Hay una cosa que no se le puede negar al sello Leviathan Labs, y es que tienen bien clara cuál es su línea editorial: el cómic de terror. Desde que empezaron su andadura en España han editado “Vietnam Horror” (terror bélico con tintes lovecraftianos), “Buddies” (Vudú, canibalismo y flow setentero) y tres números de “Giallo Amarillo” y uno de “Giallo Púrpura”. Ahora nos llega la primera, y flamante entrega, de “Locust”.
Escrita por Massimo Rossi en persona, jefazo de Leviathan Labs, y dibujada por el artista español Alex Nieto (“La Invocación de Ion”), “Locust” es una historia postapocalíptica publicada originalmente en forma de dos miniseries de cuatro números por la editorial norteamericana Scout Comics. La edición patria cuenta con una nueva portada creada para la ocasión, y este primer volumen me ha dejado con unas ganas locas de saber el desenlace de la historia.
“Locust” se apoya en referentes notables y muy reconocibles
Antes que nada, me gustaría dejar claro que “Locust” es un tebeo palomitero, el equivalente a un blockbuster veraniego, concebido para pasar un buen rato sin mayores complicaciones. La premisa es sencilla y directa. Un buen día una nueva plaga, que parece que proviene del norte de África, empieza a correr como la pólvora por el mundo civilizado. Un caso esporádico en una ciudad de Estados Unidos, más tarde un brote más grande en la otra punta del país y al cabo de pocos días el caos más absoluto ha quedado desatado.
Lejos de conformarse en un tebeo pandémico más, los autores introducen un elemento definitorio pues el virus es mucho más que una gripe agresiva ya que acaba convirtiendo a las víctimas en langostas humanas. Si a esto le añadimos que ciertas relaciones entre personajes y el desarrollo de la historia recuerda en los aspectos básicos al videojuego “The Last of Us” o al libro “La Carretera”, de Conrad McCarthy, tenemos unos ingredientes infalibles para crear un cocktail de alto octanaje que nos dejará pegados al tebeo desde que comenzamos a leerlo hasta que lo terminamos (con un cliffhanger de manual).
Los protagonistas son Max, un humilde pescador, y su anciana madre, que tratarán de sobrevivir en este nuevo mundo. Tirando de tópico, todo hay que decirlo, Rossi trata de meter la habitual moralina relativa a que la supervivencia hace resaltar los aspectos más bajos de la naturaleza humana. El hecho de que el virus haga mutar a las personas en monstruosas langostas no es nada casual y sirve como vehículo para hacer una interesante analogía con la plaga bíblica tal como se cuenta en el libro del Éxodo 10,1-20.
En “Locust” no tardarán en asomar la nariz un buen puñado de fanáticos religiosos que se auto consideran los elegidos de Dios, siendo a la postre casi tan peligrosos como el propio virus. De hecho, buena parte de la trama se centra más en la relación de Max con este nuevo culto. Tanto es así que hay momentos en los que la amenaza de los mutados se nos llega a olvidar por completo.
En esencia, “Locust” tiene un comienzo trepidante y muy dinámico para luego pasar a una narración más pausada centrada en el drama humano. No inventa nada, pero lo que nos ofrece resulta lo suficientemente divertido e interesante para que pasemos por alto su nula originalidad.
En la parte artística nos encontramos a Alex Nieto, joven ilustrador del que tuve la ocasión de reseñar la mencionada “La Invocación de Ion”. En estas páginas el dibujante nos muestra una faceta más madura de su estilo, con reminiscencias a un gigante de la industria como Mike Mignola. Nieto realiza un gran trabajo en la ambientación, diseño de personajes y narrativa mostrando unas escenas de acción brutales. La única pega es que los rostros humanos resultan demasiado parecidos, dependiendo demasiado de elementos estéticos como barbas, gorros, piercings y demás para diferenciarlos. No obstante, este es un detalle que considero menor.
La edición de “Locust” que nos ofrece Leviathan Labs no está exenta de los habituales fallos gramaticales en la traducción al castellano que suelen tener sus tebeos, si bien es cierto que apenas he encontrado un par. La obra se presenta en encuadernación rústica con papel de calidad e incluye las portadas originales, bocetos de Alex y un par de pin ups de Juan José Ryp y Roberto Ricci.
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