Como a casi cualquier serie, cuando un evento se cierne sobre ella, tiende a pasarle factura. En una serie con un tono tan sui generis como Power Man y Puño de Hierro sólo hay dos opciones cuando llega Civil War II: o se anula la serie o se anula el evento. Por fortuna, aunque al principio la balanza parece inclinarse por la primera opción, es finalmente la segunda la que se lleva el gato al agua.
Con algunas de las rencillas de la primera Civil War todavía frescas, la segunda se cierne sobre nuestra pareja protagonista mientras un grupo de milicianos está apalizando antiguos villanos de tercera, Danny Rand acaba en la cárcel y puede que haga falta más que un puñado de mamporros bien dados para solucionarlo. Por si fuera poco, las predicciones de Ulysses van a cruzarse en todo este lio y no precisamente para aclararlo.
Al iniciar este tomo nos encontramos con el telón de fondo de Civil War II y una serie de remordimientos y dilemas morales para nuestra pareja que hacen temer lo peor en una serie cuyo mayor atractivo era su tono humorístico y sus alegres festivales de guantazos. Afortunadamente, Walker y Greene pronto lo llevan a su terreno y la serie recupera su tono divertido repleto de recitales de joviales tortas. Pese a que dejan claro con esto la distancia con respecto al canon más ortodoxo de los héroes Marvel, no dudan en repartir guiños a los viejos fans recuperando a Misty Knight, Colleen Wing y algún que otro personaje surgido de aquella blaxploitation tan peculiar que fue la serie de Power Man en los setenta
Con un mcguffin de manual como hilo conductor, Cage formará un particular equipo para no terminamos de saber muy bien qué, pero que resulta ideal para montar algunos bufonescos caos aquí y allá. Puede que no llegue a despertar la carcajada, pero sin duda brindan un buen rato de entretenimiento y se las apañan bien para mezclarse con la trama de Civil War II sin resultar demasiado afectados.
Culmina el tomo un Annual con una historia navideña con Spiderwoman y Hellstorm como personajes invitados y, cómo no, con otra verbena del mamporro, esta vez contra una horda de pokemons demoníacos…o algo así. Atentos al invitado final del número que se va a quedar solo con el reparto de sopapos.
Continúa en la historia principal Sanford Greene con las labores gráficas, aunque quizá se le puede advertir un poco más de prisa que en el tomo anterior, hasta el punto que tiene que ser sustituido de nuevo por Flaviano Armentaro en el último número de la saga. Por otro lado, ha sido una sorpresa agradable ver el trabajo de Scott Hepburn en el Annual, un dibujante que podríamos situar a medio camino entre Ryan Oatley y Tradd Moore y que más allá de la serie de Drax, sólo hemos podido ver en números sueltos aquí y allá.
Si te gustó el primer tomo de Power Man y Puño de Hierro, el tono que mezcla las pelis de Bud Spencer y Terence Hill, con la blaxploitation setentera y la parte más locamente segundona del universo Marvel se mantiene aquí. Puede que no sea el tebeo más adecuado para dedicarle una tapa dura, pero el resultado sigue siendo uno de los tebeos más divertidos que se publican actualmente.