Casi no nos ha dado tiempo a paladear la primera entrega de la fastuosa Biblioteca Caballero Luna de Panini y ya entramos de pleno con el segundo volumen. Para cuando se haya publicado esta reseña el primer episodio de la serie de Disney + ya se habrá estrenado, por lo que las dudas acerca si se trata de una buena o mala adaptación o si la espera ha merecido la pena se verán parcialmente resueltas. Mientras tanto vamos con lo que nos interesa, los tebeos.
Caballero Luna. Suya es la noche
Biblioteca Caballero Luna 2 comienza con las historias de complemento que originalmente vieron la luz en las páginas del magazine The Hulk!, en concreto en los números 17, 18 y 20. En estos episodios, Doug Moench establece y confirma el que será el tono de la serie, fijando su predilección por los ambientes urbanos cuya ambientación sucia y lúgubre es totalmente contraria a ese debut en el que veíamos cómo Marc Spector daba caza al Hombre Lobo.
En este serial, Doug Moench enfrenta al Caballero Luna a una amenaza que llega desde su pasado. Se nota mucho el esfuerzo del guionista por ir desarrollando y creando un rico background para las múltiples identidades del protagonista. Como hilo conductor, se ve que a Moench le gustaba mucho el género cinematográfico del slasher, pues casi todas sus historias comienzan con un salvaje asesino en serie que tiene fijación por un tipo determinado de víctima. No es de extrañar, ya que en la época en que fueron publicados estos cómics, ese tipo de películas estaban en su apogeo inicial.
A continuación toca disfrutar de las peripecias del Caballero Luna en glorioso blanco y negro (demostrando la espectacularidad de los lápices de un Bill Sienkiewicz que poco a poco iba acercándose al estilo que le hizo famoso). Se trata de la aventura más detectivesca de esta entrega, con un marcado tono noir con femme fatale, algo de espionaje y mucha acción con un desarrollo y elementos más propios de James Bond o La Sombra. Un puñado de páginas que dejan con ganas de más.
Ahora sí, llegamos al momento álgido, al punto de inflexión de esta temprana etapa editorial del Caballero Luna con la aparición de su primera serie propia con el mismo equipo creativo. Lo primero que llama la atención de manera descomunal tiene forma de algo hoy en día muy habitual, pero algo menos hace cincuenta años. Estoy hablando del reboot. En el número 1 USA de Moon Knight, Doug Moench vuelve a contar el origen del personaje para hacerlo más afín al espíritu de Khonshu y alejarlo del mercenario sin escrúpulos al que un grupo de ricachones había armado para cazar a Jack Russell.
En los tres primeros números de Caballero Luna, Doug Moench pone toda la carne en el asador, presentando la dinámica de personajes secundarios que girará en torno al blanquecino héroe, que verá cÓmo sus capacidades físicas y mentales son sometidas a una prueba tras otra.
He mencionado varias veces el elenco de secundarios. No es para nada un comentario banal debido al peso en la trama que les otorga Moench, ya sea porque Frenchie (chófer), Gena (camarera) o Crowley (mendigo) tienen un papel activo en el argumento en curso, o bien porque alguien relacionado con ellos la está liando parda. Cada uno de ellos tiene una personalidad bien marcada y definida, enriqueciendo la lectura de la serie y haciendo interesante cada historia pese a la repetición constante de esquemas.
También me parece meritorio que, lejos de querer aprovecharse del tirón de las consabidas estrellas invitadas, esta serie del Caballero Luna está ambientada en el Universo Marvel porque lo pone en la portada pero bien podría haber sido una publicación de Eclipse, First o cualquier editorial independiente de los ochenta. El único personaje nuevo debutante llamado a perdurar es Medianoche, un villano de tercera categoría que llegará al punto álgido de su carrera en los años noventa, en una saga que incluirá a los principales personajes urbanos de la casa y que se publicará en la serie de El Asombroso Spider-Man.
En la parte artística nos encontramos con un Bill Sienkiewicz que va mejorando a pasos agigantados en cada número, hasta llegar a entintarse a sí mismo tras unos números en los que sus lápices pasaban por las manos de gigantes como Tom Palmer o Klaus Janson.
La edición de esta segunda entrega del Caballero Luna se completa con un buen número de extras, provenientes en su mayoría de los Moon Knight Special Edition. De esta forma, nos encontramos con ilustraciones para publicidad, artículos, correos de los lectores, galería de portadas… en total más de veinte páginas que ayudan a enriquecer la experiencia. Si sois de los que no les importa que estos añadidos encarezcan el precio final, seguro que los disfrutaréis.
