Hasta hace un par de años, Superman decía luchar por la verdad, la justicia y el modo de vida americano. Pero no hay que olvidar en ningún momento que el primer superhéroe es un inmigrante. Perfectamente integrado en la Tierra, su planeta de adopción, pero sin perder de vista que es Kryptoniano. Y alrededor de esta idea gira exactamente Superman contra el Klan, una obra del sello Young Adult de DC que publica ahora ECC en castellano.

Superman contra el Klan adapta a cómic El Clan de la Cruz Ardiente, un serial radiofónico emitido en 1946, año en el que está ambientada también la historia del cómic. La historia que nos cuentan ambas obras comienza recién terminada la Segunda Guerra Mundial, cuando la familia chino-americana Lee se muda de Chinatown a Metrópolis por un nuevo trabajo del cabeza de familia, como jefe de Bacteriología en el Departamento de Salud de Metrópolis. Pese a sus esfuerzos por integrarse en la comunidad, los Lee no son del todo bien recibidos, siendo percibidos como el tradicional inmigrante de Schrödinger: a la vez son unos salvajes que comen perros y vienen a quitarnos nuestros trabajos. Tanto es así, que el Clan de la Cruz Ardiente, una versión nada disimulada de Ku Klux Klan, planta una cruz en llamas en su jardín como evidente amenaza racial. Toda esta historia la vemos desde el punto de vista de los niños de la familia, Tommy y Roberta, que además de las amenazas que reciben sus mayores tienen que lidiar con el desprecio en el colegio y con su propia necesidad de pertenencia.

Al comenzar la lectura de esta obra, hay que tener claro que Superman contra el Klan está pensada para un público juvenil, como deja claro que está publicada por ECC dentro del sello Kodomo. Pero eso no quiere decir que sea simple o superficial, sólo que plantea las ideas de una forma que su público objetivo las pueda entender, pero hay una buena cantidad de ideas muy interesantes a las que los niños deberían enfrentarse lo antes posible. El eje central de la obra lo tenemos en el paralelismo entre Superman y Roberta -un personaje de nueva creación para el cómic, en el serial radiofónico sólo se la menciona de pasada-, ambos criados en Estados Unidos desde su nacimiento pero de origen extranjero, y ambos con una obsesión permanente de integrarse en la sociedad que les ha acogido.

Pero no es esa la única reflexión que nos encontraremos en estas páginas.  Se plantea que el racismo no es algo innato, es algo que se pasa de una generación a otra como una infección difícil de curar. Lo vemos a través de la evolución personal de Chuck Riggs, un compañero de colegio de los Lee, abiertamente racista en un principio pero que veremos poco a poco que no es algo que lleve dentro, sino que es una conducta aprendida. Y también nos encontramos con el nivel sociocultural del racismo. Estamos acostumbrados a pensar que discriminar a otra persona por el color de su piel, su religión o su país de origen es de gente inculta o corta de entendederas, pero aquí vemos gente de nivel social alto metida en el Klan. Bueno, la verdad es que habría que decir que estábamos acostumbrados, porque en los últimos años se está viendo un resurgimiento de esta lacra en todos los estratos sociales a nivel mundial.

El Clan de la Cruz Ardiente es una de las historias más importantes que ha tenido Superman en toda su historia. Todo surge a raíz de un trabajo de investigación del activista Stetson Kennedy, que se infiltró en el Ku Klux Klan e hizo públicos muchos de sus rituales y secretos en el serial radiofónico, lo que hizo que la popularidad del Klan bajara, así como el número de sus militantes. Gene Luen Yang, un autor de ascendencia china pero nacido en California, encuentra que esta historia le llega muy dentro, especialmente siendo la familia víctima del racismo en el serial original chinoamericana como él. De hecho, una gran parte de su obra de cómic gira alrededor de la idea de la relación entre la cultura occidental y los orígenes chinos, como hemos visto en Chino Americano, El Nuevo Superman o Shang Chi.

Ayuda a esta idea también el arte de las ilustradoras japonesas Gurihiru, el alias colectivo de Chifuyu Sasaki y Naoko Kawano, dibujante y entintadora la primera y colorista la segunda, y juntas se encargan del diseño de personajes. El estilo es claramente deudor del cómic oriental, pero también toma como referente la serie de dibujos animados de los años 40. Argumentalmente, esta ambientación también tiene su reflejo correspondiente: estamos ante un Superman con un nivel de poder comparable al de los primeros años de la Edad de Oro. Aún no vuela, limitándose a saltar, ni tiene otros poderes como la visión calorífica o de rayos X, que irá desarrollando a lo largo de la obra. Superman se está descubriendo a sí mismo aún. Como Roberta o Chuck.

Superman contra el Klan fue publicada previamente por Ediciones Hidra en 2021. La edición actual de ECC está editada en rústica con solapas, en un tamaño de 21.5 x 15.5, algo más pequeño que un cómic estándar, y tiene como extras doce páginas de texto en las que el escritor nos cuenta cómo llegó a escribir esta obra.

Por mucho que sea una historia pensada para un público joven, los lectores adultos pueden disfrutar de Superman contra el Klan sin ningún problema. Trata problemas sociales lamentablemente vigentes a día de hoy, y plantea reflexiones en segundo plano que quizás se puedan escapar a los más jóvenes. Pero además es un cómic entretenido, bien escrito y muy bien dibujado. ¿Algún pero se le puede poner? Pues la verdad es que no se me ocurre ninguno.