“La muerte de la familia” supone la vuelta a primera plana del Joker, la némesis definitiva del protector de Gotham. Se trata además de un personaje transmedia que acaba eclipsando al Señor de la noche. Tim Burton lo eligió como enemigo de la primera aventura cinematográfica de Batman (si no contamos el filme de Adam West de los sesenta). Asimismo, en la serie animada de Bruce Timm el mismísimo Mark Hamill prestó su voz al Príncipe payaso del crimen. Y eso por no mencionar que fue el gran villano a batir en las dos primeras entregas de la saga de videojuegos Arkham. Por eso, no me ha parecido raro que Scott Snyder haya echado mano de su figura para el segundo arco de su etapa en Batman en DC New 52.
Tras presentarnos al Tribunal de los búhos en la primera gran saga de esta serie, Snyder decidió que era hora de que el Joker hiciera acto de presencia. Bajo el críptico, pero evocador, título “La muerte de la familia”, nuestro bufón de pelo verde ha decidido que había llegado el momento de volver a sembrar el caos en Gotham City. Por poner algo de contexto: en el momento en que se publicaron estos números, el nuevo universo DC apenas llevaba unos meses en marcha con su nueva continuidad, que hacía aguas desde el principio, dando validez a algunos hechos del pasado (como la muerte de Jason Todd durante precisamente “Una muerte en la familia”) o modificando otros como la parálisis sufrida por Barbara Gordon en “La broma asesina”. Una herida de la que en esta ocasión sí que logró recuperarse. Por último, cabe destacar que el Joker llevaba encerrado en Arkham un año… o eso creía el mejor detective del mundo.
“La muerte de la familia” ahonda en lo más profundo de la mitología del personaje y abraza (para bien) algunas de sus mayores contradicciones. Para empezar, siempre va de solitario gruñón, pero tiene una legión de sidekicks que en esta saga está compuesta por: Nightwing, Robin, Red Robin, Capucha Roja y Batgirl. ¿Es una familia disfuncional? Totalmente, pero una familia al fin y al cabo. Por otro lado, siempre se dice que el Joker es un agente del caos, que solo quiere que la locura campe a sus anchas. Ok, aceptamos barco, pero para lograr sus objetivos el tío se curra unos planes de aquí te espero. Sin ir más lejos, en la versión que nos ofrece Snyder es frío, calculador, metódico y acojona. Vaya si acojona.
El comienzo de “La muerte de la familia” es magistral. Scott Snyder y Greg Capullo nos regalan una secuencia para el recuerdo con el Joker entrando en la comisaría de Gotham. Capullo se luce mostrando un juego de luces espectacular, que consigue trasladar al lector la sensación de temor y confusión que sienten los policías al enfrentarse cara a cara a un mal que bajo su comprensión es prácticamente Lovecraftiano.
A partir de este momento, la historia va in crescendo en todo momento hasta una traca final que, al igual que el arco precedente, pierde algo de fuelle como suele ser habitual en Snyder. Ahora bien, la resolución de esta historia es mucho más satisfactoria y no se limita a un maniqueísta enfrentamiento entre el bien y el mal. El Guasón ha venido a hacer daño en la psique de sus enemigos y vaya sí lo consigue. La última página, con un homenaje claro a la mencionada “Broma asesina”, es brillante.
La historia es densa, y atrapa desde la primera página, gracias a la narrativa en primera persona que hace el escritor apoyándose en cuadros de texto que hacen las veces de monólogos internos. En alguna ocasión puede llegar a sobrecargar la página, pero por lo general viene muy bien para seguir en primera persona la evolución de la investigación que hace el cruzado de la noche que para de ir de callejón sin salida a callejón sin salida.
En la parte artística creo que Greg Capullo realiza el mejor trabajo que le he visto hasta la fecha. Su versión del Joker es completamente terrorífica. A veces es necesario mirar dos veces para recordarnos que estamos ante un ser humano normal. Es increíble todo lo que logra el dibujante trabajando con las miradas frías, asesinas e incluso pérdidas del psicópata por excelencia del Universo DC. Además, a la hora de plasmar a Batman en acción hace gala de una narrativa explosiva que recuerda bastante a los citados videojuegos de Rocksteady.
Destacar también que cada número lleva una pequeña historia de complemento a cargo de James Tynion IV y Jock, que sirve para dar más matices a la trama principal y arrojar luz sobre las intenciones del Joker.
Otro detalle a tener en cuenta es que ECC, para la edición de este volumen en su nueva línea “Grandes novelas gráficas de Batman”, ha decidido incluir solamente los capítulos de la cabecera principal de Batman, obviando todos los tie-ins que hubo en cada uno de los títulos de la Bat-Familia. Ni que decir tiene que fue un éxito de ventas, ya que cada episodio de Batman vendió por encima de las 150.000 copias.
En definitiva, “La muerte de la familia” es una historia efectiva, algo tramposa, pero sobre todo muy, muy adictiva. Espero que ECC siga apostando por recuperar la etapa de Scott Snyder en este formato.