Jean-Pierre Pecau e Igor Kordey son dos nombres que ya nos hemos acostumbrado a ver juntos. Hace ya casi veinte años que comenzaron a colaborar en La Historia Oculta y desde entonces han vuelto a unir fuerzas en multitud de títulos como Imperio, El príncipe de las tinieblas, La horda de oro o Los 30 denarios y ahora ECC nos trae recopilado en un solo tomo su último trabajo: Mobius.

En esta ocasión nos introducen en una historia que mezcla acción, ciencia ficción y fantasía, que aunque comience muy a pie de calle, en un asentamiento gitano en París, no tardará en volverse todo muy loco. Mobius nos plantea un escenario en el que cuando la gente muere se reencarna automáticamente en otra tierra paralela de las incontables que existen. La inmensa mayoría de la gente olvida su vida anterior, pero unos pocos, llamados viajeros, son la excepción a esta regla. Berg es un viajero, pero por algún motivo no lo recuerda. Reclutado por Lee, otra de ellos, emprenderán una caza del asesino a través de mundos paralelos a cual más pintoresco, en la que vamos descubriendo cómo funciona este extraño multiverso.

Lo más curioso es tal vez todo el planteamiento de ciencia ficción a gran escala que establecen los autores tomando como base un terreno no especialmente transitado en ficción, como son los mitos y folclore gitanos. Estamos hartos de ver historias que se apoyan en las mitologías griega, nórdica, egipcia… incluso otras tal vez menos cercanas como los mitos hindúes o japoneses, pero he de reconocer que Mobius es la primera historia de ciencia-ficción con la que me he topado usando estos mitos de partida.

Tal vez por su escasa presencia en la cultura popular y también por la complejidad de la idea que plantean en Mobius, Pécau pone gran parte del esfuerzo del tebeo en explicarnos su propuesta de universo. Y la verdad, es muy curioso que la palabra francesa para «guionista» sea «scénariste» que tiene la misma raíz griega que la palabra «escenario». No pretendo con este dato presumir de nada más allá de que sé usar un buscador, pero me resultaba especialmente descriptivo en el caso de Mobius ya que la mayor virtud de la obra es la minuciosa labor de worldbuilding… pero también su mayor flaqueza.

Por más que Kordey sea una auténtica bestia parda a la hora de meternos esto por lo ojos, Pécau tiene demasiadas ganas de explicarnos hasta el último detalle del más mínimo engranaje del complejo universo que ha creado. Esto nos da montones de ideas interesantes, pero también hace el tebeo un tanto árido por momentos, dada la densidad de información, y hasta confuso en ocasiones.

Tiene tantas cosas que contarnos que no tiene tiempo para dejar que Kordey nos las cuente con imágenes y superpuebla las páginas de toneladas de diálogos expositivos. Casi parece que hay dos personajes protagonistas en lugar de uno sólo para que se puedan soltar el rollo el uno al otro. Está tan centrado en darnos todas esas explicaciones que, más allá de cerrarlo todo, genera el efecto contrario y deja más expuestas todas aquellas cosas que no explicita y no terminan de encajar

La historia se convierte casi una excusa, los personajes no tienen apenas un desarrollo ni una identidad de carácter, más allá que la que aporta Kordey con diseño y acting. Son meros vehículos para trasladarnos la compleja construcción que ha creado Pécau a través de los mitos de partida. No faltará algún one-liner y guiños a Matrix, Lovecraft o Moorcock, pero los personajes no dejan de ser estereotipos genéricos para molar y tal vez la única peculiaridad del protagonista es su pertinente falta de memoria, que está tan sola en ese aspecto, que no es difícil sumar dos y dos y adelantarnos a ciertos giros.

Al que no se le puede poner la más mínima pega, como ya adelantábamos, es a Kordey. El artista croata se las arregla para sortear las toneladas de texto y proponer distintos experimentos para evitar talking heads y centrarnos en abrir el plano al inmenso universo que nos proponen. Su potencia visual habitual está intacta en Mobius y, tal vez, aunque Kordey supervisa el color y ya había trabajado antes con Anubis, se echa de menos un render menos relamido y más visceral acorde con la propuesta del dibujante. En cualquier caso esto es más acusado sobre todo en la primera parte de la obra, donde los escenarios nos acercan más al realismo y, a medida que vamos visitando distintas tierras y puede soltarse la melena con paletas más contundentes, se hace menos notorio ese acabado demasiado pulido y blando.

Mobius es tal vez uno de esos cómics donde pesa más el cómic que podría haber sido que el que ha resultado ser. Tenemos todo un enorme tejido de ingeniería a partir de esa mezcla de mitos y conceptos de ciencia ficción que se esfuerza más en presentarse en toda su magnitud que en contarnos una historia. Hay montones de ideas y propuestas de lo más evocadoras y sugerentes en este cómic y las imágenes de Kordey acrecientan esta sensación, pero al final es casi como si nos dieran el manual de un juego de rol que planeta un universo para que seamos nosotros los que imaginemos las historias que podrían suceder en él. Lo que plantean es un inmenso universo lleno de posibilidades, pero sin un ancla emocional con los personajes, un desarrollo de los mismos o un argumento más allá de la excusa para el worldbuilding, termina quedándose todo un poco en una presentación, un capítulo uno y no la serie completa que parece querer ser.