Llevamos tiempo diciéndolo y no nos cansamos de repetirlo una y otra vez: Kieron Gillen es uno de los guionistas más interesantes de los últimos tiempos. Desde sus primeros trabajos que leímos en Marvel, en series como Journey Into Mystery o Jóvenes Vengadores ya nos pareció que era un autor que tenía mucho que decir. Con sus obras más personales como The Wicked + The Divine ya nos conquistó por completo, y desde entonces cada una de sus obras es una lectura obligatoria. Hace un par de años pudimos leer el primer tomo de su creación más reciente, Once & Future, una obra que empezaba girando alrededor de los mitos artúricos en el mundo real. Una obra que llega a su fin en su quinto tomo, La tierra baldía.

Una de las mayores virtudes que tiene Kieron Gillen como guionista es que cuenta la historia en los números que necesita, ni uno más de lo necesario, ni uno menos. Cuenta que su idea inicial para Once & Future era una serie limitada de un tomo de duración, pero que la idea se fue expandiendo hasta llegar a los treinta que han sido finalmente. ¿Podría haber metido más tramas, haber alargado lo que estaba contando? Sin duda alguna. Pero entonces, no estaríamos ante una serie impecable a la que no le sobra ni una página, sino ante algo más cercano a las 100 balas de Brian Azzarello y Eduardo Risso.

El folklore de las Islas Británicas es tremendamente rico, teniendo en su pasado pueblos aborígenes celtas, invasiones germánicas y nórdicas, y toda una antigua tradición literaria. El material que tiene disponible Gillen para jugar es casi inagotable, pero ya se ha extendido suficientemente. Aún así, se permite el lujo de, teniendo ya el Otro Mundo feérico fusionado con la realidad, presentarnos algún personaje que otro más. En esta ocasión, le toca a Robin Hood y su banda de Hombres Alegres. Y una versión adicional de Arturo. Una steampunk, por cierto. Y ya de paso, alguna pincelada de mitología griega clásica.

Once & Future es una historia que ha girado principalmente alrededor de Arturo y Merlín, y de las distintas versiones de los mitos, y esta idea nos lleva hasta el final de la serie. Pero los personajes humanos protagonistas no son simplemente los puntos con los que el lector puede identificarse y no sentirse totalmente ajeno ante esta historia. Son personajes tridimensionales, y su trasfondo tiene importancia en la resolución de la trama. En particular, Rose juega un papel clave.

Pero hay que señalar un detalle importante en esta obra. Cierto es que la historia que escribe Kieron Gillen es interesante, atrapa al lector, y es técnicamente impecable. Pero una buena parte de lo fascinante e inmersiva que resulta es mérito del apartado gráfico formado por el dibujante Dan Mora y la colorista Tamra Bonvillain, que nos meten en un mundo dominado a partes iguales por la fantasía y el terror. Quizás la única pega que se le puede poner al trabajo de los artistas es que nos presentan páginas tan impresionantes visualmente que no queda más remedio que quedarse contemplándolas con la boca abierta, haciendo una pausa en la lectura del cómic.

¿Ha merecido la pena el viaje hasta aquí? Sin duda alguna, pero con matices. Estamos ante una historia compleja y densa. Se nota, tanto en esta obra como en trabajos anteriores, que Kieron Gillen es un experto y un apasionado de la mitología. Quizás demasiado experto en este caso para lectores de fuera del Reino Unido, para los que puede tratar temas un tanto ajenos: requiere una lectura atenta, no es una serie de la que leer un tomo cada seis meses de forma superficial. Quizás sea recomendable, ahora que ya tenemos los cinco tomos en nuestras manos, una relectura de la serie completa para tener una visión global. Los lectores que se sientan atraídos por la temática que trata la serie, y por la forma de narrar este tipo de historias de su escritor, sin duda tienen una joya entre sus manos. Pero los que esperen algo ligerito, quizás tengan otras lecturas más apropiadas en el mercado.