No son demasiadas las oportunidades de lucirse que ha tenido The Question desde que fuera creado por Steve Ditko en 1967. Si no fuera por la serie que firmaron Dennis O’Neil y Denys Cowan a finales de los ochenta, casi podría decirse que su logro más destacado en DC podría ser el haber inspirado a Rorschach en Watchmen. En nuestro país la cosa es todavía más grave ya que Question: El diablo está en los detalles permanecía hasta ahora inédita desde que fuera publicada en 2005 en los USA. No es que esta historia tenga una relevancia excesivamente esencial en el personaje, ya que con la llegada de la serie 52 en 2006 se daría una vuelta al canon del personaje y otra más aún con The new 52. Sin embargo, Rick Veitch y Tommy Lee Edwards son dos nombres que pese a no arrastrar una legión de seguidores, suscitan un más que justificado interés de ese llamado “de culto”.
Tal vez el nombre de Rick Veitch suene más para algunos como dibujante, sobre todo acompañando a Alan Moore en la Cosa del Pantano, Miracleman, Supreme, Greyshirt o la tristemente inédita 1963. Sin embargo, Veitch tiene una carrera de más de cuarenta años como guionista y en su haber hay títulos de culto tan valorados como como los que componen la llamada trilogía del superhéroe. No tan prolífico ha sido el dibujante Tomy Lee Edwards y aún así tienen obras tan interesantes como Marvel 1985, Bullet Points o más recientemente Mother Panic.
Y así llegamos a Question: El diablo está en los detalles, la serie que nos traerá a Vic Sage hasta Metrópolis para cubrir el anuncio de la Aguja Científica, un enorme complejo que Lex Luthor proyecta construir con gran bombo y platillo y más de un asunto que ocultar. Conoceremos además toda una red criminal subterránea que opera a espaldas de Superman y un complot enraizado con las entrañas de la ciudad.
Más allá de la propia trama, existe una voluntad por parte de Veitch y Edwards de presentarnos un Question que parece rescatar sus raíces randianas, sin renunciar por ello a la mística de la era O’Neil. Es más, el componente místico es aún mayor y este Question se muestra como un caminante entre dos mundos. De algún modo, se comunica con la propia ciudad y sus energías espirituales como si fuera una especie de chamán a la vez de violento justiciero.
La verdad es no son pocos los hallazgos interesantes en esta visión de Question. No deja ser llamativo el hecho de que el mundo arraigado en la esencia de la ciudad sea un mundo casi en blanco y negro y sin caras y no parece haber mucha duda en que el hincapié se hace en la revisión del personaje más allá de la trama.
Sin embargo, ésta es quizá la mayor debilidad de Question: El diablo está en los detalles. La historia comienza abiertamente críptica y retorcida y la trama quizá tarda en llegar más de lo debido. Además la constante narración paralela en dos o más vertientes y la elección que lleva a cabo Tommy Lee Edwards para desarrollarla contribuyen a hacer más farragoso un cómic donde el experimento narrativo parecer quiere ser el centro de atención a toda costa incluso opacando la linealidad, el contexto y la fluidez de la trama.
Guión y dibujo pecan de lo mismo, Veitch nos deja muy buenas ideas, una revisión del personaje que es a la par innovadora y respetuosa con las anteriores y conceptos como los subterráneos interesantes y llenos de posibilidades, pero el caos a la hora de ordenar y dosificar la información enturbia un tanto la experiencia. Y de igual modo, Tommy Lee Edwards compagina una capacidad portentosa para el diseño con una serie de riesgos narrativos que, tal vez le vayan como un guante al ala más interior de la historia, pero no contribuye a que la capa externa discurra con fluidez.
Question: El diablo está en los detalles triunfa como análisis y revisión del personaje, pero adolece de una ejecución que tal vez pierde el hilo de la historia en favor de la idea que no termina de navegar en la misma dirección.
