Llevamos tiempo comentando que la nostalgia ochentera está dejando paso poco a poco a la de los años 90. Los que se dedican a lanzar productos de ocio al mercado son conscientes de ello, y nos están dando lo que llevamos pidiendo los últimos años. En los últimos tiempos hemos tenido una vuelta a la primera plana de Ben Reilly, y una serie limitada protagonizada por él ambientada en plenos 90. También en el rincón cósmico de Marvel ocurre: uno de los grandes éxitos comerciales de los últimos años de Panini ha sido la Colección Jim Starlin. Y directamente salidos de esta época, tenemos Renacimiento, una miniserie de Estela Plateada escrita por Ron Marz y dibujada por Ron Lim, el equipo creativo que más números ha firmado del personaje en toda su historia.
Renacimiento nos lleva a la época de la Guardia del Infinito original, la que capitaneaba Adam Warlock. Tenemos al Estela Plateada estoico despojado de emociones que teníamos por la época surcando el espacio cual Quijote buscando entuertos que desfacer que se encuentra con Genis Vell, personaje que por entonces se hacía llamar Legado y lucía una blanca melena y una chupa con las mangas remangadas y aún estaba lejos de los momentos de gloria que le daría Peter David. Pero de repente Genis desaparece y es sustituido por su padre, el aún difunto Mar-Vell que dice haber sobrevivido al cáncer que se lo llevó por delante. Juntos, de repente, se ven metidos en una escaramuza contra los skrull. La realidad parece estar siendo alterada. La realidad, concepto que era gobernado por la gema cuyo guardián era… Thanos. Pero no, el Titán loco no se ha cambiado de bando ni ha intentado alcanzar la omnipotencia una vez más, más que nada porque estamos ante una historia ambientada en un pasado en el que no hizo tal cosa. Lo que ocurre es que alguien le ha robado la gema en cuestión. ¿Quién? Ah, no vamos a spoilearlo, pero digamos que los Rons, Marz y Lim, están orgullosos de lo que hicieron con el personaje y por ahí van los tiros.
La sensación que nos ha dejado Ron Marz es muy similar a la que nos dejó en su día cuando guionizaba la serie del personaje. Que intenta hacer historias en el mismo terreno y con los mismos dilemas que planteaba Jim Starlin pero se queda muy lejos de lo que hacía el creador del Titán. Tenemos a un protagonista hierático, pero en lugar de un personaje con actitud enigmática da más la sensación de poca profundidad psicológica. Tenemos a dos enemigos jurados combatiendo un enemigo común, pero en lugar de una alianza incómoda parece un team up de los de toda la vida. En resumen, tenemos a Ron Marz haciendo exactamente lo que hacía en los 90: ser un quiero y no puedo de Jim Starlin.
En cambio, Ron Lim, sin haber sido nunca una super estrella, hace un trabajo a la altura de sus momentos de mayor éxito hace más de un cuarto de siglo. En los últimos tiempos, su producción ha bajado mucho, habiendo firmado en torno a media docena de números en los últimos cuatro años, pero hay que decir que este Estela Plateada: Renacimiento es uno de los trabajos en los que más ganas le hemos visto en mucho tiempo.
Dos años y pico han pasado entre el final de la magnífica Estela Plateada: Negro de Donny Cates y Tradd Moore y el principio de Resurrección. Y, la verdad, con el buen sabor de boca que nos dejó el anterior título protagonizado por el ex heraldo de Galactus, esperábamos algo más. Resurrección no pasa de ser una historia correcta, que no horroriza pero tampoco emociona, y que tiene ciertos momentos que gustarán a los que recuerden con cariño la etapa de Ron Marz y Ron Lim. Más para los fans de Poderes Cósmicos que para los de Jim Starlin.
