El mundo del cómic tiende a brindarnos algunos momentos bastante surrealistas. La mayoría de estos momentos vienen dados en forma de crossover entre editoriales y personajes que poco o nada tienen que ver. Hay casos surrealistas como los encuentros de Archie y sus amigos de Riverdale con Los Ramones o Depredador, tenemos otros que encajan por temática como el encuentro entre Conan y Groo, o bien el choque entre nuestro cimerio favorito y Wonder Woman, y por último tenemos los que apelan directamente a la nostalgia y al frikismo más irremediable… este sería el caso de este segundo encuentro entre Los Cazafantasmas y las Tortugas Ninja.
TMNT & Ghostbusters II rompe además un dicho, aquel que reza “segundas partes nunca fueron buenas”. Y es que los cinco números que componen esta miniserie son aún más locos, divertidos, entrañables y plagados de momentos antológicos (muchos puro fan service) que su predecesora. Además suponen todo un ejercicio “meta”, ya que las secuelas fílmicas de ambas franquicias fueron bastante malas.
Publicada originalmente por IDW, editorial que en el presente siglo se ha encargado de revitalizar licencias como G.I.Joe, Transformers, Rom, Micronautas o las dos que nos ocupan. De hecho, son especialistas en cruces imposibles, mezclando todas las franquicias posibles y enfrentándolas contra criaturas sacadas de la obra de Lovecraft o contra zombis. Nada de eso ha llegado a España, y tampoco hace falta.
Pero vamos con la historia que nos ocupa. En primer lugar hay que decir que aunque este tomo se puede leer independientemente de la primera entrega, no está de más recomendar su lectura para ver cómo se conocieron nuestros protagonistas. También debo advertir que el villano de esta secuela nace directamente de los hechos transcurridos en la cabecera de las Tortugas Ninja: El antagonista de la historia es Darius Dun, un mafioso que fue asesinado por Splinter. Este hecho le llevó a enemistarse con sus hijos (en esta nueva encarnación, las tortugas además de ser mutantes son la reencarnación de los hijos de Splinter del Japón Feudal), pero lejos de morir, como hubiera sido lo “normal», Darius Dun quedó atrapado en un purgatorio dimensional que sirve de prisión a muchos fantasmas, espectros y demás.
Como era de esperar esta secuela va de venganza y nuestros dos grupos deberán unirse para combatir esta amenaza. Como podéis ver, nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, la gracia está en cómo está contada la historia por parte de Erik Burnham y Tom Waltz, dos guionistas todo terreno con amplia experiencia en adaptaciones de cine y televisión y que han sabido captar toda la magia y diversión de las series animadas de Cazafantasmas de Filmation y de Las Tortugas Ninja de Murakami-Wolf-Swenson. La historia es muy loca, plagada de referencias (pero sin que resulte alienante para quien no conozca la mitología de los personajes) y se lee en un suspiro.
Gran parte del acierto del guion ha sido agrupar a los Cazafantasmas y a las Tortugas por parejas aprovechando que son cuatro y cuatro. Cada dupla acabará en una dimensión distinta tratando de encontrar una solución para acabar con Dun y sus esbirros. Las parejas han sido escogidas con acierto: tenemos a los científicos (Eagon y Donatello), los disciplinados (Leonardo y Winston), los chistosos (Mike y Peter) y por último a Ralph y Ray… Vale, no pegan mucho, pero dan mucho juego. Resulta curioso ver cómo interactúan con sus contrapartidas, haciendo que los personajes tengan una mayor profundidad de lo que uno suele encontrarse en estos saraos.
En la parte artística contamos con Dan Schoening como dibujante principal. Su trazo cercano al cartoon y con influencias del –otrora tan de moda- estilo amerimanga es muy atractivo, con una gran narrativa y secuenciación de páginas, en especial en las escenas de acción. También podremos ver el trazo de otros artistas como Mark Torres, Pablo Tunica o Tadd Galusha. Cada uno de los autores se encarga de una secuencia de un equipo distinto y adecúa su estilo al tipo de historia o de realidad donde se encuentren.
La edición de Fandogamia, además de tener un precio de lo más ajustado, incluye una completa galería con las portadas alternativas de cada capítulo, aunque personalmente echo de menos algún artículo sobre los autores o sobre el contexto de las colecciones implicadas.
Sea como fuere, estamos ante un gran cómic para pasar el rato que consigue su objetivo y deja con ganas de más.