Es la hora de las tortas!!!

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La Imposible Patrulla-X 8: La Caída de los Mutantes

La Imposible Patrulla-X 8: La Caída de los Mutantes
Guion
Chris Claremont
Dibujo
Marc Silvestri, Kerry Gammill, Arthur Adams, Rick Leonardi
Tinta
Dan Green, Bob Wiacek, Terry Austin, Josef Rubinstein, P. Graig Russell
Color
Glynis Oliver, Bill Wray, Petra Scotese
Formato
Cartoné 17x26 cm. 568 páginas a color
Precio
44,95 EUR
Editorial
Panini Comics. 2022
Edición original
The Uncanny X-Men 220-238, Annual 12 y material de Marvel Age 58, 62, 69, Annual 4, Marvel Fanfare 37, 38 y The Official Handbook of the Marvel Universe Update '89 1, 3, 6 y 25

¡La Caída de los Mutantes! ¡El evento que cambió la historia de La Imposible Patrulla-X para siempre! La monumental saga en la que Tormenta y Forja emprendieron la incierta búsqueda de los poderes de ella y que condujo al enfrentamiento contra El Adversario y al sacrificio definitivo de La Patrulla-X. Además, un nuevo comienzo en un escenario completamente diferente, con la llegada de Los Cosechadores, el debut de Mister Siniestro, Pórtico, los Bebés-X y Genosha, la llegada de El Nido a la Tierra y el enfrentamiento contra Términus por el alma de la Tierra Salvaje.

Uno de los lujos que uno echa de menos a esta edad, en la que la pila de lectura empieza a igualar en tamaño a la pila de pastillas que tenemos que tomar, es el placer de la relectura. De niños, cuando el pecunio disponible era directamente proporcional a la oferta de tebeos en los kioscos, las grapas que ennoblecían nuestras estanterías eran limitadas, y no había más remedio que, para matar el tedio, releerlas una y otra vez. Y más en la ciudad de provincias donde me crie, en la que el material que llegaba a los kioscos era tan escaso como aleatorio. Recuerdo con especial cariño un puñado de grapas de La Patrulla-X, con la invasión del Nido, el inicio de la saga de Genosha o la primera aparición de los Bebés-X, que me fascinaban y que releí incontables veces hasta el punto de que volver a encontrarme esas historias en este volumen ha sido como recorrer los pasillos de tu antiguo colegio: la estructura es la misma, pero con la edad descubres cosas de cuya existencia sólo la edad y la experiencia te han hecho consciente.

caída de los mutantes

Chris Claremont (Los Nuevos Mutantes, Las historias jamás contadas de La Patrulla-X) llevaba ya unos cuantos años al frente del buque insignia de la franquicia mutante, y conocía a la perfección a sus protagonistas. Daba igual que unos se unieran y otros se fueran: Claremont dominaba el lenguaje de cada uno, sus motivaciones y el ritmo al que debían avanzar. Por ejemplo, el arco La Caída de los Mutantes que da inicio a este tomo, en el que Tormenta va en busca de Forja para que le devuelva sus poderes mientras el resto de la Patrulla-X se enfrenta en San Francisco a los Merodeadores de Mr. Siniestro, y a la Fuerza de la Libertad de Mística en Dallas, ocupa la mitad del volumen, y desemboca en la aparente muerte de la Patrulla-X a ojos del mundo. Hay abundantes escenas de acción en esta primera (y larguísima) historia pero, a decir verdad, parecen introducidas en la trama con el único objeto de recordar a los lectores que éste es un cómic de superhéroes. Leído con ojos de adulto, no tienen tanta importancia las peleas entre buenos y malos como el viaje vital de redescubrimiento de Tormenta, o su relación de amor/odio con Forja. Nos importa mucho más el dilema de Dazzler entre su carrera como cantante y su compromiso como mujer-X, o el dolor de Madelyne Pryor ante la huida de su esposo Cíclope y su hijo; dolor que será aprovechado por el demonio S’ym para crear a partir de ella a la Reina Duende, y desencadenar el Inferno del que hemos hablado antes. Nos parece más interesante el conflicto de Kaos por encontrar su sitio en esta Patrulla-X, mientras su corazón se debate entre su novia Lorna Dane, Polaris, que parece haber sucumbido al lado oscuro, y su cuñada Madelyne. Claremont era un maestro en el manejo de las relaciones entre personajes, y el motivo de que La Patrulla-X fuera éxito de ventas entonces, como ahora, era precisamente esa interacción, ese drama, ese culebrón más cercano a Melrose Place que a Sensación de Vivir que los lectores post-adolescentes (jóvenes adultos les llaman ahora) se bebían cada mes.

Al éxito de esta etapa contribuyeron no en poca medida los dibujantes asignados a la colección. Marc Silvestri (Capa y Puñal) llevaba pocos años en el mundillo, pero se supo hacer un hueco en el corazón de los aficionados merced a su estilo fresco y dinámico. Siempre se ha dicho que de toda la hornada de hot-artists que abandonaron Marvel Comics en los noventa para fundar Image, Silvestri era el más dotado de todos ellos, y no hace falta ser un lince para darse cuenta. En aquel entonces, y antes de empezar a imitar a Jim Lee y perder definitivamente el norte, su narrativa era prácticamente impecable, y cada personaje tenía su propio lenguaje corporal. Sus escenas de acción son espectaculares, y las más íntimas son creíbles, puesto que sus personajes no necesitaban estar posando a cada momento. Ayudaba, por supuesto, contar con las tintas de Dan Green, todo un profesional que sabía sacar lo mejor de los lápices de Silvestri.

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Otro favorito de los fans de la época era Rick Leonardi (La Visión y la Bruja Escarlata, Aliens vs. Depredador). Puede que su trazo no fuera tan fino como el de Silvestri, ni sus chicas tan guapas, pero sus estructuras eran sólidas y su narrativa tan ágil que los ojos del lector vuelan de una viñeta a la siguiente. Leonardi cubrió a Silvestri en algunos números sueltos, desperdigados a lo largo de este tomo, y siempre es un placer ver sus páginas. El legendario Arthur Adams (Longshot, Las historias jamás contadas de La Patrulla-X) también tiene su momento de gloria en este volumen, ilustrando el Annual #12, dedicado a La Guerra de la Evolución, en el que la Patrulla-X regresa a la Tierra Salvaje para enfrentarse a Términus. Pero es la segunda mitad de este Annual donde descubrimos esa gema oculta que encandiló a los lectores de toda una generación: la primera aparición de los Bebés-X, creados por Mojo para sustituir a la (aparentemente muerta) Patrulla-X. Mojo, señor del Mojoverso, busca reventar los índices de audiencia televisiva, y descubre que mutantes prepúberes son lo mejor que le ha ocurrido a su canal en mucho tiempo. Pero claro, estos Bebés-X no se dejan atrapar, y terminan escapando junto a la especialista de cine Rita Carambola. ¿Volveremos a saber de ellos? Si hay justicia en el mundo, Marvel sacará en algún momento una serie de estos personajes con Claremont y Adams, y el mundo será un lugar mejor.

Como hemos dicho, la saga La Caída de los Mutantes ocupa la primera mitad del tomo, y culmina con la Patrulla-X escondiéndose en un pueblo en el desierto de Australia, antaño base de operaciones de los Cosechadores. Desde ahí, y ocultos a los ojos del mundo, pueden acudir gracias al teleportador Pórtico a cualquier lugar del planeta donde se les necesite, y volver antes de que puedan detectar su presencia (gracias a la capacidad de Mariposa Mental de alterar las mentes de los testigos). Las dos últimas historias de este volumen están dedicadas a una invasión de la raza extraterrestre conocida como el Nido, que en esta ocasión infectan a mutantes en vez de a humanos normales para hacerse más poderosos, y a la primera aparición de la nación Genosha, en la que los mutantes son convertidos en esclavos para mantener el elevado nivel de vida del resto de ciudadanos. Mientras que el arco del Nido es una ensalada de mamporros aderezada con la aparición de un mediático predicador cristiano pro-mutantes, la saga de Genosha es un mazazo a las tripas del Estado de Bienestar y la complacencia de las élites ante los sufrimientos de la clase trabajadora. Es una historia cuyo planteamiento recuerda a las plantaciones del Sur estadounidense, en las que familias enteras prosperaron gracias al trabajo de los esclavos. De este arco sólo había leído el primer número cuando era un chaval, pero no ha sido hasta ahora, pudiendo leerla en su totalidad, cuando he comprendido la envergadura de lo que pretendía contar Claremont.

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Si alguien tenía dudas de que se acercaban los noventa, y de que esta Patrulla-X ya no es la que leían tus padres, este tomo viene de perlas para despejarlas. Atrás quedan esas historias preadolescentes, casi infantiles, de finales de los setenta y principios de los ochenta. Las aventuras de la Imposible Patrulla-X contenidas en este octavo recopilatorio se van aproximando inexorablemente al lado oscuro, que desembocará, el próximo julio, en Inferno, el crossover donde confluyeron las series mutantes de la época. ¡No podemos esperar!