Es la hora de las tortas!!!

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Colección Marvels: El ojo de la cámara, de Kurt Busiek y Jay Anacleto

Colección Marvels: El ojo de la cámara, de Kurt Busiek y Jay Anacleto
Guion
Kurt Busiek, Roger Stern
Dibujo
Jay Anacleto
Color
Brian Haberlin
Traducción
Santiago García
Formato
Cartoné, a color, 152 páginas
Precio
20 €
Editorial
Panini Cómics. Diciembre 2024
Edición original
Marvels: Eye of the camara 1-6

En 1994 se publicó la miniserie original de Marvels. Fueron cuatro números (aunque con el tiempo se sumaron un número cero y un epílogo) en los que Kurt Busiek y Alex Ross realizaron un cariñoso homenaje al universo superheroico de la Casa de las Ideas visto desde la perspectiva de Phil Sheldon, un fotógrafo de sucesos. La historia fue narrada desde su punto de vista, haciendo que fuera lo más realista y verosímil posible.

“Marvels” fue un éxito de crítica y público, logrando cuatro premios Eisner. Ni que decir, que se trató de todo un oasis en el desierto en la trayectoria de la editorial durante los años noventa. Aunque hubo otros proyectos similares, que trataron de emular el tono de la obra original trasladando el protagonismo a un policía (Código de honor) o a una fan de Simon Williams (“Wonder years”), no sería hasta quince años después que se publicase la primera secuela verdadera con el título “Marvels: El ojo de la cámara”. De nuevo volvería Kurt Busiek, con una pequeña ayuda del también clásico Roger Stern. No sería el caso de Alex Ross, que en 2009 ya llevaba años siendo una súper estrella absoluta y eligiendo más sus proyectos, portadas casi en exclusiva.

En lugar del dibujante de Kingdom Come”, para “Marvels: El ojo de la cámara” se contó con el artista filipino Jay Anacleto. De estilo similar (aunque unos cuantos peldaños por debajo), el dibujante había destacado por centenares de portadas y por la creación del personaje “Aria”, que publicó en Avalon Studios, un subsello de Top Cow. Con él, se trajo también al colorista Brian Haberlin.

“Marvels: El ojo de la cámara” arranca poco después de la finalización de la obra original, que terminó con la muerte de Gwen Stacy. Este acontecimiento fue a grandes rasgos la culminación de la Silver Age de Marvel Comics. Tras ella, llegó una etapa más confusa, más experimental, que Kurt Busiek ha reflejado perfectamente en la historia que nos ocupa.

El tono que nos vamos a encontrar es mucho más lúgubre y oscuro que en “Marvels”. La fascinación que sentía Phil Sheldon por los llamados prodigios da lugar a la desconfianza o al miedo por la proliferación de personajes como Elektra o Punisher, o acontecimientos como el juicio de Magneto, la incorporación de un ex villano como Namor a los Vengadores o el asalto de los Amos del Mal a la mansión de éstos últimos. De esta forma, el guionista consigue que esa sensación de homenaje a la grandeza siga presente, pero a su vez evoluciona, como evolucionaron los tebeos de la editorial.

La sustitución de Alex Ross por Jay Anacleto también influye en la historia que Busiek y Stern nos cuentan. Con la excusa de la preparación de una secuela del libro que da título a la primera miniserie, Sheldon tendrá que buscar fuerzas y motivación para sacar adelante este monumental proyecto. Pero si en “Marvels” veíamos cómo muchas de las planchas de Ross eran “fotografías” tomadas por el protagonista, en “El ojo de la cámara”, el foco no se pone tanto en la situación, sino más bien en la emoción. En los sentimientos del fotógrafo, en su entorno formado por su mujer y sus hijas. Personas que, como él, también han crecido y cambiado. Esto hace que en la secuela haya menos viñetas de esas que quitan el hipo y el artista se centre más en los aspectos más mundanos y cercanos.

Con lo anteriormente expuesto, queda claro que “Marvels: El ojo de la cámara” deja un poso más pesimista y triste. Personalmente, también veo la pérdida de fe en los superhéroes de Phil Sheldon como una metáfora del coleccionista de cómics que en algún momento atraviesa una época de desencanto para volver al rollo con interés vigorizado. Esto es una parra del que esto escribe, claro está, pero no he podido pensarlo según leía y releía la miniserie.

Ahora bien, aunque el final es emotivo y, hasta cierto punto, optimista, en el camino Busiek nos mete una hostia a mano abierta de realidad, cuyo objeto es recordarnos que por mucho que pudiéramos estar rodeados de dioses, androides o alienígenas, el común de los mortales no somos más que eso, meros mortales. Qué cabrón, qué manera de cogernos de la mano para llevarnos por donde quiere.

En definitiva, “Marvels: El ojo de la cámara” es una secuela francamente digna. No termina de ser redonda, aunque sí que consigue maravillar en unas cuantas ocasiones. Panini ha redistribuido la obra recientemente por lo que os aconsejo echarle un ojo si la dejasteis pasar en su momento.