Enfrentarse a una nueva obra de Tom King se está convirtiendo cada vez más en una ruleta rusa en la que no sabes qué King te vas a encontrar, si el brillante guionista de Mr. Milagro o el tramposo que no parece conocer la esencia de los personajes que escribió Héroes en Crisis. Si bien había perdido un poco la fe en él, sus últimos trabajos (Strange Adventures, Rorschach) me habían conseguido convencer. Ahora que ECC publica el recopilatorio con toda la serie de Batman/Catwoman era el momento perfecto para ver qué tenía preparado para el desenlace de su etapa al frente de la colección del murciélago.

Para empezar hay que dejar claro que, a pesar de ser un cierre de su etapa en Batman es una serie limitada que se puede leer sin necesidad de haber leído lo anterior. Recordemos que King había planeado unos 100 números y tras los 85 de la serie principal, estos 12 y algunos especiales hacen que se alcance la cifra planificada desde un primer momento. King utiliza una estructura de tres líneas temporales alternas para contarnos la misma historia. En el pasado, Batman comienza a enamorarse de Catwoman, en el presente tendrán que investigar el asesinato del hijo de un antiguo interés amoroso de Wayne, y en el futuro Selina cierra cabos sueltos de su vida tras la pérdida de su marido y con su hija Helena como Batwoman oficial. Pero hay un factor común en estas tres historias y es la presencia del Joker en la relación de Bruce y Selina desde el principio hasta el fin.

Tom King nos ofrece un Cuento de Navidad de Catwoman, con el espíritu de las Navidades pasadas, presentes y futuras que podríamos decir que en las tres historias se encuentra personificado en el Joker. El tono navideño se mantiene omnipresente en toda la historia, en forma de villancicos y canciones navideños que van a sonar en este o aquel sitio, incluso, en meses cálidos. A través de estas historias nos muestra cómo ha sido a lo largo del tiempo la relación entre el murciélago y la gata, y cómo el Joker ha servido en muchas ocasiones de catalizador y en otras de punto de desencuentro por la manera en que ambos pretendían hacerle frente.

Me gusta mucho la línea futura de la historia. Probablemente porque es la única que tiene una historia clara y porque la apariencia de los personajes nos permiten identificar dicha línea temporal sin ninguna dificultad. Además, ese futuro con Batwoman incapaz de negar de quién es hija, con ese perfil recto y serio del que no podrá escapar ni en momentos en el que el peso de la sangre debería hacerle dudar. Igualmente interesante resulta la figura del nuevo Comisario de policía, algo que tiene mucho sentido y que aporta bastante a la evolución de los propios personajes protagonistas.

Pero si algo tiene esta obra es que resulta excesivamente confusa. King ya sabe que su público conocemos su manera de escribir, y se aprovecha de ello rizando el rizo sin parar para poder seguir manteniendo la sorpresa. Las líneas temporales se mezclan continuamente hasta el punto en que, en una misma página, podemos encontrar viñetas que se encuentran en cada una de ellas. Lo que en los primeros números se podría considerar un recurso para desconcertar al lector, alcanzado el ecuador de la serie sigue siendo un verdadero quebradero de cabeza.

Y puede que la culpa la tenga en parte también su dibujante principal, Clay Mann. El que acompañara a King en Héroes en Crisis, tiene un dibujo hipnótico por sus acabados preciosistas y su línea clara, con rostros bellísimos. En contraposición, cuando llega el momento de intentar averiguar en qué momento de la historia nos encontramos, las líneas pasadas y presentes resultan muy difíciles de identificar. No sucede esto en los únicos tres números que no dibuja Mann. King exigió a Mann para llevar a cabo este cierre, una vez le comunicaron que se cerraba su etapa en la serie regular, y demoró premeditadamente sus guiones para asegurarse de que otros compromisos no impedirían al dibujante poder realizarlos. Cuando el especial que dividía la serie (y que se incluye) se vio retrasado por el fallecimiento de John Paul Leon, Clay Mann no pudo llegar a tres de los doce números de la serie. Para estos números contaron con Liam Sharp, que suplió a Mann temporalmente. Sharp no tiene unos acabados tan limpios y preciosistas, pero utiliza estos tres números para experimentar y llevar a cabo continuos cambios de estilo que sí hacen mucho más identificables cada línea. Y es que en Sharp vamos a identificar influencias de todo tipo, desde Sam Kieth, Dave McKean, Frank Quitely, Bill Sienkiewicz o incluso Miguelantxo Prado, con multitud de técnicas de dibujo diferentes.

El tomo se ve completado con varios especiales o trozos de ellos, de entre los cuales destaco la historia del Anual #2 de Batman, dibujado por Lee Weeks y Michael Lark que cuenta un enfrentamiento entre Batman y Catwoman con un dibujo verdaderamente maravilloso. El resto de historias son pequeños relatos que ilustran algunos de los momentos clave de la historia entre los dos protagonistas de esta cabecera, en cualquiera de las líneas temporales tratadas.

En definitiva, Batman/Catwoman es una historia interesante, aunque se ve lastrada por una extensión innecesariamente excesiva y por ser especialmente confusa. Lo bueno que han tenido clásicamente otras historias de King es que ese ritmo lento y desordenado suele verse finalizado con un grand-finale que nos deja con las bocas abiertas y hace que la percepción global sea mucho mejor de lo que hemos podido ir experimentando en los números anteriores, pero con esta obra no me ha sucedido esto. Muchos puntos positivos, como el dibujo limpio y espectacular de Mann y la experimentación de Sharp, pero el resultado final me deja con el mismo sabor de boca que Héroes en Crisis, de historia fallida en la que King supedita la forma al contenido y fracasa en su empresa.

Lo mejor: La experimentación gráfica de Sharp, que por otro lado facilita la ubicación temporal de cada momento. El estudio de personajes del trío protagonista. Las decisiones para la línea futura.

Lo peor: Duración excesiva. Demasiado confusa. En mi opinión, el final no aporta un sentido suficiente a la fórmula elegida para contar la historia.