Desde que hace unos meses se alzara con el Premio Nacional de Cómic por La divina comedia de Oscar Wilde, Javier de Isusi se ha colocado en el punto de mira del público, pero casi un año antes  de todo esto, ya tuvimos la suerte de que nos contara aquello que se iba a convertir en Transparentes.

Isusi vuelve así a Latinoamérica, una de sus filias recurrentes a lo largo de su obra. Allí comenzarían Los viajes de Juan Sin Tierra, allí nos encaminaría Asylum, de allí saldrían los cuentos de Ometepe o incluso esa joyita prácticamente desconocida titulada Una historia improcedente de Chile .Y, de nuevo ahora, regresamos con Transparentes.

Transparentes parte de la Comisión de la Verdad  de Colombia, que tras ver el trabajo de Isusi en Asylum, se puso en contacto con él para crear este cómic que trata de visibilizar un exilio poco conocido, pero que afecta a más de medio millón de personas en 20 países. Desde más de medio siglo, existe en Colombia un conflicto que enfrenta a las FARC, los paramilitares, el ejército y los narcos, que ha dejado millares de bajas, la mayoría entre la población civil. Colombianos de todas las edades, sexos, clases sociales y polos políticos se han visto afectados por este conflicto y obligados a salir de su país. De hecho, desde el acuerdo de paz con las FARC de 2016, la situación colombiana ha derivado en una especie de conflicto de Shrödinger, que existe y no existe a la vez. La Comisión de la Verdad recopila algunos de estos testimonios, que Isusi recoge para dar forma a la historia de este tomo que edita Astiberri en colaboración con Hegoa (Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional de la Universidad del País Vasco) y la propia Comisión.

En un primer vistazo, Transparentes parece una especie de antología, una serie de relatos que suceden a exiliados de todo tipo de condición, cada cual con su circunstancia de diversa naturaleza, pero de raíz común. Sin embargo, lo que podría ser un cúmulo de testimonios se convierte en una historia global en manos de Isusi. No es ya que las historias se crucen, aunque sí sea cierto que hay personajes de distintas historias que coinciden en el mismo tiempo y lugar, sino que incluso cuando no comparten marco espacio temporal, cada historia continúa conceptualmente de la anterior, creando así un único todo, una sola historia formada por las vivencias individuales de un colectivo transparente a los ojos del mundo y de los propios colombianos que aún permanecen en su país.

Con esa poética casi fantástica habitual de Isusi, cada historia es única y a la vez forma parte de una común más grande que todos ellos y cuando acaba, ese “transparentes”, que suena como leitmotiv a lo largo de la obra en boca de diferentes personajes, no significa lo que significaba al principio.

Isusi toma las vivencias de Orlando, de Olga, Camilo, Iris y todos los demás, la historia del niño que no habla, la de la niña que siempre tuvo que imaginar a su madre, la de la mujer acomodada de Miami que finge no tener miedo o la del viejo luchador que no sabe si volverá a su tierra y los transforma en historias, en historias que hacen que estos personajes sean personas, que nos importen y dejen de ser Transparentes.