Es la hora de las tortas!!!

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Spiderman: La cacería perdida de Kraven

Spiderman: La cacería perdida de Kraven
Guion
J. M. DeMatteis
Dibujo
Eder Messias, Brent Peeples, Kyle Hotz, Marguerite Sauvage y Travel Foreman
Tinta
Belardino Bravo, Brent Peeples, Kyle Hotz, Marguerite Sauvage, Travel Foreman y Wayne Faucher
Color
Neeraj Menon, Chris Peter, Dee Cunnife, Marguerite Sauvage y Java Tartaglia
Formato
Cartoné. 120 páginas. Color
Precio
21€
Editorial
Panini Comics . 2023
Edición original
Spider-Man: Lost Hunt #1-5 (Marvel)

Con la corriente revivalista nostálgica de la Marvel de Cebulski, habrá quien se acerque a Spiderman: La cacería perdida de Kraven como otra más de las muchas miniseries de éste tipo y desigual calidad que nos han ido llegando en los últimos años.

No le faltará parte de razón, pero no es ni por asomo la primera vez que se revisita La última cacería de Kraven, la mítica historia que parieran J. M. DeMatteis y Mike Zeck hace ya más de 35 años. Y no nos referimos a las más o menos apócrifas, fuera de las manos de sus autores, como Tormento, la saga Cazado o la segunda Primera cacería de Kraven (tranquilos, en breve explicamos este contrasentido). Hablamos de las revisitaciones por parte de al menos uno de los autores originales, normalmente J.M. DeMatteis. La mayoría pueden encontrarse recopiladas en el tomo El alma del cazador, que además de la historia homónima, a cargo de casi todo el equipo original, incluía el annual precuela cuya historia se titulaba originalmente La primera cacería de Kraven (ahora ya queda más claro, ¿no?) y otra serie de historias menos memorables. Pero el guionista de Brooklyn ha articulado un buen puñado de historias posteriores sin Kraven, que también proceden de este clásico indiscutible. En su etapa con Sal Buscema en Spectacular Spiderman, sagas como El niño que llevas dentro o La muerte de Alimaña beberían directamente la de La última cacería de Kraven y una enorme parte de su obra posterior se verá teñida de los modos que creó en la histórica saga.

Spiderman: La cacería perdida de Kraven

Pero como siempre sucede en estos casos, entre tanta secuela, precuela, intercuela y escuela, la mayoría ha resultado bastante olvidable con suerte y también con honrosas excepciones. Y tal vez por estas últimas, oír el apellido DeMatteis vinculado de nuevo al del cazador en Spiderman: La cacería perdida de Kraven siempre resulta un reclamo.

Sin embargo y volviendo al principio, La cacería perdida de Kraven es una hija directa de la tendencia revivalista de la Marvel de Cebulski, puesto que no sólo es un retorno a la historia madre, sino que es un pequeño malabar de continuidad. La cacería perdida nos sitúa en un momento muy concreto de la historia de Spidey muy para viejos fans. A mediados de la saga de clon, Peter Parker ha cedido su puesto a Ben Reilly, MJ está embarazada y ambos se han retirado a vivir a Portland, Oregón, y , como colofón, Peter ha perdido sus poderes en la serie que se vino a llamar La aventura final. Es ahí donde nos ubican DeMatteis, Eder Messias y el resto de dibujantes para esta historia.

Pero es que por si no fuera poco, rescatan al personaje de Gregor, creado unos años antes de La aventura final y que había quedado como cabo suelto. Se presentaba como criado de Sergei Kravinoff y padre adoptivo de uno de sus hijos, el que fue llamado Cazador Macabro. Será este Gregor quien en este tomo decidirá retomar la tarea que Kraven dejó incompleta en uno de los momentos más vulnerables de Peter.

Spiderman: La cacería perdida de Kraven

Es loable el esfuerzo en este sentido de policía de la continuidad, pero me temo que, al situarse en los años noventa, la cosa se les ha ido un poco de las manos y se han metido demasiado en el papel. Los peores vicios de la infame década están aquí. Tenemos esos retratos de personaje ridículos e inverosímiles, cuyos códigos han envejecido mucho peor y se han quedado más desfasados que los de los 60, 70 u 80. Está también el DeMatteis más vacuamente verborreico y casi autoparódico. Y lo peor de todo es que el apartado gráfico es un pequeño desastre.

Al mando de este terreno está el brasileño Eder Messias, que ya lleva algún tiempo en el mercado USA, pero casi podría decirse que La cacería perdida de Kraven es su primera obra importante. Pese a ciertos dejes noventeros en anatomías y movimiento, aisladamente sus dibujos no dejan de tener su encanto, con ciertas reminiscencias de Adam Kubert, aunque sin llegar a la inmensa potencia visual del mayor de los Kubert. Nos encontramos también con varios intentos de homenaje Mike Zeck, pero se quedan en la carcasa, como copias estéticas de escasa carga emotiva. Pero más allá de esto es cuando sus dibujos tienen que formar parte de una historia cuando todo gira hacia el despropósito. Sus actings se muestran desencajados por completo, sus viñetas no respiran, sus elipsis son totalmente arbitrarias, no hay ritmo ni dirección de lectura y, sobre todo, hay una absoluta incomunicación con el guion de DeMatteis.

Esto es especialmente patente en un hecho que normalmente repercute a peor en casi cualquier tebeo, pero que en este caso hasta se agradece y es que tenemos un nutrido baile de dibujantes. Teniendo en cuenta que, salvo en el primero, en todos los números de esta miniserie de cinco, otro dibujante tiene que intervenir, habría que saber cómo de leoninos fueron los plazos y si tal vez no toda la culpa es del brasileño. Y es que hay fragmentos, como los dibujados por Kyle Hotz, Marguerite Sauvage o Travel Foreman, que corresponden a flashbacks o ensoñaciones que podrían justificar el cambio, pero Brent Peeples es evidentemente un reemplazo de emergencia, con un resultado aún peor que el de Messias.

Spiderman: La cacería perdida de Kraven

En cualquier caso, la variedad de dibujantes nos da algunas pistas de dónde están los problemas, dado que aunque DeMatteis no se encuentre en su mejor estado de forma, cuando dibujan Hotz, Sauvage o incluso un acelerado y descuidado Travel Foreman, la historia funciona, fluye y tiene sentido, mientras que con Messias y Peeples se percibe confusa y farragosa. De acuerdo que tanto Marguerite Sauvage como Foreman se encargan de secuencias de flashback, con una propuesta narrativa diferente de la acción real, pero cuando tenemos Hotz volvemos a estar cerca de ese dramatismo y esa intensidad que caracteriza a DeMatteis y esa pequeña muestra del tebeo que podía haber sido hace de Spiderman: La cacería perdida de Kraven una lectura aún más amarga.

Tal vez para los más viejos seguidores del trepamuros pueda tener su interés por lo que supone de encaje de continuidad, pero por lo demás Spiderman: La cacería perdida de Kraven resulta una firme candidata para ser olvidada, testigo de los peores vicios y afectaciones de DeMatteis y sin un dibujante que sepa darle a sus guiones la fuerza de Mike Zeck o la intensidad dramática de Sal Buscema. Quedémonos con que J.M. DeMatteis nos ha dado más de cuarenta años de otra multitud de grandes historias que elegir.

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