Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El Puño de la Estrella del Norte 16

El Puño de la Estrella del Norte 16
Guion
Buronson
Dibujo
Tetsuo Hara
Formato
Rústica sin solapas con s/cub. 288 páginas blanco y negro
Precio
12,95 EUR
Editorial
Planeta Cómic. 2022
Edición original
Hokuto No Ken Ultimate Edition 16

Un hombre con el corazón hecho trizas y otro que directamente lo abandonó… La batalla decisiva entre Kenshirô y Kaiô equivale al choque entre el Hokuto Shinken y el Hokuto Ryûken. ¡A medida que la formidable contienda llega a su conclusión, se desvela el triste secreto de los inicios y el establecimiento del Hokuto Shinken! “¡¡Tú también fuiste un digno rival y amigo!!

¡Vamos que nos vamos! La aventura de Kenshirô encara su recta final, enfrentándose con su archienemigo y hermano Kaiô. Porque esa es otra: éste no es sólo un manga de artes marciales místicas, sino que tiene también un componente de culebrón que ríete tú de los venezolanos: hermanos perdidos, memorias borradas… Como en el último número el protagonista se despierte diciendo que todo ha sido un sueño le meto fuego a mi biblioteca conmigo dentro. Que con estas cosas no se juega, hombre.

El Puño de la Estrella del Norte 16

Sé que suena muy sobrado, pero que no se malinterprete esto que voy a decir: no hay forma de tomarse este manga en serio. Es un shonen de manual, de esos con protagonista invencible que en el último momento se saca de la manga una técnica secreta de la que no teníamos constancia hasta este momento para vencer el combate. A esto en mi pueblo se le llama pintar la diana después de tirar el dardo. Vamos, hacer trampa. Recuerdo esos primeros números, en los que Ken iba de pueblo en pueblo, como un desfacedor de entuertos embutido en cuero, golpeando impertérrito los puntos de presión de los facinerosos para que les explotara la cabeza, o se les salieran los brazos de sitio. Una perversión de los fundamentos de la medicina tradicional china, con sus meridianos y tal, pero que tenía su gracia en ver con qué técnica, a cual más truculenta, nos iba a sorprender en cada número. Ken era el luchador perfecto, el que despachaba una legión de enemigos sin romper a sudar ni mover el rictus, con su frase lapidaria “tú ya estás muerto”. ¿Cómo podía molar más? Pues Buronson y Tetsuo Hara lo han hecho, pasándolo de vueltas, igual que pasó con Bola de Dragón, donde las peleas a puñetazos dieron paso a alienígenas que volaban y destruían planetas chasqueando los dedos (¿al final cómo quedó lo de Namek?). De la catapulta infernal de los gemelos Derrick hablamos otro día.

Hace tiempo que El Puño de la Estrella del Norte saltó el tiburón. No obstante, todavía podemos dar con pequeños destellos de brillantez en una serie que lleva tiempo mostrando signos de agotamiento. Este último número, por ejemplo, me ha resultado más disfrutable que los anteriores. Igual es porque toda la trama de los hermanos Kenshirô, Raoh, Kaiô, etc se resuelve aquí, con el consiguiente desenlace del enfrentamiento entre las escuelas del Hokuto Shinken y el Hokuto Ryûken: una trama que lleva dando coletazos demasiado tiempo, mareando la perdiz y sin visos de llegar a ninguna parte. Parecía que el guionista se iba sacando flashbacks de la manga a medida que los iba necesitando, un giro argumental tras otro que desconcertaba más que explicaba acontecimientos del pasado. Pero como un mal sueño, todo llega a su fin, y la segunda mitad de este antepenúltimo número es un regreso a los orígenes, con Ken recorriendo el desierto salvando a los pobres lugareños del malvado de turno. En este caso, se trata de desbaratar las asechanzas de un ex-general del ejército de Raoh, que explota laboralmente a campesinos para acaparar comida con la que hacerse con el control de la zona. El clásico caso del terrateniente esclavista, pero a lo Mad Max. A mí me gustan más estas tramas sencillitas y con enemigos a los que Ken despacha de un sopapo indiferente que toda la saga mística del país de los Asuras, las auras diabólicas y los poderes místicos que hemos visto hasta ahora. Llamadme simplón, pero con estas peleas a bofetadas y la actitud de Ken de “te voy a dar tal hostia que te va a cambiar hasta la foto del DNI” yo me lo paso como los enanos del circo.

El Puño de la Estrella del Norte 16

El Puño de la Estrella del Norte es una macarrada, y como tal hay que leerlo y disfrutarlo. No todos los tebeos tienen que ser Watchmen ni pretender serlo. Algunos están concebidos como simple entretenimiento para consumo rápido y dejarte una sensación de qué bien me lo he pasado. También es verdad que te deja los músculos un poco en tensión y una idea subyacente de “como me mire alguien mal le meto tal patada que le mando la cabeza a Pernambuco”, pero tranquilos, se pasa pronto. A falta de dos números para que termine la colección, ya veremos si deja el pabellón alto.