Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña Paletos cabrones nº1

Paletos cabrones 00

Paletos cabrones nº 01
Guión de Jason Aaron
Dibujo de Jason Latour
Planeta Cómic
2016

Paletos cabrones es la curiosa (aunque en mi opinión acertada) traducción con la que Planeta nos ha traído Southern Bastards, una de las series más esperadas que nos ha traído Image el año pasado. Sus autores son dos sureños que mediante la historia de Earl Tubb componen una canción de amor-odio hacia el sur de los Estados Unidos. Ese sur supersticioso, inculto, cerrado e intolerante pero también tremendamente espiritual, pasional y mágico.

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Ya desde la primera página comenzamos con toda una declaración de intenciones, una splash page con un primer plano de un perro mugriento cagando delante de dos grandes carteles de una iglesia baptista nos dan la bienvenida. La furgoneta de Tubb llega mientras el mismo perro ladra como un poseso como diciendo que no le gustan los forasteros… este es el tipo de significativas escenas con el que nos van a contar Paletos cabrones. Éste es el sur que nos traen Jason Aaron y Jason Latour.

Debería ya ser el momento de entrar en la sinopsis, pero temo que no os vaya a llamar la atención. Earl Tubb vuelve al condado de Craw después de décadas. Su padre fue un legendario sheriff que impartió justicia a palos literalmente. Al llegar se encuentra con que el pueblo está dominado por un cacique local conocido como el Entrenador. Pese a que Earl no está por la labor de quedarse, la cosa se liará más de lo que hubiera querido… y hasta aquí la sinopsis. ¿Qué tiene que haga tan especial a este cómic? Nada, el argumento es un western de manual, pero como en los grandes westerns de la historia, lo importante no es el argumento, sino lo que transmite y cómo se nos narra. Es en estos dos aspectos en los que Paletos cabrones es una obra sobresaliente.

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Hay algo en lo que Jason Aaron es experto y es en crear momentos dramáticos a través de los personajes. Hace unos cuantos años, escribí un articulillo donde comparaba a Aaron con un joven púgil, pero tengo que decir que su corta carrera me engañó. Hoy veo al de Alabama como un viejo peso pesado. Sus guiones pueden parecer toscos, directos y contundentes, pero pelea como solo un veterano haría. Cada golpe alcanza su objetivo o no lo lanza. Los guiones de Aaron están plagados de información, pero es una información que no se percibe con el análisis, que no se puede medir. Na hace falta razonar ni asimilar la información de forma consciente porque ya está en tus vísceras. Te dejará KO, pero no sólo por su potencia de peso pesado, sino porque lleva tiempo preparándote para recibir el golpe y te va a dar donde duele.

Latour resulta ser un dibujante a la altura. Con un estilo tosco, anguloso y deforme, pone el hincapié en la ambientación y la narrativa, es decir, Jason Latour es justo lo que una serie sobre un sur sucio y primario como Paletos cabrones necesita. Gracias a que se encarga de la totalidad del apartado gráfico, incluyendo el color, toda la labor de ambientación visual funciona en una misma dirección y cada ardid narrativo se percibe como una experiencia completa.

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La verdad es que es difícil describir la grandeza de un tebeo como el que nos traen los Jasons sin hablar de momentazos y sería entrar en el terreno spoiler, pero la revelación casi artúrica que tiene Earl, la presentación del Entrenador, el ingenioso recurso que usan para que conozcamos a Earl sin tirar de voz en off, la metáfora del viejo árbol y el entrenador… son tantos los pequeños detalles que hacen de esta serie una absoluta gozada que temo sobrarme en esta reseña, así que vamos a decir algo malo para compensar. Por un lado, son sólo cuatro números y duran muy poco, con lo que tampoco hay tiempo de desarrollar una historia sólida con algo parecido a un final. También toca un tirón de orejas para la rotulación con alguna metedura de pata como poner pintadas en el aire, pero si tengo que llegar a esto para buscarle algo malo… ya os podéis imaginar.

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