El Hombre de Hierro renace en el mundo de Heroes Reborn. Pero su despertar está también ligado al de Hulk. En este borrón y cuenta nueva, Tony Stark ha dejado atrás los errores del pasado. ¡Ha llegado la hora de cometer errores nuevos!
Llegamos por fin a la tercera y penúltima entrega de la saga Heroes Reborn, en la que varios miembros de la editorial Image Comics se hicieron cargo de los títulos más emblemáticos (aunque con escasa ventas) de La Casa de las Ideas en los años noventa. Mutantes y Arácnidos se quedaron fuera de este reboot porque, no nos engañemos, en aquella época se vendían como rosquillas. Pero ay, Los 4 Fantásticos y Los Vengadores andaban de capa caída. También le tocó a Iron Man pasar por la planta procesadora para ser adaptado a los nuevos tiempos. En plenos años noventa no tenía sentido que hubiera sido herido en la guerra de Corea. ¡Ni siquiera en Vietnam, demonios! No, aquí su batalla con la muerte que se abre paso a paso hacia su corazón vino motivada por un accidente de helicóptero, si es que se puede llamar accidente a que Hulk te lance un peñasco del tamaño del de Gibraltar. De este modo, el origen de Iron Man se ve íntimamente unido al del Goliat Verde, en una serie de acontecimientos que involucran a Hydra y su agente encubierto Jasper Sitwell, el Mandarín y un misterioso titiritero moviendo los hilos en la sombra. Lo que sí ha permanecido invariable es la evolución psicológica de Tony Stark, de despiadado hombre de negocios sin corazón (no faltan en este tomo las inevitables referencias al Hombre de Hojalata de El Mago de Oz) a salvador del mundo.
Una miniserie de 12 números en la que meten mano 3 guionistas distintos, y que antes de acabar su primer año ya anda metida en 2 crossovers da un poco de grima. Y eso es lo que ha pasado aquí. Scott Lobdell (quien heredó la franquicia mutante de Chris Claremont), Jim Lee y Jeph Loeb compusieron una sinfonía a seis manos con tantos movimientos y giros de tuerca que el resultado final no sorprendió a nadie. He de reconocer que la historia, por rebuscada que parezca, resiste muy bien una segunda lectura, y cosas que en un primer vistazo me chirriaron no dejan tal mal sabor de boca una vez bien rumiados. Después de todos, Lobdell y Loeb, aun con sus defectos, son hábiles artesanos capaces de crear conceptos interesantes y llevarlos por buen camino.
Sin embargo, este Heroes Reborn: Iron Man tuvo la mala fortuna de caer en manos de Whilce Portacio, que es ese amigo feo y sin gracia que no le cae bien a nadie pero te lo llevas de juerga con los colegas por lástima. Y es que Portacio no llegaba a la suela de los zapatos a ninguno de los demás fundadores de Image. Sí, vale que Jim Valentino y Rob Liefeld tampoco es que fueran unos Caravaggio, pero al menos tenían un algo, un je-ne-se-quoi que hacía que los lectores conectaran con ellos. Portacio sería incapaz de hacer una página buena ni aunque le guiara la mano el fantasma de Jack Kirby. ¿La consecuencia? Un tomo en el que las páginas se pasan entre bufidos y ojos en blanco, y en el que la ocasional aparición de otros dibujantes de relleno como Ryan Benjamin, Ed Benes y Terry Shoemaker se agradece como agua de mayo. En defensa de Portacio podemos decir que el muchacho se esfuerza. Compensa la falta de talento natural con una intensa dedicación a cada página. Por ejemplo, no he visto nunca a un dibujante poner tanto énfasis en moldear la estructura ósea y muscular de una cara. Que luego lo hace mal, sí, y los personajes parecen sacados de un cotolengo de rednecks endogámicos, pero el menos le echa ganas. Tendría que releerme su serie de Wetworks para Image y ver qué tal le salían las páginas ahí, pero lo cierto es que el recuerdo que guardo de sus páginas del Castigador contra Daredevil hace que se me quiten las ganas. Sería cuestión de ver en qué anda metido ahora, pero me pregunto si a alguien realmente le apetece saberlo.
Como decimos, este tomo cuenta también con la aparición de artistas invitados como Ryan Benjamin (Batman Saga: Guante Negro, WildC.A.T.S. de Alan Moore), Terry Shoemaker (Factor X) y Ed Benes (Wonder Woman: Sacrificio, Los últimos días de Superman), que sin ser grandes dibujantes resultan un reemplazo muy agradecido a los desmanes de las páginas de Portacio. En estos 12 números se incluye también el correspondiente al crossover Revolución Industrial, que incorporaba a Iron Man a su lugar de honor como miembro fundador de Los Vengadores, y se cierra con su participación en un segundo evento llamado Heroes Reunited, en el que Los Héroes Más Poderosos de la Tierra se vuelven a unir a Los 4 Fantásticos y S.H.I.E.L.D. para evitar la llegada de Galactus. Un evento que se cerrará en el volumen Heroes Reborn: Capitán América (de próxima reseña aquí), y que tendrá continuación en el evento Heroes Return.
El rediseño de este Iron Man tiene un cierto aire steampunk, con esos tubos de escape que le salen de la espalda, y muchos cables donde antaño sólo había placas de metal. Se intentó adaptar la armadura a la estética de los noventa, cuando las telecomunicaciones eran la industria del momento, y de ahí la cantidad de cables de todo tipo que entran y salen de la armadura. ¿Mola? Psé. ¿Se podría mejorar? Seguramente. ¿Es un infierno de dibujar para el artista de turno? Oh, seguro que sí. ¿Por qué creéis que desapareció Sota de Corazones? Nos encontramos, pues, con una colección que mezcló conceptos interesantes y un desarrollo bien llevado con una deficiente elección de dibujantes. Jim Lee le echó un hueso a su amigo Whilce Portacio con esta colección, sin ser consciente de que tal vez estaba sepultando su carrera para siempre. Heroes Reborn: Iron Man podría haber dejado un mejor sabor de boca de haber contado con un equipo creativo más equilibrado. Me cuesta creer que Wildstorm Studios no tenía mejores artistas en aquella época, ni aunque fueran todos clones de Jim Lee.
Como bien dice Julián M. Clemente en la introducción de este volumen, está serie se ganó el apelativo de divertida, que es un eufemismo de «es mala, pero te ríes». Argumentalmente es más solvente que su hermana Vengadores, pero le falta el dinamismo gráfico de Los 4 Fantásticos, siendo así una serie más destinada al coleccionista o completista de aquella época mágica que al fan del personaje o del dibuj… Olvidadlo, no creo que tenga fans por ninguna parte.