Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Poison City nº1

Poison City nº1
Guion
Tetsuya Tsutsui
Dibujo
Tetsuya Tsutsui
Formato
Rústica con sobrecubiertas. 130×180 mm. 240 págs. B/N
Precio
9,95€
Editorial
Planeta Cómic . 2017
Edición original
Publicado originalmente por entregas en la revista Jump Kai de Shueisha. 2014

En los últimos años han comenzado a proliferar ciertos mangas contenidos, de unos pocos tomos, lejos de las series interminables que venían siendo costumbre. Por eso, incluso los que no somos acérrimos seguidores del cómic nipón no tenemos excusa cuando llega una serie como Poison City, de tan sólo dos tomos y más si viene firmada por Tetsuya Tsutsui, un autor del que cuanto menos siempre se puede decir que tiene planteamientos sugestivos, como demostró en Reset , Prophecy o Copycat.

Poison City nos sitúa en Japón en 2019, con los juegos olímpicos de Tokyo a punto de celebrarse. La historia se centra en Mikio Hibino, un joven mangaka que parece haberse abierto camino por fin para publicar una serie de terror. El problema es que Japón se encuentra inmerso en una campaña de censura que busca eliminar todo lo que entra en sus parámetros de los soez, violento o inmoral. El debate sobre la censura está servido.

Poison City nº1

A medio camino entre la realidad y la ficción Poison City nos cuenta de ese modo tan japonés la lucha de Mikio Hibino por prosperar en el mercado del manga mientras intenta mantenerse fiel a sus creencias. Pese a ser un seinen y tratar un tema que no sólo es adulto, sino que está más en boga en el Japón real de lo que nos pudiera parecer en occidente, los dilemas morales de Hibino están tratados con esa intensidad tan shonen del próximo partido de baloncesto en un manga deportivo, una partida de cartas del rollo Yu-Gi-Oh! o un combate a muerte en cualquier manga de peleas.

En cualquier caso y pese a esa cierta vehemencia un tanto adolescente en el tratamiento, Tsutsui se permite dejar ciertas reflexiones no sólo sobre la censura y sus reaccionarias motivaciones, sino a la deriva de falta de personalidad, de ausencia de autoría que genera en un panorama manga que camina hacia lo prefabricado.

Poison City nº1

Este tipo temas de cierto calado y con este tipo de tono parece ser una constante en el autor como ya nos pudo demostrar en Copycat y, aunque en occidente censura de esta naturaleza quizá nos pueda parecer el fantasma de otro tiempo, a nada que se indaga un poco en la coyuntura nipona, se puede ver que la historia de Poison City no está tan fabulada. Lo que al principio puede parecer una dramatización, cambio de contexto y puesta al día de lo que supondría en los USA en los años 50 la irrupción La seducción del Inocente de Frederick Wertham y la implantación del Comics Code se topa con la experiencia real del propio Tetsuya Tsutsui, que ya ha tenido problemas de censura con algunos de sus títulos anteriores. De hecho llega a menciona este pasaje histórico que quizá no es de dominio público para los lectores japoneses y varias obras obras de Tsutsui aparecen también en Poison City.

No es excusa de todos modos para el juego del engaño al que el autor juega con las portadas, ya que en realidad no representan a la historia central, sino a Dark Walker la serie de terror que nuestro mangaka protagonista lucha por sacar adelante, con lo que más de un lector despistado puede encontrarse con una obra muy distinta de lo que la portada sugiere.

Poison City nº1

Quizá se echa en falta que aprovechando este recurso Tetsuya Tsutsui nos hubiera obsequiado con varios registros gráficos y narrativos para la vivencia del mangaka Mikio Hibino y para su ficción, Dark Walker, pero no parece el lucimiento gráfico la prioridad de Tsutsui y cumple con corrección.

Pese a la cierta sensación de marcianidad con la que podemos recibir en occidente este tipo de tramas, Poison City plantea unas situaciones que quizá por exageradas que parezcan no son tan lejanas a nuestra sociedad occidental. En tan solo dos tomos, Tetsuya Tsutsui nos invita a pensar si no estaremos tan lejos de aquellos años de un tal Dr. Wertham.