bién, pero la chica lleva siempre la misma ropa. Pues hay otro momento en el que el guionista te da una razón para eso. Quizás una razón tonta, pero una razón. Que ha pensado en eso. Y en que los lectores lo pensaríamos.
El dibujo recuerda mucho a las series de dibujos animados. Pero pasado por el filtro del arte pop de los años sesenta y setenta del siglo XX. Un dibujo que a veces parece enfocado más a niños que a lectores adultos. O mejor dicho, a lectores adolescentes. No he podido dejar de acordarme de Scooby Doo y sus amigos mientras leía esta obra.
Aún dejando que seáis vosotros los que lo descubráis, no me resisto a comentar dos cosas. Por un lado la gran cantidad de detalles y personajes secundarios y fondos que llenan las viñetas y las páginas.
Aquellos que seáis más forofos de Marvel posiblemente encontréis muchas más referencias visuales escondidas de las que he pillado yo.
Y por otro lado, la constante experimentación del uso de viñetas y los juegos con la narrativa. Le sacas el color y estamos ante una de aquellas obras rompedoras del bueno de Tezuka.
(Nota de los editores: Lamastelle lo ha vuelto a hacer. Recordarle que deje de hablar tanto de Tezuka. Si aún mencionase a Kirby…:-) ).
Hablando del color… Lo aplica la esposa del dibujante. Y le da al dibujo un significado diferente y particular. Por eso sale en la portada el nombre de Laura Allred del mismo tamaño que el de los otros dos autores. Y digo yo que siendo matrimonio no les faltarán oportunidades para hablar acerca de lo que cada uno siente que necesita el dibujo coloreado.
Trabajo en equipo, lo llaman.
Y hay un efecto que me ha encantado. Tanto por lo bien aplicado (y lógico) que etá como por su dificultad técnica. Y por mi total incapacidad para repetirlo cuando pinto miniaturas, también :-).
Después de todo, Estela Plateada se llama así por algo. Y la plata tiende a reflejar la luz que recibe. Y el universo está lleno de luces de diferentes colores y orígenes. Mirad por ejemplo esta página.
Una preciosidad. Y a la vez, un efecto lo bastante sutil para que no llame demasiado la atención ni le robe el protagonismo a, bueno, al protagonista :-).
Pasemos a la edición. Además de las historias galácticas de Dawn, la Tabla y Estela, tendremos páginas de guión, portadas alternativas, bocetos, storyboards, fotos de las páginas en el pasillo del autor, instrucciones de como usar el poder cósmico de Galactus ( no, no, eso no sale, me temo…).
Y una lámina de 55×36 centímetros que muestra la ilustración usada para la portada, el lomo y la contraportada de este tomo.
La traducción se la debemos a Joan Josep Mussarra y a Gonzalo Quesada.
¿Por qué leer Estela Plateada de Dan Slott y Mike y Laura Allred?
Un montón de historias más o menos ligeras. Unas ilustraciones llenas de detalles y referencias. Un uso del color de lo más interesante.
¿Por qué no leer Estela Plateada de Dan Slott y Mike y Laura Allred?
Debes de tener en cuenta que esto hay que leerlo poco a poco, no del tirón. El peso del volumen puede llegar a cansarte las muñecas.