Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Aquí hay avería

Aquí hay avería
Guion
Lorenzo Montatore.
Dibujo
Lorenzo Montatore.
Formato
Cartoné, 336 págs, color.
Precio
35,50€.
Editorial
ECC Ediciones. 2023.

Que Lorenzo Montatore se está convirtiendo por propios méritos en uno de los autores más frescos del panorama tebeístico nacional debe generar poca discusión. Y para aquel que no haya leído demasiadas obras suyas y todavía dude, solo tiene que echarle un vistazo a Aquí hay avería, su última obra publicada por ECC Ediciones, en la que nos presenta a un adicto a una droga psicotrópica con una alta capacidad de enganchar. Una historia con tintes autobiográficos sobre adicciones, la autodestrucción y la influencia de sustancias en la capacidad artística.


Viti es un artista adicto a la abismina, una sustancia que se aplica en forma de colirio que tinta la conjuntiva de un característico color amarillo. Cuando se encuentra bajo su influencia, las imágenes que se generan en su mente sirven de base para plasmar en sus cuadros, pero le lleva a abandonarse progresivamente en sus autocuidados y cada vez le afecta más socialmente. Pero salir de esa espiral de adicción no resulta nada fácil y aunque su madre le apoye y empuje a rehabilitarse, resulta una tarea titánica.

La historia que plantea Montatore no es la primera que aborda el tema de las drogas, aunque esta resulta especial, más que por lo que cuenta, por cómo lo cuenta. Ya he comentado en anteriores reseñas de La mentira por delante u Obras incompletas que resulta un autor sorprendente porque tiene un estilo propio del humor gráfico y la parodia, del que uno no espera historias tan profundas como esta o la de Queridos difuntos. Con Aquí hay avería me termino de reafirmar en mi opinión de que es uno de los autores españoles más interesantes del momento, y que leer cualquier obra suya garantiza momentos de sorpresa por unos recursos gráficos inesperados y una habilidad exquisita de manejar el tempo, el color y la composición.


Cuando veo los cómics de Montatore lo más parecido en mi mente son aquellos cortos costumbristas de animación italianos protagonizados por el Sr. Rossi. Cuando era un crío, acostumbrado a que la animación eran estímulos continuos y acción disparatada que buscaba mi carcajada o mi sorpresa, veía esas historias que luego sabría que estaban creadas por un tal Bruno Bozzetto, y me hipnotizaban por ese tono tan radicalmente diferente. Después de haber pensado en esto, he leído alguna entrevista en la que el autor de Aquí hay avería reconoce la influencia de Bozzetto, como de Massimo Matioli, cuyo personaje Pinky tiene mucho que ver con esa serie de animación que el protagonista de esta obra no para de ver. La influencia de la animación se plasma también en esos títulos de créditos después de una larga secuencia introductoria, a modo de película o serie.

¿Qué tiene de especial el estilo de esta obra para que me guste tanto? Ya lo he enumerado antes, pero creo que hay algunas señas de identidad en el autor que funcionan especialmente bien en esta obra: La primera es el tempo, ese recurso a páginas compuestas por 8 viñetas exactamente iguales que se mantienen idénticas, en ocasiones, hasta 24 viñetas después. Es un recurso muy efectivo para mostrar la ansiedad del propio protagonista, la falta de energía y sobre todo el insomnio, pero al repetirse corre el riesgo de agotar al lector si se hace con poca maña, y no es el caso. La utilización de una paleta propia de colores planos, tiene mucho más peso en el resultado de lo que pueda parecer de un primer vistazo, y es que la elección de esa droga en forma de colirio que deja el tinte amarillo le permite realizar escenas fabulosas como la elipsis tras una de las recaídas de Viti, que es el lector quien tiene que construir en su mente. Por último la composición de página permite desde esa plantilla de viñetas repetidas hasta la genial secuencia con el protagonista en rehabilitación, narrada en forma de páginas completas que muestran el día a día de situaciones rutinarias con el pensamiento monopolizado por la abismina. Hay muchos recursos con mucha intencionalidad, como el uso de esa tipografía mecanografiada en la escena de la clínica de rehabilitación que muestra la percepción del protagonista de que es tratado como un número, y no como una persona.


En definitiva, igual que hay «Beliebers» o «Aitaners», yo me declaro «Fantatore». Aquí hay avería es una muestra más de que estamos ante un autor que conoce el medio en el que se prodiga, que lo explora y busca siempre narrar de una manera que solo el cómic permite. Con ese estilo de aspecto humorístico, más propio de tiras de prensa que de una novela gráfica, o incluso de animación 8-bit (a la que realiza un homenaje expreso en cierta escena) derriba las barreras de los prejuicios y muestra que lo verdaderamente importante es cómo transmitir el mensaje. Una historia sobre adicciones y sobre la influencia de las drogas en el arte, contada en 20 capítulos penurias en las que se muestra cómo deterioran al ser humano. Como bien compara Javier Pérez Andújar en su epílogo, Montatore es un dibujante jondo, como esos flamencos que sacan su arte de lo más hondo de sus entrañas, aunque me gusta mucho más eso que dice de que practica un dibujo de cine mudo, porque la expresividad que consigue con un dibujo tan minimalista es algo que no se ve todos los días.

Lo mejor: Las habilidades narrativas de Montatore. Lo inteligente que resulta usar esa droga con tinte a lo largo de toda la obra.

Lo peor: Que el precio pueda impedir que muchos se acerquen por curiosidad. A pesar de las más de 300 páginas, sabe a poco y deja con ganas de más.

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