Imaginad una droga que os haga volver a ver, sentir y hablar con vuestros seres queridos muertos. Que además os permita moveros como un especialista de parkour o que os dé la habilidad para tocar la guitarra como un guitarrista de moda. Pues en Bone Parish esto es posible gracias al último grito en drogas de diseño.
Ceniza, así se llama la sustancia que fabrica la familia Winters. La droga está extraída de restos de cadáveres y tiene ciertos componentes de magia negra en su elaboración. Con estos mimbres Norma editorial nos presenta una de sus últimas licencias de cómic americano independiente. Bone Parish es editada en Estados Unidos desde julio de 2018 por Boom Studios! con un buen éxito de ventas y críticas. Y no es para menos, porque este thiller de acción y terror sobrenatural es una de las lecturas más adictivas que he probado en los últimos meses.
El peso de Bone Parish lo lleva la familia protagonista, formada por un puñado de personajes a cada cual más fascinante. Desde Brae, el hijo mayor, (que se encarga de la distribución y las operaciones) a Brigitte, que prepara la droga pero no quiere decirle su secreto a nadie. Pero sobre todo, el personaje importante es Grace, la madre, que se encarga de dirigir todo el cotarro con mano de hierro y que me ha recordado a la protagonista femenina de otra gran serie sobre actividades criminales como es Briggs Land, y que curiosamente también se llama Grace.
En estos primeros capítulos podremos ver un poco cómo funciona el negocio de la ceniza, las consecuencias que tiene su abuso (ya que prácticamente todos los protagonistas la toman también) y sobre todo algo tan realista como es el precio del éxito. Gran parte del peso de la trama vendrá dado por el ruido que está haciendo la ceniza y el interés de otras grandes familias criminales por hacerse con su control.
La serie está escrita por Cullen Bunn, quien después de haber estado una larga temporada en Marvel trabajando en todo tipo de series con personajes como los X-Men, Masacre, el Capitán América o especialmente Veneno, ha regresado un poco a sus raíces del cómic independiente, donde llamó la atención hace años con The Sixthy Gun. En los últimos años ha llamado bastante la atención con series como Dark Ark en Aftershock Comics, Harrow County en Dark Horse o la que hoy nos ocupa.
Bunn plantea la serie como un thriller de suspense cuyo ritmo no baja ni un momento, en cada episodio suceden muchos acontecimientos en el particular juego de sombras, ambiciones y luchas de poder, que es de lo que trata en el fondo Bone Parish. Desde luego, este primer tomo ha dejado con muy buen sabor de boca gracias a la habilidad con la que ha combinado los mencionados géneros.
En la parte artística nos encontramos con Jonas Scharf, autor cuyos principales trabajos hasta ahora se habían desarrollado al amparo de franquicias de éxito como El Planeta de los Simios o Power Rangers. Pues bien, su arte ha sido todo un descubrimiento. Su trazo grueso le sienta estupendamente al tono de la serie. Además ha demostrado una gran habilidad para las escenas especialmente truculentas o las de acción con unas planchas vertiginosas y vibrantes. Sus lápices están perfectamente complementados por el color de Alex Guimaraes. El acabado que el artista brasileño le da a Bone Parish, especialmente a las páginas donde se puede ver el efecto de la Ceniza, es sublime, sabiendo captar el tono truculento de la trama y el misticismo que envuelve a Nueva Orleans.
En defenitiva, Bone Parish es una serie francamente recomendable. Su premisa es original y sugerente y te deja con la sensación de que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento con solo leer estos primeros números. Esperemos que su continuación no se haga de rogar.
