Aunque en un primer pensamiento nos pueda parecer a muchos que lo de quedar a tomar un vino es un acto social sin más, no es sino la punta del iceberg de un mundo muy complejo. Por supuesto, la parte social, el eslabón final de la cadena, tiene una importancia innegable. Pero también tiene una parte de cultura y tradición, una industrial y una económica. El vino es un reflejo de una buena parte de la actividad humana, y como tal está presente con una cierta frecuencia en el mundo del cómic, como ya nos habló nuestra compañera Iratxe en In Vino Veritas, de su sección 7 Tortitas. A esta lista tenemos que añadir ahora Reencuentro en Burdeos, una obra de Miguel Gómez Andrea «Gol» y Paco Camallonga publicada por Nuevo Nueve.
Reencuentro en Burdeos es un álbum autoconclusivo que está estructurada en tres niveles. El primero, que da cohesión a la obra y título al álbum, es el de un reencuentro familiar tras varios años distanciados por motivos que iremos conociendo según nos vayamos sumergiendo en la historia. Una historia emotiva, de personas reales, muy bien escrita para la brevedad de la historia, y con vivencias similares a las que todos hemos visto en alguien más o menos cercano. El segundo nivel sería una descripción del proceso productivo del vino, centrado en las peculiaridades de la región vinícola de Burdeos, una de las denominaciones más prestigiosas a nivel mundial. Y la tercera parte sirve para dar a conocer con un poco más de profundidad estos vinos franceses a los lectores españoles interesados en el tema y para promocionarlos. No hay que perder de vista que esta obra está financiada por FAP Grand Cru, una empresa importadora y distribuidora de vinos franceses.
Esta obra funciona muy bien en dos de sus partes y quizás no tanto en la tercera. La parte humana es creíble, y por momentos muy emotiva. Los personajes, con sus rencores y sus inseguridades, están muy bien construidos y las relaciones entre ellos suenan sinceras, por muy complejas y contradictorias que sean sus motivaciones en algunos momentos. Pero eh, la vida real también es así. La parte de la producción del vino resultará interesante a los lectores interesados en el tema -y me atrevo a decir que supondrán la práctica totalidad de los que se acerquen a esta obra- y muestra de forma clara las diferencias entre cómo se hace en la zona de Burdeos y lo que podemos haber visto en visitas a cualquier bodega española, e incluso las diferencias con otras regiones dentro de la propia Francia, y nos explica de forma clara las peculiaridades del mercado o el uso de términos que alguna vez habremos oído como grand cru o terroir. Sin embargo, la tercera parte, la que se dedica a mostrarnos y quizás intentar vendernos los principales vinos de la zona, puede dar en algunos momentos la sensación de publirreportaje. De nuevo, la obra está financiada por una empresa que se dedica a la venta de vinos de esta zona y tampoco debería extrañarnos.
A nivel artístico, pocos peros se pueden poner a esta obra más allá de los señalados. La historia que nos cuenta Gol está bien resuelta aunque pueda parece un poco más optimista de la cuenta en algunos momentos, y se nota que el dibujo de Paco Camallonga está impecablemente documentado, especialmente en paisajes y edificaciones. En la parte de personajes, el trazo en el interior es bastante menos detallado y trabajado que la espectacular portada del tomo, pero consigue que los protagonistas reflejen las emociones que intentan transmitir en cada momento.
La sensación final que nos deja Reencuentro en Burdeos es que es una obra con un público muy definido: los aficionados al mundo del vino, sean lectores habituales de cómic o no. No utiliza virguerías narrativas difíciles de seguir para no habituales del medio, lo que hace que pueda ser un regalo para no lectores de narrativa gráfica que se salga de lo habitual.