Cuando un problema crece sin control, puede invadir toda nuestra vida… Mucho sabe de esto Mike, un chico que en casa no para de escuchar a sus padres discutir y en el instituto parece invisible, salvo para los matones de clase. Y todo se complica cuando, en el peor momento, nace un árbol en mitad de la pared de su cuarto.
Nadie puede dirigir su propia vida. Y aún menos cuando se es un adolescente tímido, acosado por los matones del cole y cuyos padres están a punto de divorciarse. La vida de Mike se está desmoronando, abrumado por situaciones que es incapaz de controlar, y de las que irremediablemente se acaba culpando. El árbol que crece imparable en la pared de su cuarto es la manifestación psicosomática de todos estos problemas. Mike tendrá que aprender a hacerle frente antes de que crezca tanto que termine por devorarle vivo.
La metáfora del árbol en la habitación es hábilmente utilizada por la autora canaria Lourdes Navarro para representar un problema cada vez mayor, y que amenaza con hacerse demasiado grande para poder controlarlo. El joven Mike cree que sus padres discuten por su culpa, y ese sentimiento de culpa es la semilla que ha hecho brotar el árbol de su pared. Cada discusión de sus padres es un litro de fertilizante directo a la raíz del árbol. Mike tampoco encontrará refugio fuera de casa, donde los matones del cole le hacen la vida imposible. Sólo su compañera Sarah supondrá un consuelo para él, y se convertirá en su amiga y confidente. Con el tiempo, y gracias a la intervención del florista Mr. Robinson, Mike descubrirá que los problemas, como algunas plantas, no se pueden eliminar de raíz, sino que lo único que podemos hacer es aprender a podarlas y evitar que crezcan demasiado.
El árbol que crecía en mi pared ganó el Premio al Mejor Cómic Infantil y Juvenil en el pasado 37 Cómic Barcelona. Un premio muy merecido, teniendo en cuenta la alta calidad que presenta esta obra. La historia, aunque aparentemente sencilla, está desarrollada con mucho tacto y delicadeza, lo cual se agradece tratando un tema tan grave como éste. Los que hemos vivido de cerca un divorcio con niños de por medio sabemos lo duro que esto resulta para los hijos, y no gestionarlo bien puede acarrearles graves consecuencias psicológicas, que aquí Navarro representa en forma de enorme y amenazador árbol. Su dibujo se mantiene en su habitual estilo cartoon, empleando tonalidades frías o cálidas en función del ambiente y estado de ánimo de Mike, e incluso usando este estilo infantil podemos apreciar la ansiedad y el sufrimiento del protagonista.
El árbol que crecía en mi pared está publicado por Sallyboks, un sello editorial especializado en cómic y álbum ilustrado que constituye una apuesta por dar una primera oportunidad profesional a autores aún sin descubrir y por afianzar a dibujantes emergentes dentro del panorama nacional e internacional, con el objetivo de producir libros de calidad y el compromiso de fomentar la lectura y la cultura. Aun siendo una editorial joven, año a año amplía su fondo editorial apostando por obras originales y por ofrecer narrativas adaptadas al desarrollo cognitivo de los más pequeños hasta llegar a una autonomía lectora madura. Además, cuenta con una línea pensada para autistas. Este libro en particular, aun sin ser una obra primeriza de Lourdes Navarro, sí representa una interesante apuesta para ayudar a los jóvenes a digerir situaciones conflictivas en el seno familiar. Ojalá obras como ésta, que tratan situaciones tan desagradables, no fueran necesarias, pero mientras vivamos en un mundo imperfecto se agradece que una iniciativa tal llegue a nuestras estanterías.
Lourdes Navarro nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1988. Pronto ya comienza esa afición por el dibujo que perdura hasta hoy y que le hace estudiar Ilustración y Diseño Gráfico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Gran Canaria. Empieza a trabajar en publicidad en unos años que compagina con la realización de pequeños cómics para concursos hasta que se muda a Madrid. Allí empieza sus estudios de cómic en la Escuela de Dibujo Profesional (ESDIP), mientras trabaja en proyectos de ilustración de carácter infantil. Poco después, publica su primer cómic junto a Marc Tinent, Viejos Descubridores (Evolution cómics-Panini Cómics, 2017). A día de hoy, continúa trabajando en el mundo del cómic y espera que por mucho tiempo.