Llega a la línea FOCUS la serie de Tom King y Jorge Fornés ambientada en el Universo Watchmen: Rorschach. Como sabéis, esta línea de ECC Ediciones se caracteriza por traer obras centradas en el punto de vista de uno de los autores, en este caso de Fornés, con su propia supervisión y añadiendo todo aquello que considere importante para mostrar lo máximo posible de su trabajo en la obra en cuestión. Y esta es una obra que encaja a la perfección en esta línea editorial. Como podéis leer en la entrevista de Iván Galiano dentro de este mismo tomo, pero sobre todo en lo que nos contó el propio autor en el podcast monográfico que le dedicamos hace unos meses, se trata de una obra que tiene mucha planificación y va un paso más allá en cuanto a narrativa gráfica.

Antes de nada, hay que detenerse un minuto a comentar lo delicado que es realizar cualquier tipo de obra que se acerque al monumental trabajo de Alan Moore y Dave Gibbons. Ya se vio en la línea Antes de Watchmen (la cual tiene su propia miniserie centrada en Rorschach) que entrar en este universo es muy peliagudo. Por un lado produce la curiosidad en el lector, pero por otro las expectativas y las exigencias para el resultado final son muy superiores al de cualquier acercamiento a otro universo creativo. Por suerte, llegó la serie de TV de HBO creada por Damon Lindelof, quien demostró que el universo creado por Moore y Gibbons es tan rico que se pueden explorar otras historias dentro de él, sin necesidad de recurrir una y otra vez a los mismos personajes, puesto que la situación planteada por los autores originales abre una infinidad de posibilidades interesantísimas de analizar. Para aquellos que no os hayáis acercado a esta obra pensando que está más cerca de Antes de Watchmen que de la miniserie, os habéis equivocado, y estáis a tiempo de ver que juega con las mismas dinámicas y códigos que la serie de TV.

La historia tiene lugar casi 40 años después del plan de Ozymandias y el famoso calamar gigante (¡spoiler!), durante la campaña a la presidencia de los Estados Unidos, con un Presidente Redford presentándose a la reelección frente a un contrincante republicano que parece no conseguir superar los méritos del ex-actor durante la guerra de Vietnam. La figura de Rorschach ha conseguido calar en la sociedad profundamente, convirtiéndole (paradójicamente) en un símbolo de justicia social, hasta el punto que un misterioso «nuevo Rorschach» intenta asesinar al candidato a la presidencia, con la ayuda de una joven disfrazada de vaquera. El plan se acaba frustrando y el equipo del aspirante a la presidencia contrata a un detective privado para que investigue quién se esconde detrás de este plan y si puede tener relación con su contrincante político.

Hablar de los métodos de Tom King a la hora de escribir es enfrentar a dos bandos muy reconocibles: los que se aburren con esa manera de contar las historias y los que no. Es una manera peculiar, desordenada, y que va revelando detalles muy poco a poco, que en algunas ocasiones funciona y en otras puede llegar a dar la sensación de estar algo alargada, como comenté en la reseña de Strange Adventures, pero que en esta ocasión me parece estar a un nivel mucho más alto. Puede que sea el universo en el que se mueve, con toda la riqueza de detalles y las condiciones. Un guionista hábil como King se aprovecha de ese mundo en el que los americanos ganaron en Vietnam, en el que una invasión alienígena cambió un mundo lleno de superhéroes, o en el que los móviles no existen porque Nixon acaparó la patente para usarlos en el ejército. El caso es que la historia funciona como un tiro porque se mezcla una investigación detectivesca dentro de este mundo peculiar que toca elementos que a muchos nos apasionan, y además sirve como espejo y como metáfora de asuntos de rabiosa actualidad como es el de la salida de Trump de la Casa Blanca, el calado cultural de las armas de fuego y la manipulación a través de medios de comunicación de la población. En ese sentido, la obra crece mucho, y deja un poso de profundidad y de posibles lecturas que no resulta tan evidente en otras obras.

Dice Jorge Fornés que Tom King da mucha libertad al dibujante, pero que sobre todo, sabe muy bien con qué dibujante está trabajando, y adapta sus guiones para aprovechar al máximo las capacidades del dibujante responsable. Resulta muy evidente en esta obra el tono tan diferente al que puedan tener Mr. Milagro o Strange Adventures. Aquí, hay un homenaje respetuoso a la obra original, con una huida intencionada de esa parrilla de 3×3 que sí vemos en momentos muy concretos, en los que precisamente resalta más una intencionalidad referencial, pero manteniendo ese orden y esa limpieza en la parrilla. Pero qué mejor homenaje se puede hacer a una obra tan canónica como Watchmen que el plantarnos estos 12 números milimétricamente planificados, dibujados cuando ya estaba más que sabida cómo empezaba, se desarrollaba y acababa la historia, y proponiéndose para cada número un experimento narrativo que buscaba sorprender al lector y mostrar las infinitas posibilidades narrativas de un medio como este. En ese aspecto Fornés y Stewart brillan con fulgor, contando una historia en tres líneas temporales en las que jamás vemos un cuadro de texto indicando el momento, y en el que solo el uso del color y la habilidad del dibujante consiguen que el lector sepa en cada momento en qué línea se encuentra.

Y no hemos hablado de una de las sublecturas que tiene la obra que más nos va a enamorar y en la que también se homenajea al original. Si en Watchmen teníamos los Relatos del navío negro como referente continuo, en Rorschach tenemos a Poncio Pirata, un personaje que sirve para presentar la importancia del trabajo de su creador, uno de los protagonistas de esta serie, y para vehiculizar una capa de metalenguaje con el propio mundo del cómic, siendo continuas las referencias en la obra al papel del cómic como cultura popular e introduciendo incluso a alguna que otra figura relevante de este arte como parte importante de la historia. Poncio Pirata, un personaje de nombre con iniciales repetidas, que se ha convertido en una figura que traspasa el cómic para convertirse en todo un referente cultural… mmm, mi sentido arácnido me hace ver una analogía con creador y personaje.

La edición de ECC Ediciones incluye una introducción de Jorge Fornés, una entrevista y numerosos bocetos de páginas al final del tomo. La única pega que le he encontrado es, una vez más, el dejar las portadas para el final del tomo. En esta obra, considero que las portadas tienen mucho peso dentro de cada número, y son algo más que una cubierta de presentación. Además, aun siendo esta obra una de esas lecturas que tiene sentido tanto como grapa independiente como tomo unitario, creo que habría ganado más colocándolas al principio de cada número. Diferente es las contraportadas de cada grapa, que forman una imagen al colocarlas todas juntas y que sí encajan mejor al final de la serie.

En definitiva, FOCUS – Jorge Fornés: Rorschach es una obra que, a pesar de su densidad y de no ser una obra de lectura ligera, me ha dejado con ganas de volver a leerla desde el principio llegada la página final, para poder apreciar detalles que en la primera lectura se me habrán pasado seguro. Una historia con múltiples lecturas, que homenajea a la obra original a través de unos recursos narrativos muy frescos y de gran potencia visual (el número de las cartas, o el de los interrogatorios son de quitarse el sombrero). Cuando uno lee esta obra, Pax Americana (Morrison/Quitely) o ve la serie de TV de HBO, no puede sino reforzar la idea de que pocas obras han tenido más influencia dentro del mundo del cómic que Watchmen. Un test de Rorschach en cómic, que hará que cada lector interprete la obra de una manera y encuentre un aspecto que a otro lector no se le haya ni pasado por la cabeza. Un estudio de lo que significaba el personaje de Rorschach llevado un paso más allá. Para los que dudáis de King, si no está a la altura de Mr. Milagro, poco le falta…

Lo mejor: Las múltiples lecturas. La lectura como obra global y el disfrute de lo diferente que es cada número, formalmente. La caracterización de personajes y ese aspecto setentero, aun estando ambientada en la actualidad. La inclusión del cómic como una de las capas de la lectura, muy meta. El trabajo de Dave Stewart, espectacular. El hecho de que la obra sea un estudio sobre el concepto de Rorschach, más que sobre el personaje en sí.

Lo peor: Que el tipo de escritura de King te impida disfrutar del aplastante aspecto gráfico de una obra rotunda.