¡El oscuro acontecimiento que cambió la faz del Universo Marvel! Los principales héroes de La Casa de las Ideas, muchos de los que luego formarán Los Nuevos Vengadores, se unen bajo las órdenes de Nick Furia para derrocar el gobierno de Latveria. Es una misión secreta, que el gobierno de EE.UU. no aprueba. Y cuando termine, será cuando empiecen los verdaderos problemas.

No recuerdo cuándo fue la primera vez que leí algo sobre este tebeo, pero sólo ver los nombres de Bendis y Dell’Otto en la portada hizo que me lanzara de cabeza hacia él. Concretamente se trataba de un TPB americano, así que sería hace alrededor de 15 años. Tal vez el título de Secret War me llamara a engaño. A mí, que me tiré incontables horas de mi niñez jugando con mis muñequitos (en aquella época no eran figuras de accción, eran muñequitos) de las Secret Wars, me la dieron con queso poniendo un título tan parecido en la portada. Pero me dio igual: nada más empezar a leer ya estaba enganchado. Un tebeo que empieza con una explosión y sigue con una conspiración secreta para derrocar el gobierno de Latveria tiene mi atención desde el principio.

La historia arranca cuando una supervillana se cuela en el piso de Luke Cage y Jessica Jones en Harlem, y provoca una explosión que manda a aquel al hospital, dejándolo en coma. También son atacados en su domicilio el Capitán América y Daredevil, por enemigos que no son sus habituales, y sin motivo aparente. Al enterarse Nick Furia, se da cuenta de que se trata de un ataque en represalia por algo que hicieron un año atrás. En un flashback, descubrimos que el Chatarrero está proveyendo de material de alta tecnología a muchos supervillanos que no deberían ser capaces de costeársela. La investigación lleva a SHIELD hasta Latveria, donde la Viuda Negra averigua que el Chatarrero está en negociaciones con la Primera Ministra del país, Lucia Von Bardas. En vista de que el gobierno de Estados Unidos no piensa hacer nada al respecto, Furia reúne a un equipo de superhéroes para infiltrarse en Latveria y dejar un contundente mensaje. Esta será su Guerra Secreta. Con lo que no contaba Furia es con que este ataque daría lugar a graves represalias un año después.

Brian Michael Bendis nos había deslumbrado con su frescura a los guiones en obras como Alias o Daredevil, antes de convertirse en un cliché andante. En este Secret War no abusa tanto de los diálogos interminables y los bustos parlantes, sobre todo porque con un dibujante como Gabriele Dell’Otto, copipastear viñetas es un crimen (aunque veremos que lo hará a menudo, y no precisamente por exigencias del guion). En esta obra, Bendis combina la trama de espionaje inicial con la acción más superheroica de los dos últimos números, de manera que contenta con creces a todo tipo de lectores. En efecto, si bien al principio Bendis nos engancha con una trama que juega con misiones secretas y recuerdos borrados, lo que aconteció realmente en Latveria no se nos revela hasta el final de la historia, una vez que ha terminado la ensalada de mamporros. De manera que en realidad el grueso de Secret War gira alrededor de las consecuencias de sus actos, actos sobre los que sólo podemos especular hasta que terminamos de leer el volumen.

Para su Guerra Secreta, Furia reclutó a un equipo de héroes de lo más heterogéneo, pero cuyas habilidades combinadas serían requeridas para completar con éxito su misión. Así, se buscó la ayuda de Daredevil, Luke Cage, la Viuda Negra, el Capitán América, Spiderman, Lobezno y una nueva recluta de SHIELD, cuya identidad no descubrimos hasta pasados un par de números. Por desgracia, el trabajo en Latveria de este grupo de superhéroes se nos escamotea: habría sido interesante ver las sinergias creadas por este equipo sobre el terreno, combinando las habilidades de infiltración de la Viuda y Lobezno, con la fuerza bruta de Luke Cage y Spiderman. Con lo que a mí me gustan las historias de atracos y misiones imposibles… Y eso que, según afirmó el propio Bendis, se inspiró en historias de operaciones clasificadas que le contó en su infancia un oficial anónimo de alto rango de la Comunidad de Inteligencia de los EEEUU. Unas cuantas páginas de flashback dedicadas a la misión latveriana no habrían estado de más.

¿Y qué podemos decir del extraordinario trabajo de Gabriele Dell’Otto? Es un autor italiano al que hemos visto con más frecuencia haciendo portadas que arte interior. Pese a emplear un estilo pictórico, huye del fotorrealismo, lo que hace que sus páginas no pierdan el necesario dinamismo en las escenas de acción. Aunque para algunos personajes, como Lobezno, abunda en la caricatura, su representación de Steve Rogers le aporta la autoridad y toda la presencia física del personaje. Los aficionados a los detalles reconocerán a una joven Angelina Jolie en los rasgos de la agente Daisy Johnson, pero es la única concesión que Dell’Otto (X-Force: Sexo + Violencia) hace al fotorrealismo. Por lo demás, sus páginas pintadas, que recuerda tanto a un joven Alex Ross como al Sienkiewicz menos experimental, están llenas de una tensión que, inevitablemente, explota en el confrontamiento final. Y vaya si explota.

Al final de cada número recopilado aquí tenemos unas cuantas páginas de texto en las que Bendis explora otros aspectos de su Guerra Secreta, como son los interrogatorios de SHIELD, o las conversaciones telefónicas grabadas. Junto con la miniserie de 5 números, se incluye también aquí el número especial De los archivos de Nick Furia, escrito por Mike Raicht, que desclasifica documentos confidenciales que SHIELD registró acerca de los participantes en la contienda. Un vistazo exhaustivo a los actores de la gran tragedia que cambió para siempre el destino del Universo Marvel, y nuevas revelaciones sobre el futuro que le aguarda al director de la agencia de espionaje. Fichas confidenciales, grabaciones de conversaciones, los diseños de la serie y un montón de bocetos e ilustraciones de Dell’Otto completan este magnífico volumen.

Es muy fácil reírse de Brian Michael Bendis, el adalid del decompressive storytelling y los bustos parlantes, pero a menudo se nos olvida que es un escritor ganador de cinco Premios Eisner y que, cuando se lo curra, es capaz de presentar obras muy buenas. Tal vez este Secret War no alcance las cotas de excelencia de otras grandes obras suyas justo anteriores a esta, pero sin duda es muy superior a sus últimos trabajos en DC Comics. Solo por esto, y por los maravillosos dibujos de Gabriele Dell’Otto, Secret War es una lectura obligada.