Con Nuestra hermana pequeña 3 llegamos al ecuador de esta entrañable serie de Akimi Yoshida y no es ya solo que esté completamente a bordo desde el primer tomo, es que comienza a asomarse esa angustia sobre qué va a ser de mi cuando esta serie termine en sólo un par de entregas más.

Cuando una historia se centra en el argumento, la estructura, un efecto de ritmo concreto, giros o casi cualquier otra cosa, al terminar siempre nos puede dejar con más o menos ganas, aunque si está bien construida y ejecutada, lo lógico sería dejarnos satisfechos. Sin embargo, hay como mínimo una excepción y es que cuando el peso de la historia recae en los personajes, cuando te enamoras de todos y cada uno de ellos como en Nuestra hermana pequeña 3, queremos que la historia no acabe nunca y, cuando lo haga, se nos quedará un vacío en ese lugar tan grande que se han hecho en nuestro corazón.

Y es que ya solo es Suzu, la que quizá podríamos considerar como lo más cercano a una protagonista en este reparto coral. Ni siquiera se trata sólo de las hermanas Koda, sino de absolutamente todo el elenco. Con cada nueva entrega, personajes secundarios van ganando profundidad y peso en el mosaico de historias que nos ofrece Akimi Yoshida e incluso algunos llegan a tener un papel de todo central en Nuestra hermana pequeña 3. Pero es que además nuevos actores se van sumando al reparto y resultan tan carismáticos y encantadores como los que ya conocíamos.

Como relato coral, no hay una sola línea sobre la que establecer una sinopsis, sino que son tantas tramas y cruces entre ellas como vidas que vemos asomarse en esta ciudad de Kamakura. Podríamos hablar del evento que tiene lugar y que hace entrar en la historia a la familia materna de Suzu, de los nuevos retos laborales de Sachi y Yoshi, de los nuevos caminos emocionales que se abren también para ambas o incluso la misma Suzu o todo lo que va a ocurrir con el restaurante Umineko, que era uno de los grandes puntos de encuentro de la serie… pero eso son solo los acontecimientos que sirven para trasladarnos los temas de los que quiere hablar la autora y, sobre todo, para dejarnos asomarnos a las vivencias de esos personajes que son lo que realmente nos cautiva.

Nuestra hermana pequeña 3 sigue siendo ese manga que nos habla de individuos que crecen y se enfrentan a nuevas etapas, que nos enseñan que afrontar retos no siempre implica esa superación personal por encima de todo tan japonesa, sino simplemente vivir. Tener miedo, cometer errores y dar media vuelta también convierte a estos personajes en personas.

La muerte es también en Nuestra hermana pequeña 3 un tema central, tal y como lo lleva siendo desde el principio. No olvidemos que esta serie comienza con el fallecimiento del padre de las cuatro hermanas y el segundo tomo con el aniversario del mismo. De nuevo, la muerte trae nuevos comienzos a esta historia: nuevos personajes que aparecen, nuevas etapas que se abren para otros y nuevos pedazos de vida para todos ellos… y herencias y legados, otro de los grandes temas de fondo de Yoshida en esta historia, porque cuando la vida se acaba, la vida sigue.

Otro de ellos es curiosamente la comida. No acierto a saber si es por el carácter de socialización y actividad de grupo, casi de festividad, que tiene la comida en Japón y que de algún modo tanto guarda en común con la cultura mediterránea, pero es un tema que siempre está presente para Akimi Yoshida. La comida nos enseña el paso del tiempo cuando vemos qué se come en distintas festividades. La comida es un acto social y buena parte de los devenires de la trama de Nuestra hermana pequeña 3 se gesta en estos momentos. De algún modo nos hace también a través de la comida partícipes del círculo y nos acerca a estos personajes, a los que acompañamos y a que compartan con nosotros sus vivencias. Por más distancia que no separe, física, cultural o de cualquier tipo, todos nos podemos ver un poco reflejados. El gran acierto de la autora es que sintamos a estos personajes desde la parte más emocional, sin sensiblerías y trucos, pero también sin barreras y sólo con retazos de sus vidas, que por más ficticios que sean, percibimos cercanos y reales.

Mencionábamos también, al presentar esta serie, la adaptación fílmica de 2015 y sin duda la película de Kore-eda Hirokazu es extraordinaria, pero este manga nos permite ir mucho más lejos, ampliar el elenco personalidades y sus vidas más allá de lo poquito que cabía en las dos horas de metraje. Nuestra hermana pequeña. Diario de una ciudad costera está llena de personajes de los que no quieres despedirte. Sólo quedan ya dos tomos más para decir adiós a las hermanas Koda y todo el resto de los pobladores de las páginas de esta serie y empiezo a echarlos de menos.