Hace ya más de quince años que se presentó en sociedad un juego llamado Plantas contra zombies, con una versión para dispositivos móviles desde un año después. El juego en cuestión era un clásico tower defense, en el que el jugador tenía que defender su casa de una invasión de zombies colocando en su jardín plantas con diferentes habilidades para combatirlos: lanzadoras de guisantes, catapultas de melones, plantas carnívoras o nueces que hacen de barrera. El juego tenía un muy buen equilibrio entre jugabilidad y dificultad, y lo marciano de su planteamiento lo convirtió en parte de la cultura popular de los últimos años. Uno de los productos derivados del juego fue una serie de cómics, de la que Dark Horse lleva publicada la friolera de 22 tomos y que en castellano está publicando ECC. Vamos a hablar hoy de Plants vs Zombies: Un pequeño problema.
¿Y por qué acercarse a una serie de corte juvenil basada en un videojuego en su tomo 14, último aparecido hasta el momento en castellano? Pues por el motivo de siempre con los lectores veteranos: los autores. En este caso, por la dibujante Sara Soler en uno de sus primeros trabajos para el mercado americano. La historia… Bueno, digamos que si has jugado el juego ya tienes todo el lore necesario para entrar en la historia sin perderte nada y estar totalmente dentro en pocas páginas. En esta historia, el lector es un espectador en lugar del protagonista, como ocurre en el videojuego, y su papel controlando las plantas lo ocupa la adolescente Patrice Blazing, nieta de Crazy Dave, el tipo que en el juego se encarga de explicar el funcionamiento de según que pantallas, y su amigo Nate Timely. En Plants vs Zombies: Un pequeño problema (por algún motivo, ECC ha dejado el nombre en inglés aunque el juego está traducido al castellano), vemos un nuevo ataque del Doctor Zomboss (en cambio, el nombre de este personaje sí se ha traducido a Zombifinal) al idílico pueblecito de Neighborville, atacando con unos zombis milimétricos que parecen más una epidemia de piojos al inicio del curso escolar que monstruos que quieren devorarte el cerebro.
Es sorprendente encontrarse a un escritor como Paul Tobin, que nos consiguió inquietar hasta límites insospechados con su obra de terror Colder, en un registro tan diferente. Lo que tenemos aquí es un tebeo para niños , quizás no infantil pero sí juvenil, más cuqui y humorístico que terrorífico. Pero bueno, Tobin es un guionista experto en tebeos de franquicia, habiendo hecho tebeos de Angry Birds, Hora de aventuras o The Witcher, y nos presenta aquí un trabajo exactamente con el tono esperado viniendo de donde viene.
Pero como decíamos al principio, el motivo por el que nos hemos acercado a este tebeo es Sara Soler. Y aún siendo un trabajo totalmente alimenticio, da un resultado con una profesionalidad impecable. La historia es ágil donde lo tiene que ser y divertida donde lo necesita. Los personajes del videojuego, tanto Dave y las plantas como Zomboss y sus zombisicarios, están clavados a sus versiones del juego -lo he reinstalado para comparar, sí-, pero Patrice y Nate son perfectamente reconocibles en el estilo personal de Sara que ya vimos en Us más que en Temporada de Brujas. Y tiene especial mérito que, siendo dos estilos gráficos diferentes, no den la sensación de estar metidos con calzador en este cómic.
Hablemos claro: si ya peinas canas, no eres el público objetivo de Plants vs Zombies: Un pequeño problema. Pero si tienes preadolescentes en la casa, se lo van a pasar muy bien con esta lectura. El gran interés que tiene para los lectores más veteranos es el completismo de una autora que nos ha gustado en todos los trabajos que le hemos leído y que demuestra su versatilidad en un registro en el que no le habíamos visto antes.