Alex Ross es un autor que, antes de saber de qué va cada tebeo suyo que se publica, ya te ha conquistado por la vista. Decimos muchos que un cómic que no tiene una historia interesante detrás se queda en poco más que un portafolio, pero es que solo con la calidad del arte del pictórico ilustrador ya merece la pena acercarse a cualquier cosa que lleve su nombre. Pero es que además, suele saber rodearse de guionistas más que competentes: Mark Waid en Kingdom Come, Kurt Busiek en Marvels, Paul Dini en Los mejores superhéroes del mundo… Ahora nos ha llegado una nueva edición (la quinta ya) de Justicia, su declaración de amor a la Liga de la Justicia y a la forma de hacer cómics de la Edad de Plata.
Justicia es una obra publicada originalmente como serie limitada de doce números entre 2005 y 2007, y también en ese formato (pero en tamaño magazine) en castellano entre 2007 y 2008. En ella se nos cuenta un enfrentamiento (fuera de continuidad, como casi todo lo que hace Ross) entre una buena parte de los héroes del Universo DC, centrada, eso sí, alrededor de la Liga de la Justicia, y una versión extendida de la Legión del Mal. El punto de partida no puede ser más prometedor: los grandes villanos de la Tierra tienen simultáneamente una pesadilla en la que los héroes son incapaces de detener una catástrofe mundial. Pero al despertar, todos tienen la sensación de que no ha sido solo un sueño desagradable, sino una premonición. Así que deciden dar un giro a sus carreras e intentar salvar el mundo ellos. A fin de cuentas, también viven en él.
Justicia es una obra más grande que la vida misma. La coalición de todos los grandes héroes del Universo DC (y de cualquier otro cosmos superheroico) sólo se justifica si la amenaza a combatir es imbatible para los héroes por separado. ¿La Liga de la Justicia contra una estrella de mar alienígena gigante de poderes desconocidos? Compro. ¿El Sindicato del Crimen? Por supuesto. ¿Gorilla Grodd en solitario? Venga, hombre. Si Flash puede con él (con dificultades a veces, pero puede), qué falta le hacen otros seis héroes más. Y Alex Ross es plenamente consciente de esto, así que plantea una situación en la que la Liga está totalmente desbordada.
Tanto es así que la coalición de héroes de esta serie es posiblemente la más extensa que hemos podido ver en mucho tiempo. Olvidaos de los siete miembros clásicos: tan solo en el primer número ya hacen acto de presencia quince héroes: Aquaman, Atom, Batman, Canario Negro, Shazam, Flash, Green Arrow, Green Lantern, Hawkgirl, Hawkman, el Detective Marciano, Plastic Man, Tornado Rojo, Superman y Wonder Woman. Frente a ellos, la Legión del Mal con seis miembros. Y la alineación va creciendo en ambos bandos, uniéndose además otros grupos de héroes a la trifulca, como los Metal Men, la Patrulla Condenada, la Familia Marvel o los Jóvenes Titanes. Y quizás esto sea la mayor fortaleza y a la vez la mayor debilidad de la serie: quien mucho abarca, poco aprieta. Lo que empieza como una versión con esteroides de los Super Amigos de la televisión mezclado con un homenaje a la Liga pre-Crisis, acaba siendo una alfombra roja en la que por momentos da la sensación de que el objetivo es sacar cuantos más personajes mejor. El último número, sin contar a los Green Lantern Corps y a la Legión de Superhéroes, que hacen acto de presencia en una página cada equipo, incluye a nada menos que veinticinco héroes. Por muy espectacular visualmente que queden todas y cada una de las páginas, el aporte de muchos de estos personajes es totalmente accesorio.
Aún así, hay que reconocer que la historia está tremendamente entretenida. La ambientación pre-Crisis llama al niño que llevamos dentro todos los lectores de superhéroes y aunque le veamos los defectos, las ganas de levantarnos a por palomitas están ahí presentes. Eso sí, un lector con una cierta experiencia en el campo captará muchas de las ideas que se dejan caer por aquí. La idea de que los superhéroes pueden hacer poco por los problemas reales del mundo es uno de los pilares de Superman: Paz en la Tierra, lo de Batman teniendo un plan B por si acaso sus compañeros se convierten en un problema lo tenemos en Torre de Babel… e incluso la idea de figuras claramente villanescas haciendo el bien en el mundo se puede encontrar en Breve relato sobre el Anticristo, del filósofo ruso Vladímir Soloviov, que la banda de metal sinfónico Therion adaptó en su álbum Beloved Antichrist.
Visualmente, el resultado final es claramente Alex Ross. Pero se nota que no es el único artista de esta obra. La composición de página y los lápices son del británico Doug Braithwaite (que, junto a Jim Krueger y Alex Ross son el núcleo central de Universo X y Paraíso X), y se nota que, aunque estéticamente vemos a Ross, echamos un poco en falta la potencia que el artista de Portland suele plasmar en las páginas que hace como artista completo.
No nos confundamos, no estoy diciendo ni remotamente que Justicia sea un mal tebeo. Es una carta de amor a uno de los mayores grupos de héroes del género, y a una época en la que los cómics se hacían de una forma diferente, y visualmente es apabullante. Sólo es que es una obra de un autor que tiene en su currículum obras maestras como las mencionadas Kingdom Come, Marvels o Los mejores superhéroes del mundo. Y claro, por comparación, es difícil estar a la altura. Pero aunque Justicia no sea una obra maestra, es un tebeo que llega holgadamente al notable.
