En 1979 vio la luz la primera serie limitada originalmente concebida como tal en la historia del cómic: Mundo de Krypton, escrita por Paul Kupperberg y dibujada por un primerizo Howard Chaykin. En ella se contaba en más profundidad cómo era la sociedad del planeta de origen de Kal-El y cómo fueron sus últimos días, que sólo se había visto en flashbacks puntuales y en las historias de The Fabulous World of Krypton, complementos publicados en las series de Superman durante lso 70. Años después, tras el reseteo de continuidad que supuso Crisis en Tierras Infinitas, vio la luz una segunda miniserie con el mismo título, escrita por John Byrne y dibujada por Mike Mignola, con un resultado muy superior a la anterior y reeditada en un buen puñado de ocasiones, tanto en inglés como en castellano, y que presentó la versión oficial de los kryptonianos que estuvo vigente durante varios años. Y ahora, inmersos en un nuevo periodo de cambio en la continuidad DC, ha visto la luz el tercer volumen de Mundo de Krypton, con guion de Robert Venditti (X-O Manowar, Green Lantern, Hawkman) y dibujo de Michael Avon Oeming (Powers, Hammer of the Gods). Veamos qué nos encontramos en esta ocasión.
Con el título Mundo de Krypton nos podemos hacer una idea de la historia que tenemos entre manos: al igual que en las dos miniseries anteriores, en ésta se nos presentan los últimos tiempos de la sociedad kryptoniana, con el descubrimiento de la inestabilidad del núcleo del planeta, el papel que juega Jor-El en todo esto y la aceptación del destino fatal. Pero, evidentemente, además de evidentes similitudes, también hay notables diferencias, como ocurre con el origen de Superman contado en Action Comics nº1, en El hombre de acero de John Byrne y en el reseteo post-Flashpoint.
La principal diferencia argumental que nos encontramos es temporal. Mientras que cada uno de los números de las anteriores miniseries se centraba en un momento temporal diferente de la historia del planeta, la versión Venditti/Oeming abarca una temporada larga, pero sin largos saltos en el tiempo. La serie empieza con la presentación en sociedad de la recién nacida Kara Zor-El y termina con el momento en el que Jor-El y Lara Lor-Van eligen el planeta al que mandarán a su aún nonato hijo.
Al dedicar los seis números a la misma época también se profundiza un poco más en los personajes y en las relaciones entre ellos. Venditti nos plantea una relación de frenemies entre Jor-El y el General Dru-Zod, además de recuperar a un kriptoniano pre-Crisis, Kru-El, la primera mancha de la Casa de El. Todos estos personajes sirven además para utilizar la ciencia ficción para hacer reflexiones sobre el mundo real. Así por ejemplo, el enfrentamiento entre Jor-El y Dru-Zod plantea la oposición entre ciencia y fuerza bruta, y el uso de la Zona Fantasma deja clara la opinión del guionista sobre los castigos desproporcionados a los criminales, pudiendo recordar al Centro de Detención de Guantánamo y a la violación constante de los derechos humanos.
Quizás el paralelismo más interesante que plantea Venditti con nuestro mundo tiene una lectura ecológica. En un momento de la obra se plantea la posibilidad de salvar Krypton, a costa de que sus habitantes reduzcan drásticamente su consumo energético. Seguro que el lector será capaz de identificar problemas similares en la Tierra sin demasiado problema.
Pero si el guion de Robert Venditti es brillante con las varias capas de lectura adicionales a la historia de Krypton, el arte de Michael Avon Oeming es directamente espectacular. Hemos visto otras obras suyas donde ha demostrado ser un narrador más que eficaz, pero aquí además puede presumir de otras dos características donde nos deja con la boca abierta. Por un lado, la recreación de un Krypton partiendo de cero, sin basarse en el pre-Crisis que alcanza su punto álgido en Para el hombre que lo tiene todo de Alan Moore y Dave Gibbons, ni en la versión de Byrne y Mignola. Estamos ante un Krypton nuevo, diferente, con un regusto más a mundo de ciencia ficción que a epopeya superheroica.
Y, por supuesto, está el magnífico trabajo de diseño de página. Además de cumplir sobradamente en la narración de la historia, la composición de las páginas es para quedarse contemplándolas con la boca abierta. Un trabajo auténticamente sobresaliente.
Volver a contar por tercera vez los últimos días de Krypton en una miniserie con el mismo título provocaba un cierto recelo, la sensación de que nos iban a contar otra vez lo mismo. Y sí, es la misma historia, pero con matices que la convierten en posiblemente la mejor de las tres veces que la hemos leído. El hecho de que estén al frente dos autores de sobrada solvencia como Venditti y Oeming nos debería haber dado una pista. Una delicia que sin duda está entre los mejores cómics de DC que hemos podido leer en 2022.
