El relanzamiento que hizo Jonathan Hickman de las colecciones mutantes hace ya más de cuatro años fue tan personal, tan relacionado con los habituales planteamientos del autor, que la Era de Krakoa también ha sido conocida como los mutantes de Hickman. Pero a estas alturas son ya diez los guionistas que han pasado por este entorno, y el autor en cuestión sólo escribe de forma regular una serie, haciendo las veces de coordinador de la línea. Teniendo eso claro, no es tan de extrañar que en Amanecer de X 11 no haya ningún tebeo escrito por él. Aunque también es cierto que es el primer recopilatorio de esta etapa que no cuenta con su nombre en el listado de guionistas.

Pero no es sólo Hickman el guionista que falta en este tomo. Tampoco tenemos ninguna de las series de Gerry Duggan, responsable de Merodeadores y de la reciente Cable, y de Benjamin Percy, guionista de X-Force y Lobezno, sólo tenemos una historia que apareció de complemento en el primer número de la última serie regular del mutante de las garras. Siendo X-Men, Merodeadores y X-Force/Lobezno las series sobre las que recae el principal peso argumental de lo que ocurre durante la Era de Krakoa, este tomo nos deja un poco con la sensación de que estamos ante historias periféricas, quizás un poco hasta de relleno.

Arrancamos con dos números de Nuevos Mutantes, continuando con la historia que empezó el mes pasado en la nación antimutante de Carnelia. La alineación del grupo es todo un repaso a la historia de los mutantes jóvenes. Así, tenemos por aquí a Magik, Karma, Loba Venenosa, Magma, Cifra y Warlock de los primeros tiempos de los Nuevos Mutantes, a Bum Bum como representante de los paramilitares X-Force de Rob Liefeld, a Cámara y Mondo de Generación X, a Glob de la Escuela de Xavier de la época de Grant Morrison, y a Armadura de la Increíble Patrulla-X de Joss Whedon y John Cassaday.  La mutante que necesitaba su ayuda, Cosmar, tiene unos extraños poderes de modificación de la realidad vía los sueños (una Freddy Krueger sin mala leche, vamos), que da lugar a escenas que podrían ser visualmente muy potentes, pero no terminan de ser bien resueltas por el dibujante Flaviano Armentaro. Echamos de menos aquí a Rod Reis, que sí que podría haber sacado oro visual de estos números.

La historia de Lobezno no es precisamente la típica historia corta de complemento. Son más de treinta páginas en las que se introduce a Omega Rojo (el primer personaje nuevo de la franquicia mutante tras la salida de Chris Claremont en 1991) en la era de Krakoa en una historia que gira alrededor de Drácula y los vampiros, y aún esta por ver si tiene algún tipo de importancia posterior. Al dibujo, un siempre interesante Viktor Bogdanovic en uno de sus primeros trabajos para Marvel, aunque tampoco se ha prodigado demasiado posteriormente en la editorial.

El siguiente número pertenece a Excalibur, una serie con un espectacular dibujo de Marcus To, pero que no termina de dejar claro qué quiere hacer Tini Howard con ella ni a dónde se está dirigiendo. Otromundo siempre ha sido un concepto fascinante, y las distorsiones de la realidad de Jamie Braddock son una idea muy potente, pero… Quizás sea esta serie la lectura menos satisfactoria de Amanecer de X en los últimos meses.

Y cerramos con dos números de la última adición al entorno mutante, los Infernales de Zeb Wells. Ya se había mostrado el regreso de Madelyne Pryor, la mismísima Reina Duende, en la última página del número anterior, pero aquí la tenemos de vuelta en toda su siniestra gloria, junto a los Merodeadores (el grupo clásico, no el de Kate Pryde). Estamos ante la serie más oscura, la más conceptualmente violenta de la franquicia, pero aún tenemos que ver hacia dónde se dirige. La lectura ha sido interesante, demostrando que el primer número no fue un espejismo, y el dibujo de Stephen Segovia cumple a la perfección con lo que nos quiere contar la historia.

En general, el nivel de los números de este tomo ha sido de notable, pero salvo quizás en Infernales nada parece tener especial trascendencia para la historia global que llevamos ya más de un año leyendo en Marvel Premiere. Aún así, habrá que ver si los autores nos están sembrando semillas y no nos hemos dado cuenta todavía. Pero la verdad es que la sensación que nos ha dado Amanecer de X 11 es de estar ante el típico número de fill in que tienen todas las series superheroicas en algún momento. Pero de casi doscientas páginas.

Y tranquilos, que el mes que viene tenemos de vuelta a Jonathan Hickman.