Periódicamente, con motivo de los aniversarios redondos, las grandes editoriales de cómics lanzan proyectos especiales conmemorando estas fechas. En 1998, se cumplieron sesenta años de la primera aparición de Superman, y en los posteriores fueron llegando a esa edad Batman, Shazam y Wonder Woman. Para celebrarlo, DC encargó sendas novelas gráficas a dos legendarios autores como Paul Dini y Alex Ross, que recopila ahora ECC en el volumen Los mejores superhéroes del mundo.
Tanto Paul Dini como Alex Ross son importantes nombres en la historia del género superheroico. El primero, además de ser el cocreador de personajes como Harley Quinn o el Batman del futuro, fue uno de los guionistas de la serie de animación de Batman de 1992, escribió Amor loco y Noche oscura: Una historia verídica de Batman y se ha llevado a lo largo de su carrera nada menos que siete premios Eisner. Alex Ross es quizás más conocido por su faceta como ilustrador y portadista, pero tiene en su bibliografía dos obras fundamentales como son Kingdom Come o Marvels. De la colaboración de ambos era de esperar que saliera un material de primera… y así ha sido. En este volumen tenemos cuatro historias individuales y una colectiva protagonizada por la Liga de la Justicia, conmemorando los aniversarios colectivamente de un buen puñado del resto de personajes de la editorial. Los álbumes protagonizados por los personajes individuales son miradas introspectivas y adultas a cada uno de los iconos, demostrando que los autores entienden a los personajes a la perfección pero enfrentándolos a problemas del mundo real.
El álbum comienza con Superman: Paz en la Tierra, una historia en la que el primer superhéroe se ve enfrentado con el problema del hambre en el mundo y decide poner todo lo que está en sus manos para intentar, si no solucionarlo, al menos aliviarlo. Pero la escasez de recursos no es un problema tan grande como la concentración de los mismos en una pequeña parte de la población mundial, y la solución pasaría por una redistribución que muchos de los que se ven beneficiados por el sistema en el que vivimos no están dispuestos a aceptar. Además, los más ricos son los que tienen el poder militar, y por mucha superfuerza y supervelocidad que tenga, Superman no puede estar en todas las partes del mundo a la vez. La esencia de Superman está sin duda en estas páginas: es una persona que tiene como objetivo vital ayudar a sus semejantes y proteger a los desfavorecidos, como quedaba claro en la versión original de Jerry Siegel y Joe Shuster. Pero los problemas del mundo real son demasiado complejos como para que un personaje de cuatricomía pueda resolverlos.
Batman protagoniza Guerra contra el crimen con un enfoque similar al de la historia de Superman. Aunque el Murciélago de Gotham tiene posiblemente la mejor galería de villanos del cómic superheroico, su origen está ligado a la violencia urbana, al crimen callejero. Y eso es un síntoma de que algo va mal en la sociedad, y no se puede solucionar a golpes y con el contenido del bat-cinturón. Para acabar con la delincuencia hay que atacar a su origen, y en él encontramos la pobreza y la desigualdad, algo contra lo que, al igual que ocurría con Superman, Batman no puede hacer nada. Pero quizás en este caso, su alter ego, Bruce Wayne, sea más últil que el Caballero Oscuro.
En El poder de la esperanza tenemos a Shazam, y de nuevo, Paul Dini encuentra la voz y los temas perfectos para el personaje. El Capitán Marvel es un personaje más luminoso, más inocente, derivado del hecho de ser un niño con el cuerpo mágico de un superhéroe. Aquí no tenemos al protagonista enfrentándose a grandes problemas globales. A veces, un héroe sólo hace lo que puede, y en este caso Billy Batson decide que puede ayudar a unos niños que están en un hospital dándoles la esperanza que necesitan en momentos difíciles. Quizás sea el álbum menos grandilocuente, pero el más íntimo y emotivo de todos ellos.
Wonder Woman es un personaje complejo. El espíritu de la verdad acompaña a Diana tanto en su faceta superheroica como en la de embajadora de Themiscyra, intentando comprender un mundo que le resulta totalmente ajeno y en el que se encuentra injusticias como el uso de escudos humanos o la discriminación que existe en una buena parte del mundo a las mujeres simplemente por haber nacido como tales. Y se encontrará con gente que la desprecia solo por ser una mujer empoderada. Tranquila, Diana, no eres la única que no entiende nada.
Termina el tomo con un álbum dedicado a la Liga de la Justicia al completo, en un tono que pretende integrar el estilo más adulto de los álbumes previos con el tono camp de las primeras apariciones del grupo en los años 60. Un virus alienígena ha caído en la Tierra, y la Liga tiene que deshacerse de él y buscar una cura para las personas que ya han sido infectadas, aprovechando las capacidades individuales de los miembros del grupo y dedicando escenas individuales o por parejas, como era habitual en los comienzos de la Silver Age. Se completa la parte de la Liga con Secret Origins, un álbum en el que se cuentan los orígenes de los principales personajes de la editorial en páginas dobles.
El estilo narrativo en las novelas gráficas de Superman, Batman, Shazam y Wonder Woman se aparta del estilo habitual del cómic superheroico. Estamos ante ilustraciones sin bocadillos, en una buena parte de la obra ni siquiera con viñetas. Los textos de apoyo nos van contando la historia con los pensamientos del protagonista, dando como resultado final historias pausadas de tono intimista y un cierto sabor amargo. Aunque el reclamo comercial de esta obra sea a primera vista el ilustrador Alex Ross, el trabajo a los textos de Paul Dini es impecable, y la combinación entre arte y textos funciona impecablemente.
Los mejores superhéroes del mundo es un tomo que retoma el formato Absolute que tan de moda estuvo hace unos años. El tamaño permite apreciar el espectacular arte de Ross como se merece, y el aumento de tamaño no da la sensación de desproporción que sí estaba presente en otros volúmenes de estas dimensiones editados por DC en décadas pasadas.
Como extras tenemos, además de textos de los autores y del articulista Fran San Rafael, más de treinta páginas que documentan el proceso creativo de las ilustraciones, con bocetos de Alex Ross, referencias fotográficas y lápices terminados antes del color. Además, al final del tomo hay una espectacular ilustración a página cuádruple desplegable.
Quizás Los mejores superhéroes del mundo no sea la obra más memorable de Alex Ross -ahí estarían las previamente mencionadas Kingdom Come y Marvels-, pero está sin duda entre los trabajos más destacados que ha hecho en su carrera. Y Paul Dini es un guionista que siempre está a un altísimo nivel. La combinación de estos dos titanes del medio nos da una obra cuya lectura satisfará tanto a los seguidores de los autores implicados como de los personajes. Si esta obra se ha editado dos veces en tomos independientes y otras dos en volúmenes recopilatorios es, sin duda, porque lo merece.