Si hay una obra que estuvo en boca de todos el pasado año mes tras mes fue el Mr. Milagro de Tom King y Mitch Gerads. Una obra que encubró definitivamente a su dupla de autores, especialmente al guionista que ya había deslumbrado a toda la industria con su particular visión de Visión. Valga la redundancia. ECC edita ahora en un tomo recopilatorio los doce números de la maxiserie completa de Mr. Milagro e incluye algunos extras que no se habían incluido en la anterior edición en grapa, como unas páginas introductorias, el guión del primer número y todas las portadas alternativas de la serie.
¿Qué tiene de especial Mr. Milagro? ¿Por qué se ha hablado tanto de ella? Muy sencillo, se trata de una serie con una estructura diferente, una serie de recursos visuales muy novedosos, pero para mí, lo más importante es que supone un canto de amor al trabajo de Jack Kirby en DC. Mr. Milagro no es una serie sobre Scott Free sino sobre el Cuarto Mundo, y sobre el trabajo de Kirby en lo que ha acabado suponiendo la estructura que conforma la base de la cosmogonía del Universo DC.
La serie abre con un «intento» de suicidio de Scott Free y a partir de ahí vamos a asistir a cómo irá participando en una guerra (más) entre Nueva Génesis y Apokolips. A lo largo de sus doce números van a ir sucediendo otra serie de cosas, y van a ir desfilando por las páginas de la serie la mayor parte de los personajes que inventara Jack Kirby en su obra definitiva. Eso hace que nos planteemos una de las preguntas que más se ha oído en torno a la serie: ¿Es imprescindible tener conocimiento de la obra de Kirby para entender esta? Pues imprescindible como tal no, pero realmente se disfruta mucho más si al menos tienes unos conocimientos mínimos sobre los personajes. La obra juega mucho al desconcierto, a dejar al lector sin saber si lo que está pasando es real o no. Y utiliza a los propios personajes para contribuir a esa sensación. Pongo un ejemplo: En el tercer número, Scott habla con Orion y se cita al Dr. Bedlam y la píldora paranoica. Se cita de pasada en la última página del número y al principio del siguiente abren el número diciendo que Scott ya se ha hecho cargo de él. Bedlam es un ser hecho de energía pura y que ha creado una píldora capaz de inducir la locura. Nada de eso se explica, y realmente no es imprescindible para conocer cómo avanza la historia, pero saber sobre ello aumenta y mucho la experiencia lectora, porque contribuye a alimentar esa duda que tendremos siempre presente sobre la realidad o no de lo que estamos leyendo.
Creo que la resolución de esa duda queda al menos sugerida al final de la obra, aunque no de una manera explícita y su interpretación queda para cada uno de nosotros, sin que sea necesario tener «la respuesta correcta» para poder disfrutar de ella. Lo que engrandece, en mi opinión, la obra es que se sugiere sin necesidad de explicar todo, y deja mucho a nuestra interpretación sin que a los autores se les llegue a ir de las manos haciendo una obra ininteligible o farragosa. Hay un uso continuo del metalenguaje, con referencias al propio Kirby, un uso de portadas de la serie de Kirby decorando la casa de Scott y Barda, las camisetas que lleva Scott con los logos de los personajes principales de DC Comics… Todo nos deja pensando si lo que estamos leyendo no está en la mente de Scott o que es una especie de limbo tras haber dado el paso hacia el suicidio. También contribuye Mitch Gerads con algunos efectos, como esas interferencias de estática que aparecen frecuentemente en las viñetas, y que suelen estar en relación con personajes que han muerto, y que aparecen en la historia hablando con el protagonista. A pesar de todo, King va dejando continuas pistas a través del guión. Pone diálogos en boca de Metron, Orión, Stan Lee Funky Flushman o la Abuelita Bondad que nos dan pistas de lo que nos espera más adelante, y que pueden ayudar a construir el puzzle que tiene King en la cabeza.
Y luego tenemos otro de los grandes dilemas del que mucho se ha hablado y que ha habido quien ha interpretado a su manera: Los Darkseid es. King y Gerads usan viñetas en negro con únicamente el texto en blanco Darseid es en determinados momentos del cómic. Antes de nada, comentar que es un homenaje a la etapa de Grant Morrison en JLA. En el número 13, dentro del arco Rock of Ages, vemos un poster en la pared del cuarto del Wally del futuro con una imagen propagandística de Darkseid con dicho lema. Posteriormente tenemos una escena en la que se pregunta sobre quién es la figura que representa la deidad suprema y la respuesta es el famoso Darkseid es. Por otro lado, cuenta King en una entrevista que la culpa de la frase la tiene un autor de webcomics llamado Julian Lytle, amigo suyo. King le dijo que estaba haciendo una serie sobre Mr. Milagro y este le respondió con el famoso Darkseid es. Lytle explicó que «Darkseid es eso que nos empuja hacia la oscuridad y que no podemos negar que está ahí». Y se llevó un rato repitiendolo. Ahí surgió la idea. En todo caso, no solo resume la importancia que tiene el personaje en el Universo DC y que representa el poder, y la inevitabilidad. Gerads y King lo utilizan a modo de ritmo cardíaco, de tempo narrativo y es introducido en determinados momentos, a modo de latido entre escenas, y contribuyendo a generar tensión en la historia.
Podría llevarme horas hablando del trabajo de Gerads en la obra, y de su capital importancia, a la misma altura que el propio King. No solo por esos recursos de la estática, del Darkseid es… sino por el genial trabajo en definitiva que ha realizado, usando esa rejilla de 3×3 viñetas continuas y que solo falla en algunas páginas de los doce números. Hay páginas en la que solo vamos a tener una a tres escenas, pero aún así se mantiene la composición de página, utilizando más de una viñeta para plasmar una sola escena. Esa rejilla o la simetría de la obra que usa una misma página al principio y al final de la historia, van a traernos a la mente ineludiblemente a Watchmen, lo cual puede hacernos pensar en ella como pretenciosa o temeraria, aunque el resultado final creo que deja bien claro que es una obra que perdurará en un lugar muy destacado a lo largo de los años, como sucede con la considerada por mucho «la más grande».
El uso del color también es muy certero por parte de Gerads. Me encanta sobre todo cómo lo utiliza en las escenas en casa de Scott y Barda, en la que el lado humano apenas tiene color, se ve con unos tonos grisáceos apagados que contrastan en cuanto aparece alguien uniformado (Orion, Buscador o incluso el propio Mr. Milagro) con unos colores chillones muy llamativos.
Pero independientemente de un guión astuto, inteligente, y un dibujo que intenta experimentar en la narración gráfica, hay algo que destaca en esta Mr. Milagro, y es su sensibilidad. Estamos ante una serie que, a pesar de todo lo superheróico que vemos, se podría catalogar como una serie costumbrista, en la que vemos la vida de un matrimonio que solo se diferencia de cualquier otro que conozcamos por su trabajo. Pero la relación que tienen entre ellos, las discusiones, encuentros, decisiones, comunicación… todo nos va a traer una sensación de conexión con ellos muy interesante. El ejemplo definitivo lo tenemos en el número seis, en el que vamos a ver 24 páginas de un matrimonio hablando sobre temas de la casa y de sus vidas, mientras huyen de Apokolips, enfrentandose a todo tipo de obstáculos durante el camino. Es un número brillante en todos los sentidos.
Mr. Milagro es una serie enorme e imprescindible, un repertorio de recursos narrativos dentro del cómic, de metalenguaje y una manera preciosa, en definitiva, de homenajear el trabajo de uno de los responsables de la grandeza del Universo DC con su creación del Cuarto Mundo: Jack Kirby. Mr. Milagro se enfrenta a su número definitivo, ¿conseguirá escapar de donde pocos han conseguido hacerlo? Aquí tenéis un tomo donde descubrirlo.
Ah, y si queréis escuchar un análisis mucho más concienzudo de la obra por parte de mis compañeros, podéis escuchar el podcast que le dedicamos en su día aquí.
Lo mejor: El guión y el dibujo. El homenaje a Kirby. La sensibilidad.
Lo peor: Quedarse con su juego a la confusión e intentar comprenderlo todo.
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Tom King and ECC Ediciones