Es la hora de las tortas!!!

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Desde la pila: Batman – La Broma Asesina

Desde la pila: Batman – La Broma Asesina
Guion
Alan Moore
Dibujo
Brian Bolland
Formato
Cartoné, 64 págs. A color
Precio
9,95 EUR
Editorial
ECC Ediciones. 2019
Edición original
Batman: The Killing Joke

Batman: La Broma Asesina relata los orígenes del supervillano más carismático del mundo del cómic, el Joker, y ofrece una inolvidable interpretación sobre la perturbadora relación entre el Hombre Murciélago y su mayor enemigo. Una retorcida historia de locura y perseverancia en la que el Príncipe Payaso del Crimen lleva al límite al Caballero Oscuro y al Comisario Gordon.

Antes de iniciar esta reseña, quisiera entonar un mea culpa.

Hace unas semanas, hablaba con una amiga con lesión medular (y una de las personas más maravillosas y motivadoras que conozco) acerca del personaje de Barbara Gordon, y de cómo pasó a depender de una silla de ruedas para desplazarse a consecuencia de un brutal ataque del Joker. Para ilustrar mi argumento, me dispuse a mandarle una foto del cómic donde esto sucedía, La Broma Asesina. Cuál fue mi sorpresa al no encontrar ningún ejemplar en mi estantería. Busqué y rebusqué pero nada hallé. Supuse que se habría perdido en alguna de mis recientes mudanzas, pero de haber sido así se habría perdido una caja entera, y no notaba ninguna otra ausencia considerable. Para resolver el misterio, acudí a mi cuenta de Whakoom y comprobé, horrorizado, que no poseía ninguna edición de este cómic. Decidido a enmendar mi error, compré rápidamente la edición Deluxe en inglés, que incluye el nuevo coloreado de Brian Bolland, en detrimento del de John Higgins, que no sé qué de malo tenía, pero que para gustos, nunca mejor dicho, los colores. Y aprovechando que en esta web no se había hablado todavía de este cómic, que es una de las grandes historias de Batman, pero no se suele contar entre las mejores de Alan Moore, aquí va mi modesta opinión.

broma asesina

La Broma Asesina es muchas veces mencionada como el cómic del Joker definitivo. No sé si podría aventurarme tan lejos, pues mi osadía no da para tanto, pero sí es cierto que es uno de los que mejor ha capturado la esencia de la locura del personaje. Lejos de ser una encarnación del caos o de la maldad, el Joker de esta historia es fruto de, en palabras del autor, un mal día. Un mal día es lo que separa una mente lúcida y cuerda de la locura más absoluta. Claro está que para que eso se cumpla se tiene que dar toda una serie de circunstancias, una de las cuales es que el mal día tiene que ser REALMENTE malo. No cuenta romperse una uña, o que no te pase la VISA por el datáfono del súper. Hablamos de que tu hija sea tiroteada a quemarropa por un maniaco homicida, o de que tu mujer embarazada muera electrocutada probando un calienta-biberones. A ese nivel de malo nos referimos.

Así, el eje central de esta historia es el recurso a la locura como mecanismo de defensa de la mente contra el dolor. Muchos trastornos mentales, como el consabido shock post-traumático, no son más que la forma que tiene la mente de protegerse contra ataques exteriores. La mente se cierra e impide así el acceso a la información perjudicial o dañina para la cordura. El cuerpo cumple así con el principio de homeostasis, destinado al mantenimiento de la estabilidad del equilibrio interno. Sin embargo, cada persona reacciona de manera diferente al dolor. Mientras que algunos se refugian en la locura, otros son capaces de sobreponerse. El Joker, por ejemplo, pertenece al primer grupo. Aquí se nos cuenta un posible origen del personaje. Y digo posible, porque no tenemos certeza de que fuera así como sucedió. Tal vez se trate únicamente de una historia creada por su mente desquiciada para explicar por qué actúa de esa manera. Tal vez ocurriera más o menos así, pero alterando algunos detalles. Nada de eso importa. Esta historia sólo sirve al propósito del autor para dejar clara su proposición: que un mal día puede ser lo que conduzca a una persona a la locura.

broma asesina

Y el mecanismo mediante el que el guionista Alan Moore manifiesta su teoría es poniéndola en práctica con una de las personas más sensatas y cuerdas de Gotham City, su comisario James Gordon. El Joker dispara a quemarropa y deja lisiada a su hija Barbara Gordon (Batgirl), para luego someterla a una humillante sesión fotográfica con el objetivo de conducir al comisario a la locura. Hay por ahí una teoría que afirma que, además de fotografiarla, el Joker viola a Barbara. Personalmente, me niego a aceptar dicha teoría, por dos motivos: el primero, que en ninguna parte del cómic se menciona la agresión sexual, ni siquiera de pasada, ni tampoco en ninguna de las historias posteriores se hace mención al tema: en segundo lugar, el Joker es un personaje asexuado, al que rara vez se le ha visto mostrando interés sexual por mujeres (u hombres, ya puestos). De todas formas, violación o no aparte, el daño que el Joker inflige a James y Barbara Gordon debería ser bastante para volverles locos a ambos, pero fracasa en su intento. No obstante, ¿sería suficiente para volver loco a Batman?

Vemos al principio de la historia cómo Batman entra en el Asilo Arkham dispuesto a entablar una conversación con el Joker, a terminar de una vez por todas con su enemistad. Y durante gran parte de este cómic se le ve intentando comprender sus motivaciones, tendiéndole la mano y haciendo un esfuerzo por redimirlo y rehabilitarlo. Incluso al final, después de todo lo que ha hecho a James y Barbara Gordon, Batman sigue ofreciendo su ayuda al Joker, por lo que no es plausible la teoría de que es Batman el que se vuelve definitivamente loco y rompe su juramento de no matar. Esto tira por tierra la teoría de Grant Morrison de que Batman asesina al Joker al final de este tebeo. Primero, porque Batman no mata; segundo, porque le tiende su mano al Joker hasta el final; tercero, porque James Gordon le ha pedido que lo detenga siguiendo las reglas; y cuarto, porque esta historia es canónica (Barbara Gordon usó silla de ruedas después de esto), de modo que la muerte del Joker habría impedido su posterior presencia en otras historias. Batman es el autocontrol personificado, y el asesinato de otro ser humano, por muy inhumano que sea, no encaja en absoluto con su definición de personaje.

El guion obsesivamente detallado de Alan Moore encuentra el compañero perfecto en los lápices, las tintas y, ahora sí, el coloreado de Brian Bolland (Juez Dredd: Los jueces oscuros). El artista británico, famoso por su estilo plagado de líneas y detalles, no escatima recursos para ilustrar una obra que ni él ni Moore imaginaron que tendría tales consecuencias. Entre ella, interminables debates online sobre si el Joker viola o si Batman mata (en mi opinión, no y no, pero sólo es mi opinión), e incluso una película de animación francamente olvidable. El recoloreado al que Bolland sometió este cómic para su reedición en 2008 es más discreto que el original de John Higgins de 1988, lo que encaja mejor con el ambiente tétrico y deprimente de la historia. El tomo incluye, además, la historieta que Bolland escribió y dibujó para la antología Black & White, también coloreada para la ocasión.

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Muchas cosas más se pueden decir sobre este cómic, como que si la agresión a Barbara es un mero instrumento para desarrollar la trama, lo que la deshumaniza, pero entonces podría seguir escribiendo hasta pasado mañana. La Broma Asesina es un cómic con múltiples lecturas e interpretaciones, y que da para interminables charlas y discusiones. Tal vez sean estas conversaciones las que hacen de este medio algo tan interesante y enriquecedor (no hay más que ver cómo somos capaces de enrollarnos horas y horas en nuestros podcasts). Y no es a pesar de estos debates sino gracias a ellos, que este cómic soporta infinitas relecturas, y no pasa nunca de moda. Muestra la que tal vez sea la cara más humana del Joker, cuando explica a Batman por qué está loco, para poder hacer frente al monstruoso mundo exterior, en una viñeta en la que el villano abandona su eterna sonrisa para mostrar una cara de profunda tristeza y pregunta «¿por qué no te ríes?». Viñetas así son las que hacen que volvamos a este cómic una y otra vez.

Y, al hilo de las bromas sobre las continuas ediciones y reediciones de este tebeo por parte de la editorial ECC, sólo puedo decir que, en el momento de escribir esta reseña, a finales de abril de 2020, no hay stock en Amazon. Yo lo dejo ahí.